Con López Obrador “no hay un nuevo paradigma político en México ni un nuevo modelo de la Presidencia, es simplemente la reconstrucción de una estructura de poder que los estadistas, desde Zedillo a Peña Nieto”, habían debilitado, dice el columnista Carlos Ramírez.
Con diversos mecanismos, el Ejecutivo fue cediendo a la sociedad civil espacios de autoridad que hasta ese momento acaparaba el Estado, resumió el autor de Itinerario Político en la conferencia titulada ‘La prensa ante la Cuarta Transformación, redefiniendo el nuevo paradigma’, que dictó en la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima el miércoles 8 de mayo, en el marco de la II Semana del Periodismo.
Por ejemplo, en México se violentaban los derechos humanos porque no había nadie que reclamara. Pero como Carlos Salinas quería firmar el Tratado de Libre Comercio y además necesitaba el apoyo de la Unión Europea que, por su cláusula democrática, exigía el respeto a esos derechos, creó la Comisión Nacional y la hizo autónoma aunque hoy la CNDH no sirva “de nada” porque los funcionarios “son burócratas”.
Vicente Fox creó el INAI en 2000, que consolidó la reforma política de José López Portillo. En 1978 se introdujo a la Constitución una frase que nadie entendió en su momento: ‘el derecho a la información será garantizado por el Estado’. Muchos creyeron que se refería a la libertad de expresión, pero hablaba del derecho de la sociedad a tener información de lo que ocurría en el Gobierno. Ahora, si una oficina de gobierno no responde a una solicitud de información, el INAI obliga al Estado a informar.
Todos esos organismos autónomos del Estado son espacios que fue cediendo el Gobierno, pero con la Cuarta Transformación el proceso podría echarse atrás, afirma Ramírez.
Quizá por eso López Obrador preguntó qué es la Sociedad Civil cuando, como egresado de Ciencias Políticas, tendría que conocer el concepto formulado por Antonio Gramsci, ya que desde que Enrique González Pedrero fue director de la carrera en la UNAM (de 1965 a 1970) el marxista italiano fue lectura obligatoria en la Facultad.
OPINIÓN SIN ANÁLISIS
No hay un nuevo paradigma, pese al título de la conferencia con el que Carlos Ramírez simplemente quiso llamar la atención.
Pero sí hay cambio en la relación prensa-poder. Y a lo que no está llevando el nuevo rumbo es “a dispersar el sentido de la información, y a quitar a la información crítica la posibilidad de aportar elementos de análisis para la toma de posiciones”.
Si esto se consuma, dice Ramírez, ¿dónde se va a informar la sociedad? “Mucha gente lo hace en Reforma que es prensa fifí pero aporta elementos; periodismo conservador pero muy de fondo y, sobre todo, de mucha verificación; no lanza sus comentarios así nomás”. La Jornada “es un poco más frivolona”, tiene la tesis de izquierda y si mira que algo es progresista “ya no” critica.
“¿Dónde se va a informar la sociedad si los medios (gigantes, medianos o microscópicos) están buscando desesperadamente recursos para sobrevivir”.
Otro punto es que no hay reglas de debate. Si acusan al Presidente de neopopulista, “te responden que eres prensa fifí”. Cuando este sistema político todavía es populista.
En 1972, una idea surgida del ámbito académico tuvo enorme repercusión política. Arnaldo Córdova (“padre de Lorenzo Córdova, aunque el actual presidente del INE odie a su papá”) publicó un ensayo basado en la tesis del doctorado que hizo en Italia, La ideología de la Revolución Mexicana (editado por Era).
Con 10 puntos explicó que todos los gobiernos posteriores a la Revolución fueron profundamente populistas. “Algunos populistas de derecha, como resultaron De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto. Y otros populistas de izquierda, como lo habían sido Cárdenas, Alemán y hasta Díaz Ordaz que tenía la obsesión de beneficiar a las clases populares”.
BUSCAN ANULAR LA CRÍTICA
Estamos ante una reformulación de la relación prensa- Estado, insiste Ramírez, “donde los medios vamos perdiendo la partida, no porque no entendamos o porque estemos metidos en la tarea de sobrevivir, sino porque el Estado o el Gobierno [de la 4T] está tratando de anular a la prensa crítica”.
Pese al acoso o el desinterés oficial, “de todas maneras la prensa crítica va a seguir existiendo” en nuestro país. En cambio, las redes sociales son “todo y nada”.
Twitter “nos ha excluido a los analistas”. A Ramírez hacer una columna le cuesta tres horas” de razonamiento y redacción, pero alguien con una frase lo deja “sin argumentos”.
