¿RÉPLICA O VENGANZA?

Hernán Gómez Bruera es de los periodistas que, aun cuando ha manifestado su simpatía por la 4T en su programa El Octágono, no encuentra justificación para lo que el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo el viernes 11 de febrero de 2022 y repitió al lunes siguiente: exhibir al periodista Carlos Loret de Mola en la mañanera, mostrando datos personales como salarios y actividades profesionales del comunicador, exponiendo información privada.

Eso generó una respuesta muy airada de los adversarios de AMLO e, incluso, críticas de algunos de sus simpatizantes. La opinión pública se dividió entre los que vieron un exceso y un abuso de poder que representa un giro definitivo hacia el autoritarismo; y los que juzgan sano, legítimo y útil que la sociedad conozca cuánto ganan los periodistas, bajo el alegato que Carlos Loret también expuso sin razón información personal del hijo del presidente, y que no es realmente un periodista.

¿Fue un acto de intimidación, trátese de quien se trate?, preguntó Hernán Gómez. Y para debatir el asunto convocó a una mesa de periodistas, en la emisión del lunes 14 de febrero de 2022 por La Octava televisión (https://www.youtube.com/watch?v=AQgS-dFxKKg), donde participaron dos cercanos a la 4T: Meme Yamel, directora del canal The Mexico News en YouTube, y Luis Guillermo Hernández, director de la plataforma digital Sexta W.

Dos críticos del gobierno –Julio Patán, escritor y conductor de uno de los segmentos de noticias de Foro TV, y Juan Omar Sierra, periodista de la revista Proceso– habían aceptado participar en el debate, pero se bajaron. Para equilibrar las posturas, en el transcurso del programa se sumó el periodista Alfredo Lecona, podcaster de Grupo Reforma.

GRAVÍSIMO ERROR

Fueron dos contra dos, porque el anfitrión fijó en un editorial postura en contra:

Luego que Loret de Mola contestó que la cantidad es falsa y que el presidente está utilizando información de Hacienda para perseguirlo, Hernán sostuvo que “el presidente cometió un grave error” al violar la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares. No es correcto hacer algo así, “por más que sea un comunicador crítico o incluso un adversario político”. Si los ciudadanos somos iguales en dignidad y en derecho, hay que respetar los derechos hasta del “más nefasto de todos los periodistas”.

Es grave el hecho, “muestra una inclinación a caer en una lógica vengativa de ojo por ojo” usando de forma facciosa las instituciones. López Obrador parece estarse dejando llevar “por sus estados de ánimo, más que por la racionalidad y la templanza que debe caracterizar a un presidente”. En sus reacciones contra ciertos periodistas, ha “sobrepasado el límite de lo aceptable”.

Ya no es derecho de réplica ni crítica al trabajo de ciertos periodistas y medios de comunicación que representan intereses del poder económico en nuestro país. “La respuesta presidencial se ha convertido en un conjunto de ataques a nivel personal que buscan descalificar y denostar a determinados periodistas”.

En otro ejemplo, AMLO incluyó a Carmen Aristegui “en la lista de comunicadores conservadores y simuladores”; afirmación injusta y muy pasada de tono ya que ella fue una de las pocas periodistas que, en el pasado, “le abrió los micrófonos al obradorismo”.

Lo de Loret “fue un profundo error estratégico” –sentencia Hernán–, “un sinsentido”. “No todo se vale cuando se trata de luchar contra los adversarios… tiene que haber ciertos límites éticos”.

Lanzarse “contra alguien que acaba de sacar una investigación por corrupción en tu contra o en contra de alguien de tu familia, hace parecer como si no tuvieras argumentos para defenderte” y recurrieras a “la fuerza porque no puedes convencer con la razón”. Paradójicamente, un acto de fuerza fue leído por muchos como una demostración de debilidad y desesperación por parte de López Obrador.

