¿QUIÉN ESTÁ OBSTACULIZANDO?

No alcanzamos a vislumbrar el trasfondo económico y político que lleva a los gobernadores de oposición y, ahora, incluso a algunos de extracción morenista a denunciar el desabasto de insumos médicos, la lentitud con la que tapabocas, guantes y trajes aislantes están llegando a los hospitales o hasta la “mala calidad” de los productos entregados por los proveedores.
Es presumible que, al centralizar las adquisiciones, el gobierno federal impidió que en los estados se hicieran negocios al amparo de las compras de pánico. Pero también, según el subsecretario López-Gatell, hay evidencia de en muchos nosocomios se malgastaron los equipos de protección.
En muchas ocasiones, personal que de acuerdo al manual de procedimientos no tiene por qué utilizarlo, dispuso de equipos de protección reservados para quienes realizan tareas de riesgo, dice el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud.
Es una realidad que en todo el país hay escasez de esos equipos de protección (la hay en el mundo). Y aunque el gobierno federal asegura que los insumos ya fueron adquiridos, transportados y entregados, es necesario que las comunidades médicas denuncien a las personas que están obstaculizando la llegada de esos equipos de protección a las unidades de salud. Así es como podremos establecer si el desabasto se debe a burocracia, ineficiencia o desfalco.

NO ESTAMOS JUGANDO


Tales denuncias no deben quedar en el aire. Hay que aplicar sanciones o fincar las responsabilidades penales que correspondan a actos administrativos o de corrupción que conllevan negligencia criminal.
Por lo demás, el director general del IMSS tendrá que responder a los señalamientos del gobernador de Baja California, Jaime Casillas, quien se sumó a lo dicho por el comediante Eugenio Derbez en el sentido de que los médicos de su estado “están cayendo como moscas”. Zoé Robledo no puede dejar pasar la declaración y apostar al olvido.
En tanto, el director general de Insabi, Juan Antonio Ferrer, tendrá que convencer a los gobernadores panistas de que esas batas azules tan delgadas, casi transparentes, las cuales regresaron indignados, no son de uso clínico. O, bien, exigirles que se retracten si es que los mandatarios del blanquiazul ignoraron, deliberadamente, la indicación de que ese material fue donado por una empresa y no forma parte de los insumos que el gobierno federal adquirió (aunque también proceda de China).
Si no se aclaran estos señalamientos, acabarán culpando al Insabi de la mala calidad o la poca idoneidad de equipos de protección que la sociedad civil y algunas empresas están donando a los médicos: caretas, tapabocas y trajes que se entregan de buena fe, aunque no estén hechos de materiales para uso clínico ni mucho menos quirúrgico, sino de acrílico, tela común y plástico con el que se fabrican las bolsas para basura.

THE (DIABLO) GUARDIAN


“¿Por qué hasta la prensa internacional es tan dura con nosotros?”, le pregunta John Ackerman a Hugo López-Gatell, vocero oficial para el tema de la pandemia de coronavirus.
El conductor de Diálogos por la Democracia hizo este cuestionamiento a su invitado del programa en
TV UNAM del 5 de abril de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=khP0jnZebjc), pero la interrogante sigue siendo válida después del infame editorial del Financial Times.
El diario británico advierte en ese texto que “México tiene una presidencia imperial y un presidente imperioso”, citando obviamente a Enrique Krauze. Pero además proclama que se avecina una tragedia por la manera en la que López Obrador está manejando la crisis del coronavirus.
“Yo entiendo”, añade Ackerman, que la prensa local esté vinculada con ciertos intereses y figuras políticas. “Ya sabemos cómo está la economía política de la comunicación en México. Pero medios internacionales como el New York Times, Washington Post, The Guardian o la Deutsche Welle “también han agarrado a López Obrador y a México como un caso supuestamente negativo. Hasta se burlan de él”.
El Subsecretario considera que ese “discurso de repudio tan consistente” empezó antes de la epidemia de Covid-19: se originó “cuando se planteó la transformación del Sistema Nacional de Salud”.
Son precisamente los mismos medios locales y figuras del periodismo mexicano los que están “promoviendo columnas con amigos en los consejos editoriales” de la prensa internacional, observa López-Gatell.
El gobierno de la 4T “está planteando un reto al mundo entero”: que “los esquemas solidarios, los esquemas de interés público, la vocación de servicio y el combate a la corrupción es la vía de la transformación de los sistemas políticos”.
En el momento en que “un sistema con esa filosofía, con esa ética y con esa perspectiva empieza a tener éxito, se vuelve un cuestionamiento de facto a otro tipo de sistemas basados en la exclusión, la polarización política, social y económica, de concentración de la riqueza”, resume el funcionario.
Y es entonces cuando entran en acción “los anticuerpos” frente a lo que los neoliberales ven como “un virus”, acota Ackerman.