Según Carlos Ramírez, las redes sociales, especialmente Twitter “que es la más dinámica, sirven para la socialización de las pasiones individuales”. Le llenan el muro “con saludos de gente que acaba de despertar. Las usamos como diván. En 280 caracteres sólo hay lugar para la fermentación de pasiones, no para las reflexiones. Y eso es malo para el debate de la democracia”.
A él no lo han tocado, quizá porque no es radical, “pero a quienes critican a López Obrador los apabullan como 200 mil bots”. Luego el Presidente dice que “no le consta” que haya una acción concertada, “pero es su aparato político”.
El desafío no son las redes, sino cómo mantener la calidad de los medios escritos o de los hablados, como la radio y televisión que ya han profesionalizado y elevado la calidad de la información que ofrecen.
SIGUEN MATANDO PERIODISTAS
Aparte está la amenaza para la prensa por parte de la delincuencia organizada. Se siguen matando periodistas en este sexenio. Y los ataques a veces son indirectos como ocurrió en el caso de Héctor de Mauleón. Al final resultó un intento de robo del auto del escritor, que sufrió el chofer mientras el autor de la columna En tercera persona estaba en una comida. Pero Ramírez sostiene que “pudo haber sido una venganza del crimen organizado en Ciudad de México, donde está dominando las relaciones sociales y de poder”.
La delincuencia organizada “usa, compra, corrompe o mata” a los periodistas. Ojalá no nos cierren la posibilidad de “participar en el debate, la crítica o la revelación de la estructura del crimen”.
No se le puede decir al gremio: “síganle aunque los maten”. El posicionamiento profesional debe ser: “protejan su vida, porque sirven más los periodistas que van criticando de manera suavecita pero constante, que aquel que quiere conquistar un premio revelando relaciones de poder muy sospechosas”.
Por lo demás, “se están matando entre ellos: el 90 por ciento de todos los homicidios dolosos son por pugnas entre las propias bandas. Los periodistas somos mosquitos molestos”.
BIOLOGÍA V.S. REELECCIÓN
Finalmente, Carlos Ramírez asegura que en la propuesta de gobierno de López Obrador está la idea de ser transexenal.
“De acuerdo a la tradición del sistema político, no creo que dure. Desde Obregón, la capacidad de un presidente de influir más allá de su sexenio no pasa del siguiente. Nos hemos ido en pares: dos presidentes sucesivos que obedecen al mismo grupo, y luego viene el cambio”.
En la reconstrucción de la estructura del poder, a imagen y semejanza de los presidentes anteriores al ciclo neoliberal, “hasta hoy tenemos un mandato constitucional donde no funciona la reelección”.
Veamos qué ocurre con la revocación de mandato y, si se modifica la Constitución, hasta cuándo duraría biológicamente un segundo mandato, porque López Obrador terminará su sexenio con 71 años de edad, advierte Ramírez.
Todos los gobernantes mexicanos que se reeligieron “llegaron por primera vez al poder alrededor de los 47 años. A los 71, Porfirio Díaz comenzó a operar su salida, pero como había destruido a todos sus posibles sucesores no le quedó más que reelegirse hasta que fue echado por la revolución maderista”.
La reconstrucción del viejo régimen “es estructural, sistémica, pero no constitucional, salvo en temas como la reforma educativa y la laboral.
Sigue funcionando el Estado autónomo, al que López Obrador va a sustituir con el Estado asistencialista. Así lo plasmó en su Plan de Desarrollo: entregará los apoyos económicos de manera directa para construir su base electoral. Veremos si la estrategia funciona en 2021 y luego en 2024.
HAY QUE ESPECIALIZARSE
Este panorama político determinará el contexto en el que se van a especializar los futuros periodistas. La situación exigirá una mayor capacitación, la sola licenciatura en Periodismo no alcanza, sentencia Ramírez, retomando el punto de partida de su conferencia.
Él mismo tuvo que optar “entre la economía y lo político” a la hora de especializarse. Escribió 14 de años de economía en El Financiero, antes de dedicarse a la columna política. “Se me facilitó más la política, pero sigo asistiendo a diplomados en Economía y quiero estudiar una maestría”.
Para Ramírez, el futuro es el periodismo especializado. Las teorías de la comunicación le dieron la guía para avanzar, “pero la sociedad está exigiendo más profundidad en los análisis de las realidades que estamos viendo, cuyas variantes son a muy corto plazo”.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en: www.carvajalberber.com y sus redes sociales.