De las dos “chicas super poderosas” que integraban la propuesta original de potenciales candidatas del indirismo a la gubernatura, la apuesta que funcionó electoralmente fue Rosa María Bayardo para la alcaldía de Manzanillo. La oportunidad de llegar a la coyuntura de 2027 como presidenta municipal de Colima se le negó, en cambio, a Viridiana Valencia.
Rosi llega al ayuntamiento porteño como una versión de gobernante morenista más aceptable para los sectores productivos del puerto, irritados con el radicalismo de Griselda Martínez. Y si bien tendrá en su cabildo como regidora de oposición a Martha Zepeda (quien ya conoce la administración, fue secretaria del Ayuntamiento en dos periodos y está dispuesta, además, a señalar los contingentes errores que la nueva edil cometa durante su curva de aprendizaje), Bayardo contará con todo el apoyo del gobierno estatal y, al igual que lo tuvo Martínez, del gobierno de México.
Manzanillo es la capital económica del estado. Es el municipio con el mayor presupuesto, la mayor fuerza policial preventiva, las mejores instalaciones propias, el más numeroso parque vehicular y el mejor equipamiento. Por supuesto, es el más extenso y poblado, pero es también el que tiene problemáticas viales, de infraestructura, protección civil y seguridad de más urgente y compleja resolución.
Rosi Bayardo se coloca al frente de la carrera por la sucesión de Indira, al asumir el gobierno del municipio con mayor proyección nacional, así lo sea por aparecer en el número uno de las ciudades más peligrosas del país dado el número de homicidios que se cometen por cada cien mil habitantes.
Si se guiara por la vieja tradición política, a Indira le convendría habilitar otras potenciales aspirantes a sucederla para no dejar a Rosi sola. El tapadismo tuvo su razón de ser, no sólo se trataba de divertir al mandatario saliente viendo cómo se ilusionaban sus colaboradores y se confundían los seguidores de los presidenciables, sino que buscaba proteger al delfín. La mínima sospecha respecto a quién era el favorito del monarca sexenal para sucederlo, convertía al presunto tapado en blanco de peligrosos ataques.
Sin embargo, como explicamos en la columna anterior, Indira no viene de la cultura del tapado sino de la práctica del adelantado. Esa función tuvieron los delegados de Bienestar en varios estados y, en Colima, tuvo buenos resultados la estrategia de AMLO. De esa superdelegación brincó Indira a la candidatura. Y, sin duda, la proyección que ahí alcanzó le permitió a Vizcaíno ganar el gobierno.
LA TIENE FÁCIL
Bayardo fue la candidata proporcionalmente más votada de la oferta de Morena. Y no es un logro menor. En Manzanillo se anticipaba un choque de trenes entre las dos vertientes del obradorismo que se estuvieron disputando la hegemonía política durante los últimos tres años, pero la locomotora de Rosi descarriló al armón tripulado por Martha. A eso, un cajón con cuatro ruedas sobre los rieles quedó reducido el proyecto político de Zepeda luego que decidiera jugar por la presidencia municipal con el apoyo de MC.
Sin demérito de su trayectoria política (fue la oficial del registro civil que, en Cuauhtémoc, inauguró en el estado la era de los matrimonios igualitarios; dirigente estatal del PRD y candidata a la gubernatura en la elección ordinaria y la extraordinaria de 2015), la viabilidad electoral de Zepeda del Toro siempre estuvo atada a las posibilidades que tenía la alcaldesa saliente, Griselda Martínez, de conseguir aunque fuera la primera minoría en la elección de senadores.
La impresionante obra pública y los programas sociales desplegados a lo largo de dos trienios, no le alcanzaron a Griselda para disputarle a la priista Mely Romero el segundo lugar en esa votación. Asumida como la versión femenina del Peje, Griselda construyó una base social identificada con la 4T pero, en su obsesión por frenar la postulación de Bayardo a la presidencia municipal, terminó haciéndose el harakiri con aquella entrevista que el periodista Ricardo Ravelo publicó en Sin Embargo.
A diferencia de Colima y Villa de Álvarez, el Ayuntamiento de Manzanillo tiene control presupuestario sobre los ingresos que genera el recurso hídrico a través de la Capdam (Comisión de Agua Potable, Drenaje y Alcantarillado), pero, al mismo tiempo, la responsabilidad de garantizar el abasto y el saneamiento del líquido usado en un municipio que depende de una tubería que viene de Armería.
