“Revisando los encabezados y cómo los distintos medios están retratando el tema, podemos concluir que sí hay una campaña mediática contra Andrés Manuel López Obrador”, dice Ernesto Ledesma, director de Rompeviento TV, quien junto al bloguero Rubén Luengas conversó sobre esta cuestión con Julio Hernández López “Astillero”.
Están tratando de aprovechar cualquier feminicidio o infanticidio para criticar al Presidente, cuyo discurso sobre esos temas “tiene un sentido de profundidad mucho mayor” al que le quieren atribuir sus detractores. “Atender las causas no es un asunto menor, es la manera de detener la violencia”, dijo Ledesma.
En el espacio de Julio Astillero en La Octava, del 18 de febrero de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=DnQ-WFXiHwE), el también conductor de Perspectiva refirió que, por ejemplo las comunidades zapatistas, desde que empezaron a trabajar un proyecto estructural en materia de salud encontraron que la solución no podía ser simplemente coyuntural.
El EZLN reconocía que si los pueblos indígenas tenían un problema de salud, este no se solucionaría sólo con el abasto de medicamentos. Necesitaban un lugar para atender a los enfermos y, para ello, debían construir clínicas y contratar personal; además de capacitar a médicos, paramédicos y enfermeras. Pero, luego, con programas de nutrición tenían que evitar que los indígenas sigan enfermando: son pueblos desnutridos por discriminación.
“Hay que atender, pues, el fondo del problema. Si hay una tremenda descomposición del tejido social es, como refiere Andrés Manuel, porque también se rompió el tejido familiar. Y desde ahí hay que reconstruir a México”.
TEJIDO SOCIAL DESTRUIDO
En 36 años de neoliberalismo, quizá desde antes, se ha venido descomponiendo el tejido social. Vimos en las elecciones pasadas cómo hubo gente que vendió su voto, lo mismo que en las antepasadas y ahora mismo están saliendo a reclamar públicamente que no les han pagado por asistir a las asambleas constitutivas de partidos emergentes, sentencia Ledesma.
“En el país, sectores completos de la población sufren una crisis de baja autoestima. Son capaces de venderle su alma al diablo, por nada. El resto los estigmatiza pero todo tiene una historia: hay una explicación a por qué llegaron los sicarios a ese nivel de insensibilidad”.
Y sí, en el tema del feminicidio y del infanticidio, como lo están solicitando varios colectivos feministas y grupos activistas se requiere una fiscal que dé atención específica a esos casos.
Y, por supuesto, la 4T debería redactar un decálogo, no improvisado sino estructurado, contra el feminicidio. El Presidente debería hablar con su equipo de trabajo, con todas las fiscalías y con los colectivos, para acordar una carta compromiso como hizo con la cartilla moral, sostiene Ledesma.
“Pero aunque a veces no se ayuda el propio López Obrador y no siempre estemos de acuerdo con algunos de sus proyectos, lo cierto es que personajes como Fernando Belaunzarán que era porro en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, esa clase política que destruyó el país y los periodistas que ahora ladran porque ya no reciben chayote, todos fueron cómplices de Felipe Calderón, Peña Nieto, Salinas de Gortari, Vicente Fox y Ernesto Zedillo, a quien casi no se le menciona pero fue de los mandatarios más represores (con la matanza de Acteal) y apátridas (con la venta de los ferrocarriles)”.
FOCAS APLAUDIDORAS
Ledesma invita a cuestionar a Andrés Manuel López Obrador si la estrategia de seguridad está funcionando, pero “debemos asumir que en un año es imposible ver resultados, aunque tiene que empezar a darlos”.
“Hay corrientes, abajo y arriba, que se están moviendo para tratar de impedir que haya una recomposición del tejido social, porque en la medida que sigan las tragedias en el país habrá combustible para la ultraderecha que quiere regresar, y para los sectores corporativos que también quieren recuperar lo que perdieron”.
Para los periodistas es obligado ser equilibrados: hacer un esfuerzo para que la crítica a una autoridad no suene como aquellas focas que aplaudían a los presidentes anteriores y ahora aplauden a éste; pero que tampoco sean críticas absurdas que, además, se aprovechan del dolor de la gente.
