Uno de los temas primordiales y de los que más quejas se generan contra el gobierno de Ignacio Peralta Sánchez es el rubro de la salud pública estatal. Fue el tuno de comparecer para Miguel Becerra, ex delegado del IMSS que desde hace algún tiempo se unió a la ya abultada lista de secretarios encargados de los servicios de salud en la entidad, y sobre quien recayeron los señalamientos de escasez de medicamentos, de falta de médicos en los centros de salud de las ciudades y las comunidades, así como la carencia de equipamiento moderno para atender las enfermedades más sentidas por la población.
Contrario a lo que había hecho un día antes el Secretario General de Gobierno, el ginecólogo Becerra reconoció ante el pleno del Congreso estatal que el desabasto de medicamentos en la entidad es digno de preocuparnos, pese a que el presupuesto indica que se gastaron en más de cien millones de pesos en ese rubro. Pero como el Secretario de Salud resultó bastante transparente, nos dejó algunos datos reveladores que nos esbozan un caótico estado: presupuesto insuficiente para los requerimientos básicos de salud, médicos que corren peligro en las comunidades porque no sienten el respaldo de autoridades de seguridad alguna, y equipos obsoletos en casi todos los rubros, que obligan a subrogar servicios hacia otras instituciones públicas y/o privadas. Para rematar, terminó describiendo el Seguro Popular tal y como lo pintó en campaña el ahora presidente electo: “ni seguro, ni popular”.
Este golpe de realidad nos abrió el apetito para la comparecencia de uno de los secretarios que mece la cuna de la administración peraltista: Carlos Arturo Noriega, de Planeación y Finanzas. La falsa creencia de que el rubro financiero del actual gobierno es lo rescatable del actual gobierno, se desmoronó en poco tiempo. Colima es un estado endeudado, con deuda a largo plazo, heredada incluso desde el gobierno de Mario Anguiano, que sin embargo se ejecutó en el interinato de Ramón Pérez Díaz, nunca transparentándose en qué se gastó, dando lugar a especulaciones como la que denunció el jueves pasado el diputado Francisco Rodríguez, al señalar que se había gastado en la campaña extraordinaria.
Aun así, Noriega navegó en su mensaje con la bandera del ex… gobernador. Los cuestionamientos de la deuda a corto plazo se limitaron a una promesa de que se pagarán a más tardar tres meses antes del cambio de gobierno estatal, ¿será? Los diputados le reprocharon opacidad, el hecho de que se presupueste recurso y después se reclamen la falta de pagos, como en el sector educativo, además de que el endeudamiento no se refleja en la mejora de la calidad de vida de los colimenses. Todo esto, sin olvidar el montón de pasivos y contra recibos que no se han finiquitado por parte de la administración estatal, y que son una merma para el capital de las empresas y proveedores colimenses.
A medio sexenio, estamos ante una encrucijada: necesitamos una aspirina, pero no podemos comprarla. A menos que nos endeudemos…