En campaña para su reelección, Griselda anunció el tendido de un nuevo acueducto como una gestión suya, pero fue excluida de la ceremonia inaugural y la decisión no la tomaron quienes colocan los identificadores. La entrega de esta obra que le dio sentido a la última visita de López Obrador al estado y la primera de Claudia Sheinbaum ya como presidenta electa, encierra su propia significación: Griselda le deja a Rosi resuelto el problema del abasto de agua, pero no así el de las complejas obras de alcantarillado que hacen falta para librar a Manzanillo de los recurrentes encharcamientos e inundaciones.
En resumen, Bayardo tiene un amplio margen para lucirse como alcaldesa. Pero también cierto riesgo de fracasar políticamente si su administración no logra resultados superiores a los obtenidos por quien inauguró el dominio de Morena en el puerto.
VOLVER A EMPEZAR
Que no haya podido acceder a una plataforma política del tamaño de la presidencia municipal capitalina, no implica que la carismática Viridiana haya quedado fuera del juego sucesorio. Sólo que ahora –desde la Secretaría de Bienestar, Inclusión Social y Mujeres del gobierno estatal– tendrá que recorrer un camino distinto al que la llevó a posicionarse como una aspirante natural a suceder a Indira, a partir de ser diputada local, coordinadora de la bancada de Morena y presidenta de la Junta de Gobierno en el Congreso del Estado, pero, sobre todo, delegada federal de Bienestar en la entidad.
No podemos saber si Viri, como candidata de Morena a la alcaldía de Colima hubiera podido derrotar al abanderado del PRIAN, Riult Rivera. Es difícil especular al respecto basándonos en los votos que obtuvo Azucena López como abanderada sustituta, ya que el relevo ocurrió cuando faltaban tres semanas para la elección y después de una intensa campaña de propaganda negra para presentar a Valencia Vargas como una política empeñada en obtener un cargo, supuestamente, sin ser elegible.
Hay que subrayar que Viridiana fue privada de la candidatura por tecnicismos legales en el tema de la residencia, la cual le fue reconocida finalmente por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), aunque ya demasiado tarde pues, para entonces, Morena había registrado a la esposa de Leoncio Morán en su lugar, buscando como partido no quedar fuera de la elección municipal.
La secretaria del Ayuntamiento, seguida de los integrantes del consejo municipal electoral, el Instituto Electoral del Estado, el Tribunal Electoral del Estado y la Sala Regional Toluca del TEPJF, se negaron a validar las evidencias que mostró Viridiana para acreditar su residencia en la ciudad de Colima.
Ante la última instancia jurisdiccional, Valencia Vargas logró acreditar su derecho a buscar la alcaldía. Y, por eso, en el futuro nadie podrá acusarla de que su postulación fue un capricho o que se quiso torcer la ley para imponerla como candidata.
En ese contexto, fue un acto de enorme simbolismo que la gobernadora Vizcaíno designara a Viridiana su representante personal en el último informe de Margarita Moreno. Si se llegaron a dar la mano alcaldesa y secretaria, seguro salieron chispas. En el afán de reelegirse, la edil capitalina no sólo le negó la constancia de residencia sino que patrocinó el cabildeo ante los órganos electorales que, escalonadamente, le fueron negando a Valencia su derecho a ser votada.
ESTADO DE BIENESTAR
La confirmación de Ariadna Montiel como secretaria de Bienestar en el gabinete de Claudia Sheinbaum despertó, entre los simpatizantes de Valencia Vargas, la esperanza de que la secretaria estatal de Bienestar regrese a la delegación federal o, bien, que como funcionaria local reciba de la secretaria de Estado el apoyo para apalancar sus aspiraciones en 2027. Hay que recordar que el nombramiento de Viri como delegada coincidió con el arribo de Montiel a Bienestar.
Pensando que a la gobernadora no le conviene jugar con una sola carta la sucesión gubernamental, Viridiana podría usar a su favor la cartera de Bienestar que opera el eje de la política social de la administración indirista: las colibecas, que suponen apoyos económicos, pero, sobre todo, en especie para uniformes, útiles escolares y, señaladamente, las computadoras.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com
Excelente reportaje.
Esperemos que le vaya bien a Manzanillo con Rosa María 👍🏻