“El reportaje de LatinUs y Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) sobre la casa en Houston, ya había sido bastante desacreditado después de las críticas que le hicieron periodistas y analistas” porque tiene muchas debilidades. El director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, desmontó varios de los elementos que apuntaban a un conflicto de interés. Y no era “necesario que el presidente en persona se lanzará de esta manera contra un periodista de forma vengativa”. Eso degrada la autoridad de la presidencia y la propia investidura.

DERROTA DISCURSIVA

“AMLO les dio una victoria discursiva a sus adversarios y la oportunidad de presentarse como perseguidos por el poder presidencial –sigue diciendo Gómez Bruera–. Además, les dio la oportunidad de reforzar una narrativa que señala a López Obrador como autoritario, aspirante a dictador… Pareciera que el presidente se empeña en que algunos crean eso.”

Y les dio también a sus adversarios la oportunidad de juntarse, bajo #TodosSomosLoret, en un Space donde periodistas, comunicadores, columnistas, académicos, políticos e incluso gente de la farándula mostraron su solidaridad con Loret. Ahí se presentaron como defensores de la libertad de expresión personas que en su vida han hecho nada por ella. “Margarita Zavala, Felipe Calderón, Vicente Fox, José Narro Robles o Lily Téllez, entre muchas otras figuras, se subieron al tren de forma por demás oportunista”.

La derecha quiere vincular este episodio al contexto de violencia que viven los periodistas en este país. Tratan de posicionar a Loret “como un periodista más que sufre la violencia que azota a quienes ejercen esta profesión en México. Y es tramposo, nada tiene que ver este episodio con la violencia cotidiana que viven los periodistas de a pie, especialmente en los rincones más remotos del país”.

Sumarse a la ola de indignación por las condiciones precarias de los periodistas de a pie, “es insultante”, apunta el conductor. Como bien lo dijo en un tweet Témoris Grecko, el sí “un defensor histórico” de los informadores”: ‘Mataron a cinco periodistas. La oposición hace héroe a Loret, a quien nadie va a tocar. ¿Quién les puso el balón? El presidente. Los políticos hacen del periodismo un botín político y a la prensa la matan más que nunca’.

Los obradoristas religiosos que atacan “por igual a todos los que criticamos” eventualmente al presidente, deben entender que “no es necesario estar siempre de acuerdo con lo que hace López Obrador”. Para transformar al país, “es necesario que el movimiento pueda ejercer la crítica y la autocrítica cuando sea necesario, porque la izquierda no puede existir sin pensamiento crítico”. Anular ese razonamiento es la antítesis del pensamiento progresista y de izquierda.

Para Gómez Bruera, reconocer que el presidente puede tener errores no es traicionar a la 4T ni a López Obrador, al contrario, es sumar a un proceso político que está cambiando al país. “Convertinos en seguidores acríticos del presidente, celebrarle todo lo que haga, no va a cambiar al país. Lo que hizo AMLO no estuvo bien y, ojalá, no se repita”.

EL VERBO ES TRANSPARENTAR

Meme Yamel reconoce que el presidente no hizo bien al presentar en forma tan personal el tema, porque le da demasiada importancia a Loret y se rebaja a su nivel. Pero no está mal que la gente sepa cuánto gana un periodista, sobre todo si recibe contratos públicos o si recibe dinero de políticos o de partidos. Eso debe transparentarse. “Lo entiendo, el presidente quiere combatir fuego con fuego, pero pudo hacerlo de otra manera”.

Luis Guillermo Hernández, por su parte, sostiene que con aquellos medios y periodistas que trabajan en buena medida con recursos provenientes de la publicidad oficial federal, estatal o municipal, se tendría que normalizar la exigencia ciudadana de conocer en qué los gastan.

Para Hernán, una cosa es que una empresa reciba recursos del erario –que deben transparentarse– y otra que el Estado pueda meterse con los ingresos de las personas, con información que está protegida por la ley y que forma parte del secreto fiscal. ¿No es grave violar esos derechos?

Yamel se planta en la incertidumbre respecto a la exactitud de la información sobre Loret que presentó el presidente. En la mañanera dijo que se la hicieron llegar y pidió al INAI que la corroborara. “Podría haberlo hecho de otra manera, particularmente mediante una Ley General de Comunicación Social que no ha sido regulada: sigue siendo la Ley Chayote de Enrique Peña Nieto”.

