Inicia un nuevo ciclo mundialista con la selección mexicana de futbol. La FMF se decidió por un técnico con experiencia, argentino, de una nómina considerablemente alta, que desean lleve a la selección nacional al menos al quinto partido de la próxima Copa del Mundo.
Gerardo Martino, el segundo seleccionador mejor pagado de todo el continente americano, después de Tite, lo tiene claro; fue tema en su primer día de entrevistas. Llega como campeón en la MLS con el Atlanta United, lo que eleva sus bonos si olvidamos que tuvo dos fracasos mayúsculos de manera consecutiva con la albiceleste y que antes de eso tuvo un año para el olvido con el FC Barcelona, del que se confirmó como uno de sus peores entrenadores en las últimas décadas, con el estigma de dejar ir una Liga de último minuto.
Martino, el máximo ídolo de Newell´s Old Boys, equipo al que ha hecho ganar campeonatos como jugador y técnico, enfrenta un reto altamente desgastante en lo mediático. Cuando llegó a dirigir al seleccionado paraguayo, había ganado con creces el derecho a obtener el banquillo, al romper la liga doméstica con varios clubes. En esta ocasión, tras meses de jaloneos y el interinato de Tuca Ferreti, tampoco debemos olvidar que llega a la selección nacional gracias a una revuelta directiva que le impidió el paso al ex entrenador de Chivas, Matías Almeyda, quien a todas luces hace seis meses tenía más que ganada la candidatura principal para ser considerado técnico nacional.
El tricolor lleva seis mundiales consecutivos estancado. En Rusia 2018, después de la sorpresiva victoria ante la Alemania menos alemana, el equipo del olvidable técnico Juan Carlos Osorio se vino abajo y terminó siendo exhibido no solo por Brasil, sino por los suecos en la fase de grupos.
Uno de los grandes retos de Tata Martino es renovar generacionalmente algunos puestos en el combinado nacional. Veremos sus gustos futbolísticos, pues las presiones mediáticas de las televisoras dueñas de clubes y de los representantes de jugadores que dominan el entorno mexicano están en su apogeo.
El entrenador que llegó al quinto partido de Sudáfrica 2010 con Paraguay para poner un tráiler en la portería ante la súper favorita España, ahora pretende llegar a la misma instancia con la camiseta verde. El reto será complejo y en lo mediático estará lejos de ser una luna de miel.