EDUCACIÓN PARA LA LIBERTAD
Rubén Luengas está totalmente de acuerdo con Ledesma en que debe haber algún tipo de convocatoria nacional, bien diseñada y bien pensada, porque estamos viviendo una situación de emergencia:
“Hay una crisis civilizatoria a nivel mundial, que en México está repercutiendo de manera brutal por falta de educación. No sólo nos hace falta instrucción, desde hace algún tiempo el modelo de educación fue diseñado para formar a los soldaditos del neoliberalismo.
“Esa educación como práctica de la libertad que desarrolló el pedagogo Paulo Freire en Brasil, Bolivia, Chile o Guinea-Bissau, no consiste en meter al alumno en un currículum como hace la SEP en México”.
Nuestro país tiene muchos contrastes geográficos y culturales –dice alguien que lo ha recorrido como corresponsal de Telemundo– y altos niveles de descomposición social, por la marginación y el olvido de amplios sectores de la población. Nada menos los migrantes, al cerrarles las puertas los vuelven presas fáciles del narcotráfico.
“Para lanzar esta convocatoria, yo me apoyaría en los dueños de Televisa, TV Azteca, Imagen Televisión o incluso La Octava, que deben dar su opinión porque siguen teniendo mucha influencia en la sociedad mexicana. ¿Van a seguir dando telenovelas baratas, con historias estúpidas?, o ¿podemos hacer algo por este país, deslindándonos de la influencia que nos llega de Estados Unidos?”
Parafraseando a Erich Fromm, Luengas dice que en su mayoría los mexicanos están luchando por tener y se olvidaron de luchar por ser. Eso genera un vacío espiritual. Lo acaba de decir el Sector Salud: la depresión es la principal enfermedad mental en este país. Eso explica de dónde viene esa gente que comete o es cómplice de infanticidio.
Ledesma coincide con Luengas en que México es un ejemplo plausible, que puedes identificar de abajo a arriba, de lo que significa realmente esta crisis global de valores. Y para responder a la pregunta: ¿cómo llegamos hasta aquí?, basta recordar que con la entrada de Fox a la Presidencia se rompió el tablero, porque cambió la regla.
“Es lo que no vio venir el primer panista en Los Pinos, cuando soltó la jauría. El gobierno soltó a los carteles y ya no hubo esa pax mafiosa del PRI. Es cuando empezaron a tomar el control los carteles, incluidos los criminales de cuello blanco”, apunta Ledesma.
TIEMPO DE REACOMODOS
Para Julio Astillero, no sólo en el análisis político sino hasta en sectores como el empresarial se habla de dejar atrás el neoliberalismo, por la necesidad de superar esta etapa de injusticia y de desigualdades que llevó a la ruptura del pacto social y, a las familias, a una disgregación por la incapacidad de mantenerse económicamente con un solo sueldo, lo que obliga a ambos padres a salir a trabajar, dejando a los hijos solos en casa.
¿Estamos realmente en este momento sentando bases políticas, económicas y sociales para verdaderamente cambiar de modelo por uno distinto al neoliberalismo?, pregunta Astillero.
El conductor observa que hay muchos entendimientos, sobre todo recientes, como la cena con los empresarios para el reparto de cachitos de la lotería, o la presencia del Presidente en un acto de la CTM o el impulso a una nueva central obrera morenista, la CATEM, en cuya asamblea López Obrador se sentó entre Pedro Haces Barba –líder de esa confederación de trabajadores y del partido Fuerza Social– y Ricardo Monreal, con el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, entre los invitados especiales.
Con el obispo Onésimo Cepeda, el presidente de la Concamin, Francisco Cervantes, o la ex candidata presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota, ahí presentes, López Obrador dijo que valora a los empresarios que tienen una idea de la dimensión social de la iniciativa privada, y que entienden los reacomodos que se están viviendo.
A Julio Astillero, el término reacomodo le inquieta, “porque una cosa es reacomodo y otra es revolución. Mientras la segunda implica cambios profundos, un reacomodo equivale, simplemente, a meter el vino presuntamente nuevo en los odres empresariales viejos”.
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