En México, “las mujeres estamos luchando porque se reconozcan nuestros derechos políticos y se nos permita ejercerlos”, dijo la alcalde de Manzanillo, Griselda Martínez, en el conversatorio ‘Mujeres’ realizado el domingo 15 de diciembre de 2019 en la plaza Juárez.
El ejercicio de esos derechos, siguió diciendo la edil porteña, topa con la violencia que se ejerce contra las mujeres a la vista de la sociedad y con la complacencia de las instituciones, “sin que nadie señale y diga que eso es violencia política de género”.
Celebrada en el marco del Tendido de Libros que durante tres días mantuvieron en esa explanada el Ayuntamiento de Manzanillo y Educal (el sábado, la expo-venta fue visitada por el director del FCE, Paco Ignacio Taibo), la mesa contó además con la participación de Isamar Ramírez, Marisa Messina, Sara Cernas y Grecia Navarro, como moderadora.
Griselda Martínez denunció que “a los hombres que son políticos no les exige que estén bien peinados y maquillados”, mientras que “a las mujeres que tenemos un cargo en el gobierno” se les critica su forma de vestir y calzar, el peinado y hasta “si se nos sale la lonja”.
Más adelante en el conversatorio, la munícipe reconoció que “quienes estamos en algún cargo público tenemos más obligación”, porque “moralmente estamos obligadas a dar los pasos para que otras mujeres puedan acceder a cargos y para que sean respetadas cuando accedan a esos cargos”, pero también a llevar a cabo políticas públicas que garanticen “la no violencia”.
EL VIOLENTÓMETRO
Griselda Martínez denunció la doble victimización que sufren las mujeres violentadas: primero por el agresor y luego por las instituciones establecidas para defenderlas pero que, por falta de perspectiva de género, no saben canalizar la denuncia.
Ella misma ha padecido esta situación e, incluso, ha sufrido la triple o cuádruple victimización que se da cuando la sociedad no se indigna ante los hechos de violencia contra las mujeres, y cuando los medios de comunicación justifican la agresión o cuestionan los motivos de la mujer para presentar la denuncia.
Desde la campaña electoral y el arranque de su administración, Griselda Martínez ha sido objeto de violencia. Como otras víctimas, la Alcalde conoce el violentómetro que mide cómo “la violencia va escalando hasta convertirse en violencia asesina”.
Ella vio escalar la violencia, vio a los medios “golpeando con todo” ante la vista de la sociedad y del estado de Colima. “La violencia en los medios fue escalando para justificar el asesinato de la Presidenta”, diciendo que era “corrupta”, mal vestida, “ignorante” y “loca”, pidiendo de plano “ya que la maten”. ¡Y la sociedad no dijo nada!
“Pero lo peor es que cuando se vienen los 37 disparos contra una camioneta que no era blindada, de los que en forma inexplicable no nos pegan ni uno, sigue la violencia y dicen [en los medios] ‘ella armó el atentado’ para llamar la atención porque ‘está loca’”.
“Y sigue la violencia –añade Griselda– porque cuando el asesino no lo logra a la primera, lo vuelve a intentar en cuanto tiene las condiciones propicias”, como se ha visto en tantos casos de violencia intrafamiliar.
Y cuando presenta la denuncia, no sólo se revictimiza a la víctima sino que se le criminaliza, bajo el argumento de que ‘eso le pasa porque quién sabe en qué anda metida’. Como cuando en redes le decían a Griselda ‘ya no digas nada, por eso las matan’. Para salvar la vida, ‘no hay que decir nada, no hay que ofender a los poderes’.
SI ESO LE PASA A UNA PRESIDENTA…
Griselda Martínez dijo en el conversatorio que tras identificar a sus “generadores de violencia”, fue “a presentar una denuncia por violencia política”. Pero cuando “pedimos auxilio (igual que ocurre a la mujer golpeada por el marido que llama al 911) y entrego esa información”, inmediatamente “quienes me quieren ejecutar, y otros, se enteran que me ando quejando”.
La edil porteña llamó a “romper esquemas institucionales que son caducos, para poder garantizar nuestro derecho elemental a la vida”. Por eso, “es importante que mujeres conscientes lleguen a espacios de poder” y modifiquen ese esquema perverso que no sólo “permite la violencia” sino que además garantiza que “quede impune”.
