Tras salir en rueda de prensa a explicar la compra de un condominio de súper lujo valuado en no 27.1 millones, sino 27.7 mdp, el gobernador José Ignacio Peralta Sánchez sufrió la en las redes sociales la realidad que vive en las encuestas: los colimenses no lo ven como un gobernante honesto, pese a su extensa, puntualizada y por momentos confusa explicación del “depa fifí”.
Si bien tiene razón en que este problema le surge ante su decisión de transparentar con pesos y centavos su patrimonio, tal cual exige la ley, también demostró que el tema le incomodó en demasía, retando a la prensa que se encargó de hacer éste un tema nacional: “los medios de comunicación cuantifican esos bienes en su valor de adquisición que fue de poco más de 3 millones de pesos, cuando su valor mercado de venta en 2018 fue de alrededor de 17 millones de pesos, de los cuales ha recibido poco más de 14 millones”.
Donde demostró aún más su incomodidad fue al no descartar “que ante la cercanía de tiempos electorales comienzan a surgir más señalamientos de este tipo, pero le reiteró a la población que ante cada señalamiento habrá una aclaración, pues no tiene nada que esconder y por el contrario, la honestidad y transparencia han sido sellos de esta administración”.
En el boletín de prensa que envió su gobierno, refiere que “un departamento que compró en la Ciudad de México en 1999 a un precio de un millón 150 mil pesos, en 20 años ha crecido su plusvalía, por eso en 2018 lo vendió a casi 12 millones de pesos, de los cuales le han pagado casi 10 millones. Y una casa habitación en Colima que en el 2009 compró en 2 millones 100 mil pesos, 9 años después, en 2018, la vendió en 5 millones de pesos”, además de que detalló el haber solicitado un “crédito hipotecario a Banamex, por 7 millones de pesos”, y la aportación de dos familiares más para completar los 27.7 mdp.
La realidad es que el entramado del “depa fifí” se viene sumando a un diluvio de temas escabrosos que ha sufrido el gobierno estatal en el mes de febrero: Mario Anguiano lo retó a explicar la compra de La Campana y la permuta de la ex Zona Militar; medios nacionales cuestionan la adquisición de la embajada colimense en CDMX; medios locales exhiben un auditoría excepcional en la que presuntamente aparecieron más de 1 mil aviadores en las escuelas federales de la entidad, y finalmente surge el “depa fifí”, un mazazo directo a la figura del Ejecutivo estatal.
A eso habría que sumarle el recelo natural del colimense promedio, que a duras penas aspira a la compra de una casa de interés social, y que ha visto cómo el sexenio de un ex titular de Fomento Económico ha sido de nulo avance en esta materia para Colima. Los comentarios en las redes de parte de la ciudadanía dejaron entrever su incredulidad y la poca confianza en su gobierno, por decir lo menos.
Por esos motivos, esencialmente, es que las redes reventaron ante la “puntual explicación” de la compra del “depa fifí”.