Ya hay detenidos, procesados y sentenciados por agresiones a periodistas en México, afirma el coordinador de Comunicación Social y vocero de la Presidencia de la República, Jesús Ramírez Cuevas.
Es una buena noticia para un país donde, además de los niveles de violencia contra informadores, era proverbial en sexenios anteriores la impunidad de los delitos de agresión y homicidios de periodistas, agrega.
El funcionario subraya que a las mañaneras de Palacio Nacional tienen acceso los representantes del Comité de Protección a Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), Artículo 19 y Reporteros sin Fronteras (RSF), organizaciones internacionales que defienden la libertad de expresión y el derecho a la información. Aunque también reconoce que se ha restringido el paso a ciudadanos que no puedan acreditarse como reporteros, ya sea de un medio de comunicación o un emprendimientos en redes sociales.
El portavoz de la 4T conversó con Ernesto Ledesma en el programa Perspectiva que conduce el también director del canal por internet Rompeviento TV, el 6 de noviembre de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=HxvtbvhCTcY), como parte de una mesa de análisis donde participaron también los periodistas Jan-Albert Hoosten, representante en México del CPJ, y Luis Guillermo Hernández, director de la Sexta W, titular del programa Radar y conductor de uno de los espacios que la red de Periodistas de a Pie tiene en esa televisora alternativa.
PASQUÍN, ES UNA REDUNDANCIA
Para continuar el debate sobre el tono de las respuestas que da Andrés Manuel López Obrador a los periodistas que lo critican, Luis Guillermo Hernández retomó el planeamiento que han hecho el CPJ, RSF y Art. 19, en el sentido que el presidente debería prescindir de adjetivos calificativos en sus exposiciones relacionadas con los medios de comunicación:
“Llamar ‘pasquín inmundo’ al pasquín inmundo que es Reforma, es redundante. No es el papel del presidente. Tendría más impacto exponer la mentira y la falsedad de la campaña mediática en su contra, sin calificar, personalizar ni individualizar los comentarios. Además, es innecesario porque en estos casi dos años de conferencias matutinas hemos ido aprendiendo a entender, como gente de a pie, la lucha entre los diferentes poderes que están en pugna en nuestro país.
“El presidente ha sido pedagogo político para muchos ciudadanos que nos hemos ido enterando, en la mañanera, cómo se procesan las cosas en la política nacional. Pero cuando agrede directamente a un periodista, cuando abiertamente lo llama corrupto, ratero, mentiroso o farsante, el mandatario no sólo falla en el mensaje sino que se expone innecesariamente a una andanada de críticas que van más allá de la investidura.
“López Obrador ganaría más prescindiendo de esos calificativos y, simplemente, haciendo que la sociedad entienda la podredumbre de los medios tradicionales de comunicación: un entramado de poderes ocultos y relaciones oscuras que han trazado, durante muchos años, el proceder y la acción de esos medios en México.
“Quienes salimos de esas empresas, sabemos que los medios tradicionales están podridos por dentro. Los conocemos y por eso entendemos perfectamente el mensaje del presidente, pero la sociedad no conoce esa podredumbre interna.
“López Obrador ayudaría mucho más exponiendo, como lo hizo hace unas semanas cuando presentó el análisis discursivo de las principales columnas de opinión en ocho periódicos mexicanos, la forma en que se está ejerciendo la libertad de expresión. Han convertido a López Obrador en el presidente más atacado por los medios impresos, y evidenciar eso impacta mucho más que la diatriba a algunos periodistas.
“Le serviría más al presidente relanzar su relación con los medios desde otra perspectiva. Ahora que tiene una credibilidad mucho mayor a la que tiene ese entramado mediático tan decadente, López Obrador debería aprovechar la circunstancia a su favor para bajar el tono de sus comentarios sobre los medios. Hablar en un lenguaje más conciliador, incluso más neutro, para que el mensaje llegue con más contundencia.
“Ignoro si esto sea una cuestión propia del presidente o se tenga que dirimir en otras áreas de la comunicación gubernamental, pero ganaría más Andrés Manuel si prescindiera de los calificativos a la prensa”, resume Luis Guillermo Hernández.
CONTESTAR Y ESTIGMATIZAR
Jan-Albert Hoosten hace “una pequeña distinción entre lo que es contestar una información y decir que es falsa, a contestar que esa información es falsa y, aparte, que viene de un medio neoliberal y encubridor de corruptos. Lo primero es contestación, lo segundo es contestación y estigmatización”.