“De haberse reformado, con base en esa legislación podría pedirse transparencia de los recursos del gobierno federal que llegan a los medios. Si hay recursos del Estado, el medio debería transparentar qué hace con el dinero público porque no todo se va a campañas de publicidad: ¿cuánto les pagan, por ejemplo, a reporteros y camarógrafos?”

Hernández subraya que todavía no podemos asegurar que el presidente violentó algún precepto legal en términos de secrecía fiscal porque, en realidad, el presidente dio a conocer montos no oficiales. No presentó la declaración patrimonial de Loret o sus declaraciones a Hacienda.

“Quienes señalan que el presidente violentó ese precepto, en realidad, tienen miedo de que se transparente lo que ganan ciertos periodistas dedicados al golpismo mediático en este país y, sobre todo, temen que se haga regla común saber cuánto ganan los periodistas. Recordemos que un periodista puede modular sus puntos de vista en función del dinero que recibe y de quién lo recibe”, apunta Hernández.

EL PAGO, CONDICIONA

Son muchas las voces que exigen el derecho de la sociedad a conocer los ingresos de los periodistas, apunta Hernán Gómez. En un tuit, la diputada por Morena Patricia Armendáriz comentó que, por su función crítica de informar, todos los periodistas deberían dar a conocer sus ingresos y la fuente de los mismos. Y arrobó al INAI.

El propio López Obrador, cuando anunció en la mañanera del lunes 14 que solicitaría la intervención del INAI, deslizó una idea inquietante: todos estos medios tienen que ver con lo público, son entidades de interés público porque operan concesiones que otorga el Estado. Lo dijo refiriéndose a Televisa, donde Loret sigue cobrando aunque oficialmente renunció hace años.

¿Hay un argumento que sustente una petición para saber cuánto gana un privado cuyo salario no proviene de recursos públicos?, pregunta Gómez Bruera, quien adelanta que eso no lo ha visto en ningún país del mundo.

El argumento que encuentra Meme Yamel se refiere a los recursos públicos que podría haber estado recibiendo Loret. Eso se puede saber por transparencia. Pero el INAI no puede gestionar la información de Loret como privado. Se le podría preguntar directamente al medio de comunicación, pero en este momento no está obligado y, ciertamente, no puede hacerse a través de ese instituto.

Por eso hay que reformar la Ley General de Comunicación Social, para obligar a las televisoras –cuyas concesiones las otorga el Estado y reciben dinero público– a ser transparentes. “En Estados Unidos, cuando hay recursos de partidos políticos o cuando hay recursos de la campaña de algún político, el medio de comunicación debe transparentar esa inversión”, enfatiza Yamel.

En México, también –aclara Gómez Bruera. Haces una petición por transparencia y te deben informar cuánto invirtió un partido en determinado medio.

“Pero no están obligados todavía a informarlo de oficio –replica Meme–, y tendríamos que llegar a ese escenario. En este momento no podemos saber si a Carlos Loret de Mola lo han contratado en Michoacán o en Jalisco.”

Hernán contrataca: revelar los sueldos de los periodistas, ¿no los expondría a un secuestro?

Para Luis Guillermo Hernández, “que exista un periodista millonario es una gran anomalía dentro de nuestra profesión. Es indefendible bajo cualquier punto de vista que un periodista gane 35 millones de pesos al año. Eso no existe en un ámbito de comunicación normal”.

“Los intereses que tienen los periodistas son absolutamente importantes para una sociedad, por eso el periodismo debe ser una tarea sometida al escrutinio de la sociedad. Los ingresos de un periodista son de interés público ya que pueden llegar a condicionar su línea editorial, su libertad de expresión y de información. La existencia de un periodista multimillonario significa un cáncer para el ejercicio periodístico de nuestro país, no hay manera de justificarlo y se debe erradicar esa circunstancia”, concluye Hernández al finalizar la primera mitad del programa.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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