RÉQUIEM POR EL AMARILLO

Héctor de Mauleón publica hoy su columna en El Universal y allí filtra la noticia de la desaparición en julio próximo de la desaparición del PRD, Partido de la Revolución Democrática, por las razones que todos conocemos: Crisis política y crisis financiera. Afirma que se trata de un acuerdo ya tomado.

Este partido fue una evolución natural del Frente Democrático Nacional que apoyara la candidatura del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas a la Presidencia de la República en 1998 y que significó en su momento, la reunión de todas las fuerzas de la izquierda bajo las mismas siglas.

México atravesaba por momentos de crisis desde 1982 cuando Miguel de la Madrid tomó las riendas del País y vino la debacle de la figura presidencial a partir de su mala actuación frente al terremoto del 19 de septiembre de 1985 cuando las omisiones gubernamentales fueron ampliamente superadas por la sociedad que, con solidaridad, se sumó a las labores de rescate y asistenciales posteriores al sismo. Allí ganó el Presidente, ese nombre de Miguel de la Maldad. Pero sus políticas no apuntaban a algo bueno y un grupo de priístas progresistas como el propio Cuauhtémoc o Porfirio Muñoz Ledo se oponían a eso que después nos dijeron que se llamaba neoliberalismo y que encabezaba Carlos Salinas de Gortari. Así se lanzaba la pre candidatura del ingeniero, entonces gobernador de Michoacán. Se llegó a afirmar que, reunidas las cabezas de esa Corriente, dijeron al Presidente que apoyarían a cualquier candidato que deseara apoyar, a condición de que ese no fuera Salinas. El resto de la historia es ampliamente conocida: Salinas fue presidente a pesar de crear la división del PRI y de que Cuauhtémoc hubiera obtenido más votos en las urnas que Salinas, a quien se le entregó la victoria (y claro, la Presidencia).

Lo lógico entonces era formalizar ese Frente Democrático Nacional en un Partido Político y que su primer dirigente fuera el propio Cuauhtémoc Cárdenas. Así nació el 5 de mayo de 1989, el Partido de la Revolución Democrática y lo hizo con grandes augurios, que parecían confirmarse con el triunfo (reconocido) de su primer dirigente, como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México en 1997 y después con el triunfo (no reconocido) de Andrés Manuel López Obrador como Presidente de la República en 2006.

Brillantes páginas fueron escritas entonces el partido amarillo en la historia política del País. Pero al interior del mismo, siempre hubo, lo mismo figuras apreciables que despreciables y por supuesto, una lucha. La debacle comenzó con la aparición del liderazgo de Rosario Robles y con su relación con Carlos Ahumada y enseguida, con el ascenso del grupo (tribu) de los Chuchos, el apoyo al Pacto por México y la salida de López Obrador para formar el Movimiento de Regeneración Nacional. Morena domina hoy la escena política y consolida cada vez más su liderazgo. Continuó el PRD, con su alianza con el PAN para oponerse a la candidatura de López Obrador a la Presidencia de la República el año pasado y seguramente, la salida de personajes cuestionables como Héctor Serrano y Mauricio Toledo producida hace apenas unos días, fue el tiro de gracia. Le quedan todavía personajes muy cuestionados como Miguel Ángel Mancera (Mancero, dicen algunos capitalinos) y un puñado más como los Chuchos que nada tienen ya que hacer en la escena política.

En Colima, el PRD no tuvo muchos triunfos, pero fueron treinta años de marcha que dejan huella. Tuvo momentos brillantes y en más de un caso, fue un partido protagonista en la lucha político electoral. Esa huella es más profunda en la política nacional y en otras entidades como la Ciudad de México y Tabasco, Veracruz o Chiapas. Muchos triunfos se produjeron bajo sus siglas y muchos antiguos perredistas hoy son morenos, allí han encontrado su lugar.

El PRD nos deja muchas lecciones: Se va un Partido político que pudo haber llegado a la máxima altura y de hecho llegó, pero la causa de su partida fue la traición a sus ideales. Otros partidos como el PRI y el PAN también han traicionado esos ideales y sin duda están en capilla. ¿Qué va a suceder con ello? Quizás de los debates para la creación de la Guardia Nacional puedan obtener algunas conclusiones. La oposición debe existir, pero la oposición debe ser razonada y por supuesto, no se puede traicionar a las bases, la oposición debe ser seria y debe oponerse a aquello que sus bases se oponen. La cúpula de un partido debe defender la opinión de los militantes de ese partido, no los intereses de la propia cúpula. Finalmente, se trata de un juego democrático y así como la mayoría de los ciudadanos se decanta por un candidato y por un partido, al interior de cada formación política, también debe haber democracia y la mayoría de los militantes de cada partido debe marcar el ritmo de cada uno de ellos, pues de otro modo, el destino del PRD puede marcarles el camino del final de los otros.

En otro lado, podemos ver a ese Movimiento Ciudadano dejándose guiar por un gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, que llegó al puesto que ocupa, compitiendo con sus siglas, pero renegó de su Partido, y en su lucha por encabezar la oposición a López Obrador, ha perdido su brújula. Y con él ¿También la perdió Movimiento Democrático? El caso del Partido Verde, se cuece aparte: Podrán permanecer en la escena política cambiando de aliado para estar siempre con el triunfador ¿Pero, podrán ganar unas elecciones sin alianzas electorales? ¿Traicionarán a sus bases, cuando muchos de ellos (entre los que se cuentan algunos los más distinguidos) son traidores? Resulta difícil de entender, cuando menos para el que junta estas letras.

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.

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