NO ES MISTICISMO


Enfrentar a un periodismo chintinoso es algo a lo que ya se va a acostumbrando López-Gatell, quien fue objeto de linchamiento mediático y digital cuando habló del “invaluable poder de convocatoria de un individuo que goza de legitimidad moral”.
A esa fuerza moral del Presidente es a la que se refirió el funcionario en una conferencia matutina. La frase “resultó en una virulento ataque por parte de los medios de información”, pero lo que el Subsecretario dijo tiene “una base técnica” y no política:
“No es misticismo”, la fuerza moral del Presidente “es una virtud técnicamente necesaria”. Se requiere “legitimidad para convocar a una acción colectiva” de distanciamiento, sin recurrir a las medidas de coerción que vemos en otros países, tales como el toque de queda y el estado de excepción.
López Obrador, recapitula el epidemiólogo, insiste en parafrasear una expresión del presidente Juárez: “Todo por la razón, nada por la fuerza”.
Ese principio demuestra que “articular a una sociedad a partir de una fuerza moral como la del Presidente, es indispensable. No se puede tener capacidad de convocatoria si el gobierno está orientado a excluir a las mayorías, a concentrar la riqueza y a poner el Estado o el gobierno al servicio de minorías. Llega un punto en donde eso es insostenible, como le pasó a México en las elecciones de 2018”.

LOS MUERTOS HABLAN


La campaña de descalificación a la que se han sumado algunos medios internacionales, contrasta con el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud a la estrategia de mitigación de la epidemia.

Se ha querido imponer una narrativa respecto al fracaso del gobierno ante la contingencia sanitaria. Mas, por muy alarmistas que fueron los pronósticos y por mucha desinformación que se haya generado respecto a los recursos del sistema de Salud, las cifras no coinciden con el escenario apocalíptico que pretende construir una derecha interesada en culpar al Presidente del supuesto desastre.
Aunque siempre podrán alegar que se maquillan las cifras de muertos al no hacer un análisis de la causa de cada neumonía, lo cierto es que los muertos no se pueden ocultar.
Por fortuna no estamos todavía en la situación de Nueva York, Madrid o Milán donde los hospitales fueron desbordados, aun cuando los agoreros anhelen ver el fin del mundo.

REZAGO DE DÉCADAS


“Si tenemos éxito” será “porque hemos sido disciplinados, solidarios y conscientes de que protegernos a nosotros implica protegernos a todos”, dijo López-Gatell.
Sólo de esta manera “vamos a tener menos contagios y menos casos graves, menos personas que van a necesitar atención en las terapias intensivas. En cuanto a los hospitales, obviamente hay un límite en las capacidades instaladas de un sistema de salud”.
Con dedicatoria para los que están tratando de imponer una historia donde todos los problemas del país comenzaron el 1 de diciembre de 2018 (al pasado regresan solamente para encontrar presuntas contradicciones entre el opositor Andrés Manuel y el hoy presidente López Obrador) y se emberrinchan porque el mandatario tiene otros datos, el Subsecretario insistió:
La 4T recibió “un sistema de salud con una carencia histórica de 30 o 40 años”; un rezago de cuatro décadas en inversión pública en salud y, en especial, en la construcción de hospitales y en la formación de personal.
Las medidas de mitigación de la epidemia parten de ese reto. Pero “ponemos un énfasis tan grande” porque “sabemos las limitaciones estructurales de nuestro sistema” de salud.
Es inevitable que durante la fase 3 tengamos “muchos casos y muchos de ellos graves”, tanto como es inevitable que los hospitales terminen saturados. “La gran diferencia va a ser que nosotros empezamos a prepararnos en enero y nos preparamos para todo el periodo de la epidemia”.
Dentro de esta estrategia que critica Financial Times y los medios nacionales que han venido sosteniendo el cuento de un gobierno que improvisa, “vienen los planes de reconversión hospitalaria. Se trata de reorganizar el sistema de salud para que sea funcional y pueda colaborar entre sí.
Si logramos “organizamos y que no se saturen los hospitales con personas que tienen una enfermedad leve, vamos a poder atenderlos a todos”. Habrá muertes, aceptó López-Gatell, pero en una epidemia bien administrada es posible minimizar “los riesgos y los daños”.

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