RÉGIMEN, GOBIERNO Y OFICIO

“Siempre los inicios son duros”, y más cuando lo que Jenaro Villamil está estrenando como presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR) es gobierno, régimen y campo profesional: del mundo periodístico pasó al de la burocracia.

Entrevistado en el segmento de Julio Astillero en La Octava, el 4 de febrero de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=z6erq-_VCV0), Villamil señaló que, a un año de haber tomado posesión, “ya tiene una idea más clara de hacia dónde tenemos que ir la radio y la televisión pública”. Hay más certeza respecto al papel de los medios públicos en el ecosistema comunicacional.

Además de armonizar esfuerzos entre los diferentes medios públicos que hasta ahora caminaban con mucha autonomía, Villamil ha conseguido conjuntarlos:

“Los medios estaban fragmentados. Es decir, Canal 22 de la Secretaría de Cultura iba por su lado; el Once del Politécnico también; y el Canal 14, apenas con cuatro años de existencia, no producía cosas propias y compraba, era una caja registradora de producciones que nadie veía y que no problematizaban sobre la realidad nacional.

“El IMER fue básicamente abandonado y devastado durante la administración pasada; y sólo Radio Educación pudo mantener su identidad aun siendo una radio pequeña, porque tiene una comunidad de productores y conductores muy específica”.

Con una conciliación de infraestructuras, de recursos, de producción y de gente, se puede despertar al gigante que son los medios públicos. Villamil entendió que “si no hay unión, no hay fuerza, y menos ahora que el presupuesto para ellos ha sido reducido. Tenemos que buscar sinergias”.

CANAL 14 AUMENTÓ RATING

¿Cómo ha respondido la audiencia a esta nueva realidad de los medios públicos, comparada con los programas de medios privados?, pregunta Astillero.

“Fue siempre una audiencia pequeñita que ha crecido en este último año. Según los reportes diarios de NH Ratings, la empresa que fue contratada como una compra consolidada, el Canal 11 ha crecido en general un 26 por ciento, sobre todo en producciones nuevas como son las nocturnas.

El director del Once, José Antonio Álvarez Lima, es un político y productor con una visión muy clara de cómo mezclar el humor y la política.

“El Canal 14 ha crecido en un 30 por ciento su audiencia, gracias a que ha fortalecido su identidad al transmitir la versión completa de la conferencia matutina en Palacio Nacional”.

En el 14, el canal más joven del sistema y el único que está bajo la operación directa del SPR, “en los últimos dos meses logramos que la barra nocturna del domingo sea de los informativos y de los reportajes especiales, con temas como inmigración o la compra consolidada de medicamentos. “Estamos preparando un especial sobre la corrupción del sexenio anterior”.

Al Canal 14 prácticamente nadie lo veía ni sabía de su existencia, pero desde el arranque de la administración López Obrador ha incrementado su audiencia en un 60 por ciento.

Finalmente, “el Canal 22 sigue con una identidad muy clara, ahí manteniéndose”.

¿PÚBLICOS O DE GOBIERNO?

¿Los mexicanos son medios públicos que defienden y sostienen la línea política del actual gobierno  o hay crítica y diversidad en el espectro oficial?, cuestiona Julio Astillero.

Según Villamil, “hay crítica, pero debe haber más. Y hay diversidad. Pero también tienen que ser medios que defiendan la opción de un cambio político, social y económico, porque son resultado de un cambio de régimen en el país”.

La línea entre el medio gubernamental y el medio público siempre es muy delgada. “Y la mejor manera de darles esa identidad pública es a través de una ley. La siguiente fase que nos va a corresponder a quienes estamos dirigiendo el sistema, es crear una Ley General de Medios Públicos por consenso de las fuerzas políticas, para que la definición de lo que es un medio público sobreviva más allá del sexenio, de un gobierno o de la hegemonía de una fuerza política”.

Lo ideal sería que esa ley “garantice, de aquí hasta lo que dure su vigencia, independencia y autonomía editorial, sostenibilidad técnica y financiera, integración de la sociedad a los consejos editoriales, fórmulas de consejos de administración que sean realmente plurales y transparencia en el manejo de las producciones y en la contratación de las producciones. Sobre todo, la ley debe obligar a que se cuide la infraestructura: las antenas, las estaciones que son propiedad de la nación”.

