REDES PÚBLICAS

Antes que presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR), Jenaro Villamil es un periodista de larguísima trayectoria, experto en temas relacionados con los medios de comunicación y las redes sociales.
¿Cuál es tu valoración de este debate público sobre regular las redes sociales?, le preguntan Alberto Nájar y Ernesto Ledesma, conductores del noticiero Momentum en Rompeviento TV. ¿Es factible, posible y pertinente?
“Es un debate global, no se está dando solamente en Estados Unidos o México. Y se da en el marco de la tercera ola de las redes sociales: estas plataformas de tecnología de la web 2.0, iniciaron como redes de contactos personales y luego se convirtieron en redes de activismo ciudadano.
“El gran salto en la influencia de Facebook, Twitter, YouTube y, ahora, muchas otras, se da en aquella primavera árabe de 2011. Luego viene la revolución española en esas mismas fechas. Y, de una u otra manera, en México también vivimos esa oleada en la campaña presidencial de 2012, con la emergencia del movimiento #YoSoy132 y todo el activismo juvenil ciudadano que se dio durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, tan corrompido y profundamente dependiente de la televisión.
“Lo que estamos viviendo ahora es la tercera fase de las redes sociales. Ya no son solamente plataformas de activismo o, como al principio, de interacción personal. Son también grandes complejos globales de negocio. Ellos mismos lo dicen: las redes no viven de la libertad de expresión sino de vender sus espacios, de la publicidad.
“Pero desde 2016, con el Brexit, con Bolsonaro en Brasil y, por supuesto, con la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, empezamos a ver la parte oscura de estas compañías y de esta tecnología. Surge entonces la necesidad de plantear la posibilidad de que haya redes públicas nacionales.
“Las actuales son redes sociales privadas, plataformas comerciales que suponen problemas pendientes de resolver, como los que tienen que ver con el manejo de datos y con privilegiar el insulto, la intoxicación, la desinformación o la sobreinformación. Como se puede ver en el caso de Twitter, el que más insulta tiene más seguidores. Y eso es un incentivo para la des-democratización del debate.
“Desde 2020, con la pandemia de covid estamos viviendo la otra pandemia de noticias falsas, de rumores, que se ha dado en llamar infodemia. La emergencia sanitaria mundial nos obliga a hacer un replanteamiento de estas plataformas que, evidentemente, han sido las grandes ganadoras económicas de este periodo.”
 
EVASIÓN FISCAL

En ‘Crear redes públicas nacionales; infodemia, la otra pandemia’, entrevista con Jenaro Villamil transmitida el 6 de febrero de 2021 (https://www.youtube.com/watch?v=ICtcpybJ0q4&t=143s), Nájar le pregunta al autor de Ciberdisidencias (2014), La caída del telepresidente (2015) o La rebelión de las audiencias (2018): ¿cómo regular redes sociales que no sólo son empresas privadas sino corporativos mundiales, cuya operación técnica dificulta su sometimiento a una legislación local que prevea, específicamente, fenómenos como la infodemia?
“Es un asunto complejo que no se puede arreglar solamente a nivel nacional. Estamos hablando de plataformas bidireccionales: internet es una red de redes mundiales y no se puede regular de la misma manera que la televisión o la radio que son concesiones nacionales”.
Los medios que usan una frecuencia del espectro radioeléctrico se basan en otro modelo tecnológico, aunque los fenómenos de contenido sean muy similares a los medios que transmiten en el ciberespacio.
“Hay tres niveles del debate: primero, tiene que discutirse al nivel de modelos de soberanía tecnológica; segundo, a nivel de regulación y protección de datos personales, más que los temas de contenidos y libertad de expresión; y, tercero, se requiere también una regulación fiscal.”
En materia impositiva hay un gran vacío. Ellos hacen un gran negocio con los datos de los usuarios, sin la obligación tributaria que sí tienen la industria de la radio y la televisión o los periódicos.
“Aunque es importante que se dé en México, es un debate global. Y aunque esta tercera fase arranca en 2016, su momento más crítico está sucediendo ahora, 2020-2021, en el marco de la pandemia.
“Y sucedió con Donald Trump, un monstruo de Frankenstein que hizo renacer a Twitter, plataforma que empezó a marcar la agenda global informativa, gracias a la fuerza que adquirió con usuarios como el entonces candidato y luego presidente de Estados Unidos, y sus seguidores. Como aspirante a la reelección y perdedor de los comicios, viene la censura: esta actuación de Twitter y Facebook en el episodio del Capitolio que suena a hipocresía, porque evidencia que hay poderes encima de ellos que están obligando a estas plataformas a tomar medidas, entre ellos el poder militar de Estados Unidos.”
Las plataformas no son hermanas de la caridad. Para el presidente López Obrador son benditas redes sociales en función del uso que les damos los ciudadanos, pero son compañías transnacionales, gigantes tecnológicos de una voracidad impresionante. Un medio digital como Rompeviento TV sabe perfectamente cómo lo llegan a fagocitar YouTube o en general las plataformas de videos, sostiene Villamil.
“Hay que defender esa lucha por la independencia y la autonomía en el uso de la tecnología digital. Justamente, la neutralidad de la red y ¿quiénes son ellos para estar controlando el tráfico o el uso del internet?, son los grandes temas a debate, a nivel nacional y global.”
 