El presidente tiene derecho a responder a cualquier información que él considere falsa, y lo hace casi a diario. Pero cuando el lenguaje se usa para señalar al mensajero, diciendo que es corrupto o ideológicamente adverso a la posición del gobierno, “la respuesta se convierte en diatriba”, dice Hoosten.
NO MATES AL MENSAJERO
En su turno, el vocero de la Presidencia de la República reitera su profundo respeto al trabajo de los periodistas y de los medios, pero también cuestiona “el mal periodismo, es decir, el que se hace por intereses que no son los de informar”.
Para Jesús Ramírez, “las frases hechas no ayudan. ¿Por qué se ataca al mensajero y no a quien manda el mensaje? Bueno, porque en muchas ocasiones los medios no son mensajeros sino actores. ¡Ese es el tema!
“Discutir con argumentos y no con calificativos ayuda a clarificar las cosas, pero a veces, por necesidades de comunicación, se tienen que utilizar ciertos calificativos que ayudan a expresar, con mayor precisión, lo que se quiere decir.
“En el uso del lenguaje y las formas, el Estado mexicano debe respetar la pluralidad, sin estigmatizar. Pero no puede caer en la parálisis de lo políticamente correcto. Si ha de hablar con la verdad, a veces tiene que decir que los medios son actores.
“Por eso es importante lo que sucedió en Estados Unidos. Cuando las televisoras censuraron al presidente Trump por considerar que estaba diciendo mentiras en un mensaje en cadena nacional, los medios demostraron que son actores y no solamente mensajeros. Aunque con ello se arriesgan a ser juzgados como actores, ya sea como opositores o como favorecedores a la causa del gobierno.
“Es parte de la vida democrática. El poder político tiene que acostumbrarse a dar explicaciones y a no molestarse cuando lo cuestionen con base, con argumentos y con pruebas. Y todos debemos intentar sostener una discusión que no conlleve el uso de un lenguaje agresivo.”
Debemos parar esta violencia verbal tan frecuente en los procesos de discusión política, social y hasta cultural en nuestro país. Muy marcadamente en las redes sociales, la discusión y el debate civilizado van desapareciendo, desplazados por campañas de estigmatización, de odio y de pánico moral, con las fake news como herramienta deliberada para construir realidades.
“Esas estrategias vienen de actores como Cambridge Analytica y otras agencias que se dedican a armar redes de bots, precisamente para favorecer intereses políticos y económicos”, expone Jesús Ramírez Cuevas.
DEMOCRACIA BAJO ASEDIO
Para el exdirector del periódico Regeneración, órgano oficial del partido Morena, la democracia que vivimos está bajo el asedio de verdaderos maestros de la manipulación.
“Hay documentales muy interesantes”, disponibles en las plataformas OTT, sobre el uso de la información personal e íntima de la gente con el fin de orientar su visión política y preferencias electorales. “Eso no tiene que ver con la democracia, al contrario, la democracia está amenazada por esas estrategias de psicología política y manipulación de masas con la ayuda de robots”.
Hay que exponerlo porque también el gobierno ha sido víctima de estas campañas. “No nos victimizamos, pero es verdad”, sostiene Jesús Ramírez.
Se dice que el presidente estigmatiza cuando revela estrategias como las que llevaron a intelectuales, académicos, periodistas y medios a coincidir en ciertos temas. Cuando vemos de repente un consenso de todas esas voces, se revelan acuerdos previos para defender los mismos intereses. “Y denunciar que hay un bloque opositor amplio (el BOA) ayuda a evidenciar ese juego”.
Ramírez Cuevas llama a no embozarse en la libertad de expresión ni en la excusa de: ‘yo soy un mensajero, a mí no me digan nada, nada más vengo a decirles lo que quieren las farmacéuticas’.
“Muchas de las campañas de información utilizan técnicas periodísticas. Quieren sensibilizar a la gente para favorecer puntos de vista político, no para resolver los problemas”.
En esa estrategia de manipulación se usan temas reales (la lucha de las mujeres, las medicinas para niños con cáncer, las estancias infantiles o la inversión de energías renovables), “todos legítimos y en los que deberíamos profundizar para evitar que haya injusticias o situaciones que afecten a la mayoría de población”. Y, sobre estos temas, montan una serie de ataques con el objetivo de cuestionar la cuarta transformación y fundamentar la restauración del viejo régimen.
“Hay una estrategia mediática que busca restaurar la corrupción y el viejo sistema político. Tenemos que mencionarlo todos los días para que no ocurra, para que el cambio sea hacia adelante y no un retroceso como el que el que se fragua, aunque no exclusivamente, desde algunos medios de comunicación.
