La comparecencia del ¿todavía? Secretario de Salud del Gobierno del Estado de Colima, Miguel Becerra Hernández, ante el H. Congreso del Estado, destapó la cloaca que son los servicios de salud en la entidad, descrito fehacientemente bajo la cifra de un pasivo por $490 millones 459 mil pesos “en los rubros de proveedores, laudos, recursos humanos y dispensación de medicamentos”, es decir, un colapso total.
Dolores González Meza, dirigente de la Sección 30 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA), durante el mitin previo al desfile de trabajadores el 01 de Mayo, ya había expuesto una serie de fallas que dejan inoperantes e inservibles los servicios de salud en la entidad, exhibiendo la falta de medicamentos, equipamiento y falta de plazas que afectan a cientos ¿o miles? de ciudadanos colimenses que diariamente buscan algún tipo de servicio médico, además de malos tratos de los directivos hacia los trabajadores sindicalizados, quienes precisamente se quejan por la inoperancia en que los deja la falta de los mínimos insumos.
La diputada Blanca Livier Rodríguez y el propio presidente de la Comisión de Salud y Bienestar Social del Congreso, Guillermo Toscano, desde el arranque de la presente legislatura ya habían exhibido, en recorridos sorpresa, la falta de los enseres mínimos requeridos para una atención decente a la ciudadanía colimense en diversas clínicas y centros de salud. Tras sus indagatorias, las quejas de los propios trabajadores del sector salud les llovieron a través de mensajes a sus redes sociales y sus móviles, por lo que el panorama era cada vez más claro de que los servicios estatales de salud son uno de los cánceres más potentes en la administración del Ejecutivo.
Hace unos días, el propio diputado Toscano desveló la falta de insulina en diversos centros de salud, por lo que tuvo a bien citar al titular de la Secretaría de Salud y Bienestar Social del Gobierno peraltista para que explicara el origen de las fallas. El pretexto que dio el Secretario de Salud ha sido el más recurrido incluso por el propio gobernador José Ignacio Peralta: echarle la culpa al gobierno de Andrés Manuel López Obrador de la inoperancia de este sector.
Hace unos días, el pasado 09 de mayo, el propio Peralta Sánchez había declarado: “si es para beneficiar a los mexicanos, aceptamos traspasar el sector salud al gobierno federal”. A como están las cosas, no cabe duda de que estamos en el fondo del mar y cualquier movimiento será una mejora; el sector salud no podría empeorar más en manos del gobierno federal, por lo que habría que tomarle la palabra el Ejecutivo estatal.
La peor inconsistencia de los pretextos del gobierno de Colima al culpar a la administración de AMLO por la falta de operatividad del sector salud estatal es que la debacle no lleva seis meses, lleva años. Y esos pasivos de casi $500 millones de pesos son la evidencia más fehaciente. El sector salud de nuestro estado está en coma, es hora de que se haga algo al respecto.