La propia secretaria del Bienestar, María Luisa Albores, vino a Colima a presentar el programa Sembrando Vida del Gobierno de México; y no solo vino porque el programa en sí es una de las estrategias más potentes de la Cuarta Transformación para cambiar la vida rural de nuestro país, sino porque la inclusión de nuestro estado en este apartado representa una fuerte inyección de recursos para las bases del desarrollo del campo colimense y las y los campesinos, muy distinta a lo que se recuerda en las últimas décadas, e incluso en la historia de nuestra entidad.
Por principio de cuentas, Sembrando Vida va desde las raíces, como si tratara de garantizar los frutos que se esperan de él, poniendo en el centro de los beneficios a los productores que históricamente han sido relegados por las dependencias destinadas a desarrollar el campo nacional.
Serán un total de 5 mil los productores beneficiados de manera directa, “sin piquete de ojo” diría el presidente Andrés Manuel López Obrador, quienes recibirán $4 mil 500 pesos mensuales, además de las ganancias que obtengan por su producción, más un apoyo de $500 pesos para un fondo de ahorro que les permitirá ser autofinanciables en proyectos derivados. Serán un total de 12 mil 500 hectáreas puestas a producir, apoyados por 600 becarios de Jóvenes Construyendo el Futuro y la contratación de 50 técnicos especializados en la agroproducción.
Además de fomentar el autoconsumo, este programa ataca el desempleo y beneficia de manera directa la economía de estas familias; como lo diría López Obrador, mueve “la economía de abajo hacia arriba”, y como beneficio agregado, tratará de inhibir la migración dentro del territorio mexicano, al igual que hacia el extranjero.
En Colima, el dinero circulante mensual (pues los pagos serán mensuales, no bimestrales como otros proyectos) por este programa ascenderá a $25 millones de pesos. Y serán un poco más de $2 millones aproximados (también cada mes), por los becarios que se beneficiarán de estos proyectos en específico.
Aparte de lo ya mencionado, los productores tendrán un
seguro de vida y de parcela, lo que permitirá que las posibles afectaciones por
motivos de salud, así como por desastres naturales sean más llevaderas cuando
sucedan.
La Secretaría del Bienestar también estima la necesidad de que se requieran 1
mil 100 millones de plantas de diversas variedades para sembrar en 1 millón de
hectáreas a nivel nacional, siendo éste otro sector del mercado que se verá
beneficiado de manera directa.
Las bondades de este tipo de programas en entidades pequeñas como Colima explican el malestar de las organizaciones campesinas que eran controladas por el régimen priista y panista, cuyos representantes se movilizaron a la capital de la República para evitar que se plasmaran estas cifras de manera definitiva en el presupuesto de 2020, pues el control del presupuesto designado al campo se ha escapado de sus manos.
Como lo dijo la secretaria Albores, Sembrando Vida es un programa que apoya al campo, pero mejora las condiciones de vida de miles en cada entidad, motivo por el cual AMLO designó que se aplique mediante su dependencia, la del Bienestar.
A esto se suman alrededor de $250 millones de pesos bimestrales que caen a Colima como derrama económica por los programas del Bienestar que llegaron a la entidad desde el inicio de la 4T, como es el caso de Jóvenes Construyendo el Futuro, las Becas Benito Juárez y las pensiones para Adultos Mayores.