“No es casual que veamos coincidencias de intereses aparentemente alejados o de factores que nada tienen que ver entre sí. Ahora un medio de comunicación está tomando como referencia a las voces de medios que son su competencia. Eso no ocurría antes, pero ahora es muy frecuente”, dice Ramírez Cuevas en evidente alusión a El Universal.
(Ese diario ha estado entrevistando a periodistas e intelectuales de diferentes medios con el fin de probar que López Obrador tiene bajo acoso a la libertad de expresión en México. Si bien, El Universal alterna esos testimonios con otras opiniones que, en menor cantidad, descartan que tal persecución oficial esté ocurriendo).
“Digo todo esto nada más para demostrar que hay estrategias e intereses. Y problemas que se esconden con esas estrategias. Por ejemplo, muchos de los actores que cuestionan al gobierno están en interdicción judicial: tienen que pagar impuestos, deben renunciar a contratos que obtuvieron de manera corrupta o terminar con situaciones que afectan a los mexicanos.
“El gobierno de López Obrador está dispuesto a transformar al país para favorecer el interés de todos los mexicanos. El objetivo de la 4T es hacer un gobierno democrático y tener un presupuesto para todos. No ser un gobierno oligárquico que, como en el régimen que heredamos, sólo atendía a sus amigos y hacía negocios con sus amigos.”
¿CÓMO REGULAR LAS NOTICIAS?
Tras reconocer la protección que ofrecen el CPJ, Art. 19 o RSF a periodistas que han sido agredidos por gobiernos y poderes fácticos, Ernesto Ledesma se pregunta si estos organismos podrían contribuir a regular a medios de comunicación, pero también a las redes sociales que están generando una enorme cantidad de noticias falsas. En tiempos de covid, la infodemia ha contribuido a agravar los estragos de la pandemia.
Luis Guillermo Hernández señala que regular a la prensa mexicana, estableciendo una ley o reglamento que circunscriba la actuación de los medios de comunicación, es prácticamente imposible dadas las características de la sociedad mexicana.
“Hasta Enrique Peña Nieto, los gobiernos federales tuvieron un muro de contención para evitar que la figura presidencial sufriera los embates de los poderes mediáticos: los medios respondían a la lógica del poder presidencial y, las pocas voces críticas, eran prácticamente silenciadas.
“Esta dinámica cambió en 2018, el presidente de la república no tiene ya un muro de contención que haga frente a la embestida de los medios de comunicación que le son adversos.
Los medios públicos deberían plantear la circunstancia nacional de una manera verídica, plural y seria, pero están siendo aplastados por esta avalancha de voces críticas en todos los medios de comunicación privados, muy molestas porque perdieron recursos, relevancia, presencia y peso político.
“Cuando escucho al presidente criticar a los medios de comunicación, oigo su hartazgo y fastidio. Pero le hace falta crear su propia barrera: construir un polo de comunicación oficial que permita dar a conocer el mensaje presidencial, frente a ese poder fáctico que opera en contra del gobierno, precisamente, porque les retiraron apoyos, recursos y privilegios.”
La sociedad no ha podido frenar esta embestida, porque carece de elementos para valorar la disparidad que hay entre las opiniones a favor y en contra de la 4T. “Faltan voces y espacios que equilibren esta disputa ideológica, y no se están creando”.
Esto no sólo va a seguir así, sino que se va a enconar todavía más conforme se acerque la elección intermedia del próximo año. “Las avalanchas informativas se van a convertir en una verdadera guerra mediática en contra de la cuarta transformación”, advierte Luis Guillermo Hernández.
PROHIBIDO PROHIBIR
Finalmente, Jan-Albert Hoosten llamó a prevenir una legislación que prohiba las noticias falsas. “La posición del CPJ es que prohibir no es la solución, porque deja mucho espacio al gobierno para establecer criterios autoritarios”.
Es más una cuestión de autorregulación por parte de la sociedad y, en ese sentido, los medios y el público deben ponerse de acuerdo en un diálogo natural y orgánico respecto a las estructuras de la verdad, es decir, sobre qué consideramos hechos verdaderos y qué falsedades, explica.
También en la conversación que se da en redes sociales y en los nuevos medios digitales hay un abuso de noticias falsas. Pero no basta subrayar el efecto que tienen esas fake news en la blogósfera para desalentar el abuso. Hay que promover un diálogo entre los usuarios de esas redes, para que sean los propios internautas quienes se comprometan a moderar los infundios, sugiere Hoosten.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.