Sindicalistas del viejo régimen del PRIANATO, sin calidad moral ni ética laboral

Un revolucionario, como tal, debe tener una hoja de servicios la causa, intachable, limpia, pura y sin mancha. Esto no es una fantasía, ni un idealismo vulgar: toda responsabilidad social y política, demanda una conducta objetiva, critica, es cierto, pero no falsaria ni tendenciosa, mucho menos alardear de defensor de la clase trabajadora.

Venimos saliendo de un régimen de la corrupción casi absoluta, donde ninguna institución escapaba de ser nido de corrupción, de albergar en sus puestos a malandrines, dispuestos al instante a aprovechar actos o corruptelas. Y no será fácil transitar a un estadio de cero corrupción, si antes no revisamos las prácticas deshonestas de los políticos y los dirigentes, por ejemplo, de universidades, de organismos público o descentralizados…y de organismos sindicales.

Este lunes, una horda desenfrenada de seudolideres laborales, encabezada por su porro mayor, Joel Salgado Acosta, que están distanciados varias millas marítimas de la congruencia y la honestidad, aprovecharon el espacio de audiencias que la presidenta municipal, Griselda Martínez, ofrece al pueblo que la eligió y puso fin a la larga historia de administraciones priistas y prianistas, a las que la pandilla sindical, seguramente, extraña.

Le gritaron con horrendos berridos -una sarta de insultos, sin reparar en el respeto que siempre se debe guardar hacia la envestidura de la máxima autoridad municipal, traduciéndose en violencia política; todo ello muy delicado, pues éste seudolider ha alimentado y promovido esta clase de agresiones contra la presidenta- que aparentaban ser muestras dizque de exigencia de sus demandas y prestaciones laborales. El líder sindical, por ejemplo, gana de sueldo que le da el Ayuntamiento, y no las propias cuotas sindicales, la nada despreciable suma de 52 milpas al mes, -sueldo muy por arriba que el de la presidenta y de cualquier directo general- sin hacer casi nada. Ah! Pero eso sí, el seudolider sindical, desacreditada en cuanto a honorabilidad y austeridad, se desgañitaba espetando incoherencias a nuestra alcaldesa, reclamando un incremento laboral a su nada austera dieta que percibe de la nómina municipal, cuando su pago debiera costearlo el sindicato y no el Ayuntamiento. Urge una reforma.

Gritaba, irrespetuoso, el seudolider, que le daba un plazo hasta el 8 de julio a la presidenta municipal para que le incrementara el sueldo y que una vez le fuera diciendo a cuánto le aumentarían a él para crecer más sus jugosos ingresos más allá de los 52 mil señalados.
Mientras que decenas de ciudadanos acudían a dialogar con la alcaldesa, el líder sindical atizaba a los sindicalizados, que deberían estar laborando, a gritar consignas y portar cartelones con declaraciones o leyendas de casi ultimátum.

Afortunadamente estamos viviendo un cambio de régimen, donde ciertamente hay respeto a las leyes y con base en ello habrá grandes transformaciones, que ya han iniciado en toda la vida pública. Y las actitudes del líder Salgado Acosta, están muy lejos de la comprensión de que todos los ciudadanos, los organismos, las instituciones debemos estar comprometidas con la honestidad, y privilegiar el diálogo y el derecho. No es con alebrestar a los trabajadores, con actitudes del viejo régimen del prianato, como se va a lograr la justicia, sino con una verdadera honestidad en los líderes sindicales, con un compromiso de los trabajadores con el Ayuntamiento, su fuente de trabajo y patronal.

PUNTO Y RAYA
Cayó Becerra, el secretario de Salud. Por no medir sus palabras, por no razonar bien antes de hablar; por decir una seria definición sobre la borrachez y la drogadicción de diputados y el igual desacreditado gremio de los abogados; las hermanas de la caridad y la honradez inmaculada, a la cabeza directiva de Ignacio Peralta, en sesión o aquelarre, cortó la cabeza en el gabinete estatal al secretario de Salud.
Sorprende la rapidez con que desechó Nachín a su secretario de Salud, que al igual que la mayoría de sus hombres y mujeres en el gabinete, no dan una, y su administración se encuentra en los últimos lugares de acuerdo a estudios nacionales sobre los gobiernos estatales. Ningún asunto avanza, no hay resultados positivos en casi ningún programa. Como no tolera la lengua suelta del secretario de Salud, el gobernador Nacho no debería tolerar tampoco la mediocridad, muchos deberían dejar también el cargo por razones de ineficiencia e ineficacia.
Los cerebritos de su gabinete, los Juniors, asesorados por otros Juniors de apellidos de oropel, no cometen errores de falta de coordinación cerebral con la lengua; pero si hay señales visibles de que son mejores en los asuntos financieros, en tolerar o hacerse de la vista gorda, muy gorda, ante los negocios presuntos con los que se le acusa al gobernador, y de los que son parte también por alguna razón.
Son hermanas de la caridad asustadizas por la declaración del secretario de salud aludiendo a defectos de los que ni los diputados ni los abogados, ni el mismo gabinete estatal, escapa; que entregaron al secretario de salud, para desviar la atención de otros asuntos muy graves en el propio gobierno estatal, como es el de los más de 200 millones de pesos perdidizos, y por lo que el propio mandatario debería seguir el camino de Becerra. ¡Hasta la próxima!

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