ETIMOLOGÍA DEL EMBUTE

Llevar a la conversación pública el debate sobre el periodismo que se ha hecho en México, es parte de la discusión que los propios periodistas han venido sosteniendo en entrevistas y mesas de análisis desde que, al arranque del gobierno de la 4T, se empezó a hablar en voz alta de los vicios del oficio periodístico. Eso también propició que, gente ajena al gremio, empezara a usar términos propios del ejercicio profesional.

Chayo, embute, chacaleo, borregos, voladas y algunas otras expresiones son todavía de uso común en el periodismo en México, y todas ellas tienen una razón de ser y un origen, a veces no muy claro o confuso por las diversas versiones al respecto”, escribió Mario Maraboto en un artículo para la revista Forbes, publicado el 17 de marzo de 2014 (https://www.forbes.com.mx/de-chayos-chacaleos-y-otras-expresiones/).

Maraboto explica, por ejemplo, el campo semántico de ‘embute’:

“Se trata de una dádiva, ya sea en dinero o en especie, con la que se busca influir en reporteros, editores y directores de medios informativos para que la información difundida sea favorable. La palabra  no existe en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua y su práctica tiene un origen poco cierto.

“Hay quien dice que se remonta a la época porfirista (o quizá desde antes) al atribuirle a Porfirio Díaz la frase ‘maicear a los periodistas’, significando con ello la institucionalización del embute. Según el periodista veracruzano Luis Velázquez, durante el régimen presidencial de Porfirio Díaz se publicaban en el país cientos de periódicos de los cuales ‘sólo unos pocos  le eran críticos. El resto tiraba agua bendita al paso de Porfirio Díaz. Y, claro, cada vez se aparecían puntuales, puntualitos, en la oficina de la Presidencia de la República, un número incalculable de reporteros a cobrar el embute’.

“Entre los periodistas de la segunda mitad del siglo pasado era tema obligado en las giras con los funcionarios públicos, y ocasión de chistes y frases como: ‘En defensa del embute, ni un paso atrás’,  ‘Embute que no te corrompa… ¡agárralo!’, ‘Primero el embute y después la gira’, ‘Suspendan los salarios, pero autoricen manos libres pa’l el embute’.

CHAYOTE, CHAYO Y CHAYITO

‘Embute’ es sinónimo de ‘chayo’, aunque muchos piensan que uno es para acallar a la prensa y el otro para estimularla a expresar elogios al poder.

Chayo “es una forma ‘moderna de llamar al embute y es apócope de chayote. Sus derivados son: chayotero y chayotear, significando, respectivamente, a quien acostumbra vivir de él y a quien lo da sistemáticamente, por lo regular el ‘El Jefe de Prensa’ de la respectiva Unidad de Comunicación Social de una dependencia pública.

“Se supone que la expresión deriva de que hace muchos años la Presidencia de la República entregaba el ‘embute’ en la residencia oficial de Los Pinos por manos de una señora llamada Rosario; si el pago era considerable se decía que recibían un ‘chayote’, si era mediano entonces era un ‘chayo’ y si era muy pequeño, ‘chayito’, pero cuando los atendía el presidente en persona, dicen que lo que recibían era un ‘Rosario de bendiciones’.

“En otra versión, en su libro Los Presidentes Julio Scherer García ubica el origen del chayote en 1966, cuando en una ceremonia de inauguración de un sistema de riego en Tlaxcala, en las épocas de Gustavo Díaz Ordaz, un funcionario de la Presidencia entregaba a los reporteros el ‘embute’, semioculto entre plantas de chayote. ‘¿Ves aquel chayote?’, decían los reporteros; ‘Están echándole agua. Ve allá’.

“El ‘Chayo’ también es objeto de chistes y frases como: ‘El chayo es de quien lo trabaja’ o ‘Un jefe de prensa no vale nada si no tiene dinero para repartir…’, expresada por Humberto Romero, cuando era director de Relaciones Públicas del Departamento del Distrito Federal”, resume Maraboto.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.

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