¿Qué se puede esperar una ciudadana si atentaron contra una presidente municipal? Justicia expedita, no. En la Fiscalía General “no avanza mi expediente, tardaron una semana en tomarme la declaración del atentado”. Y al día de hoy el estado local sigue sin actuar “para garantizar mi vida, mi derecho como víctima”.
De no ser que interviniera la federación, “ya estaría muerta”, sugiere la munícipe quien a todos lados va rodeada de un cordón de seguridad formado por infantes de Marina, ya sea uniformados o de paisano pero ostensiblemente armados.
“Tenemos que empezar como sociedad a denunciar y levantar la voz, no sólo cuando una vecina está siendo maltratada sino ante cualquier mujer que está siendo violentada. No porque tiene un cargo de poder, ella sola lo puede resolver. Tenemos que empezar a ser solidarios cuando se ataca a una mujer por su condición de ser mujer”, concluyó Griselda Martínez.
EL APLAUSÓMETRO
Durante el primer informe de Elías Lozano como edil de Tecomán, el viernes 13 de diciembre en Casa de la Cultura, la delegada federal en Colima, Indira Vizcaíno Silva, se llevó de calle en el aplausómetro al alcalde capitalino Leoncio Morán Sánchez.
Al margen de las consideraciones respecto a que se trataba de un entorno morenista e Indira estaba en casa, el vitoreo debe leerse como una muestra de solidaridad tras el linchamiento mediático sufrido en los días anteriores por la funcionaria.
Además, es un indicio de que la campaña de desprestigio lanzada en forma combinada con la publicación de unas fotografías tipo paparazzi, no tuvo el impacto que buscaban quienes planearon la infamia.
El golpe contra Indira pretendía ser un tiro de doble impacto: tocar la supuesta moralina del presidente López Obrador y sacudir el proverbial conservadurismo de la sociedad colimense, de la clase política estatal y, en particular, de la militancia de Morena que, en todo caso, es menor a la población que simpatiza con la 4T.
Sin embargo, el primero de los objetivos de quienes pagaron al fotógrafo y organizaron todo un operativo para seguir a Indira por la ciudad de México, no se cumplió. López Obrador no despidió a la delegada como anticipaban los autores intelectuales de este intentona para causarle a Indira una muerte civil.
DERECHO DE SER OÍDO Y VENCIDO
Congruente con la actitud mostrada en los casos de otros funcionarios de su gobierno denostados, el Presidente debe haber decidido que la acusada tiene derecho a ser escuchada en su defensa. Y seguramente López Obrador oyó lo que tenía que decir Indira.
Así lo hizo AMLO recientemente con el embajador de México en Argentina, Óscar Ricardo Valero Recio, señalado por llevarse un libro sin pagar. Y con la productora de televisión Azucena Pimentel, funcionaria de la coordinación de Comunicación Social de la Presidencia quien colaboró con Loret de Mola en el montaje que hizo García Luna en el rancho Las Chinitas, donde se hicieron tristemente célebres Florence Cassez e Israel Vallarta.
Conforme pasan los días, se hace evidente que tampoco se cumplió el segundo objetivo: a la sociedad colimense el asunto de las fotografías aparentemente comprometedoras, le resulta más bien un artero acto de desesperación por parte de quienes no quieren ver a Indira Vizcaíno en la boleta electoral de 2021.
A la sociedad colimense le queda claro de dónde viene esto. De los mismos que tramaron exhibir a Antonio Morales de la Peña, candidato del PAN a la gubernatura en la elección extraordinaria de 2003, como presunto pederasta, presentando el testimonio ministerial de una afligida madre que luego jamás volvió para ratificar la denuncia. Y de los que filtraron la conversación telefónica de Jorge Luis Preciado con una novia a la que supuestamente le pedía abortar, en los comicios extraordinarios de 2015
El sentimiento de hartazgo que despiertan en muchos colimenses los autores de esas y otras maquinaciones contra todos los actores políticos y personajes públicos que estorban a sus intereses, sumado a la indignación por la saña con la que suelen actuar, se está traduciendo en una fuerte empatía con Indira.
El anticaciquismo que tanto le ayudó a Mario Anguiano a conseguir la candidatura del PRI y la gubernatura, le servirá a Vizcaíno Silva para fortalecerse en su aspiración política.
POSDATA
Qué bueno que ya todos estén de acuerdo en que autonomía universitaria y rendición de cuentas, no se excluyen.
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