“SE LAS METIMOS DOBLADA”

El canal informativo ADN 40 lanzó este domingo 2 de diciembre un hashtag con los cuatro acontecimientos que más impactaron al público en la semana anterior: la firma del T-MEC, el nuevo tratado de libre comercio de Norteamérica; el suicidio del comisionado Carlos Alberto Bonnin Erales, saltando desde el quinto piso de la sede del INAI; la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador o “los dichos de Taibo” en la FIL de Guadalajara.

Que una expresión alburera, “se las metimos doblada”, se colara entre las grandes noticias de la semana se debe indudablemente a la manera en que estas palabras de Paco Ignacio Taibo II, el anunciado director del Fondo de Cultura Económica (FCE), fueron sobredimensionadas en los medios de comunicación y, entre otros espacios políticos, en la Cámara de Senadores.

Exagerada reacción que evitó, por otra parte –y no quiero ser conspiracionista pero la casualidad se dio–, que otro hecho escandaloso como la inclusión en la Orden Mexicana del Águila Azteca de Jared Kushner, asesor senior y yerno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generara un debate tan acalorado como el que correspondía a la máxima condecoración que el gobierno mexicano puede otorgar a un extranjero.

LA LEY TAIBO

El miércoles 28 de noviembre, durante la presentación del volumen doble con sus novelas El olor de las magnolias / La Libertad, la bicicleta (Planeta, 2018) en la Feria Internacional de Guadalajara, PIT II –quien estaba acompañado de su hermano el también escritor Benito Taibo–, fue cuestionado por alguien del público sobre la polémica de su designación como director de la editorial, distribuidora y cadena de librerías más importante del Estado mexicano.

Una polémica surgida de un hecho: Taibo es español de nacimiento, naturalizado mexicano en 1964, y no podría según la ley ser funcionario de primer nivel. Sin embargo, la Comisión de Igualdad de Género del Senado de la República aprobó (el 21 de noviembre) la reforma al artículo 21 de la Ley Federal de Entidades Paraestatales, propuesta por la senadora Citlali Hernández de Morena, que permite a las personas naturalizadas como mexicanos ser funcionarios públicos.

Con la reforma se incorpora el lenguaje de género en toda la ley para garantizar la progresividad de los derechos humanos y privilegiar la no discriminación, según el principio del artículo 1 de la Constitución. Pero también, incorpora el criterio establecido por la Suprema Corte de Justicia que, en la acción de inconstitucionalidad 20/2011, señaló que el principio de igualdad se traduce en la obligación de los legisladores para no crear leyes discriminatorias.

Si bien el Estado Mexicano tiene la facultad de exigir la nacionalidad mexicana para determinados cargos públicos, la Suprema Corte estableció que esta potestad “no es absoluta” sino que la exigencia debe ser razonable en función del cargo de que se trate. De esto se excluye al Fondo de Cultura Económica, la principal empresa editorial pública que fue durante sus años de esplendor (1948-1965) dirigida por el argentino Arnaldo Orfila.

Como la reforma permitiría entonces el nombramiento del novelista e historiador al frente del FCE, legisladores panistas la denominaron “Ley Taibo”, explicó Jenaro Villamil en una nota de Proceso (https://www.proceso.com.mx/560656/aprueban-reforma-en-senado-que-permitira-a-taibo-ii-dirigir-el-fce).

SE PASÓ DE LÉPERO

De vuelta en la FIL, al resumir el estado de la cuestión Taibo expuso que la iniciativa de reforma ahora pasará a la Cámara de Diputados. Y entonces pronunció el escritor y promotor de la lectura la sentencia que indignó a propios y extraños:

“…si en todo caso no pasa para el lunes [3 de diciembre], va a haber un edicto del presidente de la República nombrándome encargado de despacho mientras sale la ley. O sea, sea como sea se las metimos doblada, camarada.

“Perdón, ya sé que me pasé de lépero. Pero si algo conquistamos los mexicanos este julio pasado es el derecho a llamar las cosas por su nombre: los ladrones, ladrones; los traidores, traidores; los enmascarados, enmascarados; los culeros, culeros. Por lo menos, lenguaje y claridad”.

PALABRAS ALTISONANTES

La expresión generó interpretaciones coincidentes en señalar el tono grosero de Taibo:

Por ejemplo, la senadora panista Xóchitl Gálvez –quien como funcionaria de la administración Fox introdujo las ‘malas palabras’ en el discurso oficial– se quejó de la vulgaridad de la expresión de Taibo y señaló que, dirigida a los miembros del Congreso, la frase refleja que Paco es “un violador en potencia”:

“Este hombre está dispuesto a fornicar a las senadoras y senadores, porque también a los hombres les pasa, en contra de su voluntad, si no estamos dispuestos a hacer lo que él quiere”.

Impugnada por los reporteros que cubrían la rueda de prensa, Xóchitl defendió la posibilidad de usar palabras altinosantes en la conversación pública (una vez le dijo a Rosario Robles que “está cabrón robar”), pero nunca para ofender. Es decir, describió la situación, no le dijo “cabrona” a Robles.

En un tuit, Gálvez inscribió en la cuestión de género un debate que debiera girar en torno al perfil de Taibo como superfuncionario cultural o, como hizo Jaime Labastida en una entrevista que le hice, sobre el modelo empresarial del Fondo como la gran paraestatal del libro:

“No permitiremos que se siga normalizando la violencia de género”, escribió Xóchitl en su cuenta de Twitter, para luego agregar la etiqueta: #PacoIgnacioTaiboII.

Para hacer coherente con su manera coloquial de hablar, y honrar el derecho de los mexicanos a llamar las cosas por su nombre, la ex comisionada para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas tendría que haber advertido que PIT II sencillamente se quiere “coger” a los senadores.

Voces escandalizadas como ésta, pero sobre todo la prepotencia con la que Taibo asume que su designación es inevitable, obligó al escritor a disculparse y a la bancada de Morena a congelar la Ley Taibo. Pero de eso hablaremos en una siguiente entrega.

 

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