INFODEMIA Y VACUNAS

En el marco del derecho a la información, el derecho a ser no solamente informado sino bien informado, el SPR ha hecho un seguimiento puntual y muy pertinente de la infodemia, observa Ledesma. Y uno de los temas que más noticias falsas genera es la vacuna contra la Covid 19.
“La infodemia es un término que surge en el seno de la Organización Mundial de Salud. Sin embargo, la OMS ha sido desbordada y ahora estamos viendo su incapacidad para moderar mínimamente la voracidad de algunos países privilegiados para acaparar las vacunas”, comenta Villamil.
“Es terrible porque, como en las redes sociales, estamos también en manos de compañías privadas. Todas las vacunas están siendo fabricadas por particulares, no importa si son rusos, chinos, norteamericanos, británicos o alemanes. Estamos enfrentando una emergencia global sin una rectoría estatal.
“Desde que empezó la pandemia, la OMS se dio cuenta que había una oleada de negacionistas: decían que no existía el virus. Luego admitieron que sí, al denunciar que lo estaban inoculado y que era un invento de Microsoft.
“Todos hemos leído eso en Facebook, Twitter, en WhatsApp –que, como Instagram, también pertenece a Facebook– o en YouTube –que es una compañía de Google–, por más que esa plataforma hizo un esfuerzo por cancelar todas aquellas cuentas que estaban negando la existencia del virus. La oleada de noticias falsas se incrementó muchísimo en abril del año pasado: llegó a más de mil el número de fake news que estaban generándose en redes sociales.
“Aunque somos un sistema de radio y televisión también tenemos plataformas digitales y, como organismo del Estado mexicano, no sólo del gobierno, debemos darle un servicio a la sociedad. Vimos que era muy difícil para un medio privado estar curando la información, en el sentido del check news y del fact checking. Facebook lo intentó, pero pronto vieron que era como darse un balazo en el pie ya que son la plataforma por donde más han circulado noticias falsas.
“Nos dimos pues a la tarea, junto con un equipo de monitoristas y una serie de alianzas, incluyendo algunas internacionales con Télam (Agencia Nacional de Noticias de Argentina) y con la propia ONU, de hacer esta curaduría, de lanzar estas advertencias. Y estamos notando que este fenómeno se repite en cada país. En México se va a incrementar muchísimo más este año electoral, porque las vacunas entran dentro de juego de percepciones sociales y de golpeteo político.
“El fenómeno de infodemia no es menor, no es el chisme de la esquina o el cuento de cantina. Generó el año pasado incontables episodios de violencia social contra los enfermeros y contra las médicas, a quienes se les acusaba en redes sociales de ser los propagadores del virus, o bien, contra las empresas y los ayuntamientos que intentaban sanitizar los espacios públicos. Dijeron que en varios municipios estaban inoculando el virus en el drenaje y expulsaron a los brigadistas a pedradas; incluso llegaron a matarlos.
“Es un envenenamiento de la conciencia colectiva, una virulencia. Haciendo la analogía: un virus informativo que está estableciendo la creencia de que Facebook es como la nueva Televisa, que todo lo que se publica en Twitter es cierto. La mayoría de los usuarios de internet y de redes sociales en México, no tenemos cultura de discernimiento ni de ponderación. Eso provoca que de repente Lilly Téllez – una señora que, de periodista, pasa a senadora y luego se convierte en una estrambótica difusora de las fantasías más locas– se vuelva epidemióloga y vacunóloga”, se mofa Jenaro Villamil.
 

Comentarios

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *