Septiembre debiera declararse como el mes de la solidaridad. El 19 se conmemoran los sismos que afectaron la Ciudad de México y otras entidades en 1985 y en 2017 y tales fenómenos provocaron la unión solidaria de muchos ciudadanos que se unieron para superar la emergencia y en ambas oportunidades rebasaron a los gobiernos que representaban al sistema durante esos momentos. Y las consecuencias políticas para ese sistema, en ambos casos, fueron tan desastrosas como los fenómenos mismos.
Como consecuencia del sismo de 1985, la inconformidad se manifestó en las urnas en 1988 y se tuvo que provocar la caída del sistema para evitar que el ingeniero Cárdenas asumiera la Presidencia de la República, pues la votación le había favorecido. En 2017, el gobierno volvió a mostrar su incapacidad para auxiliar a los caídos en desgracia, mientras el pueblo volvió a solidarizarse y se constituyó en un factor fundamental para el triunfo de Andrés Manuel en el 2018, puesto que el hartazgo era mayor que treinta años antes, y también se organizó el pueblo en otros lugares distintos de la Ciudad de México, como en Guerrero y en Oaxaca.
Este año, septiembre nos ha ofrecido dos muestras de solidaridad y no sólo en la capital del País, sino en toda la Nación. Primero con la compra de cachitos de la Lotería Nacional que, sobre todo en los días anteriores al sorteo, se observó una sobredemanda y a pesar de la crisis económica y sanitaria, salió el sorteo, llamado del avión presidencial. El que junta estas letras se queda con la idea de que, además, sucedió superando un boicot de muchos agentes de la Lotería. Abundaban reportes de que no se encontraban boletos y en muchos lugares, llegaron a cuentagotas a pesar de la demanda insatisfecha. Estos hechos nos hablan del poder de convocatoria del Presidente, pero también de la solidaridad de los mexicanos porque los fondos se usarán para fortalecer los servicios de salud.
La otra demostración de lo que puede lograr la solidaridad fue la reunión de firmas para solicitar el juicio a los expresidentes. La recolección de voluntades y de firmas se llevó a cabo por grupos ciudadanos como Mexicanxs por la 4T y personajes como Epigmenio Ibarra o Damián Alcázar que apoyaron sin reservas al movimiento ciudadano. En el grupo citado, fue decisiva la participación de Citlalli Hernández, y por cierto, mientras que la estructura de Morena y otros candidatos a los puestos de su dirigencia, hoy en disputa, sólo pudieron aportar un puñado de hojas con firmas. En total se reunieron las suficientes para solicitar la consulta popular y un millón más. Y según las noticias, como no todos los recolectores pudieron viajar a la capital del país, los paquetes continúan llegando a Tepeji 14. Aunque esto muestra también el poder de convocatoria presidencial, describe el poder de la solidaridad social cuando la causa lo amerita.
Y nos hace entender que Morena se ha burocratizado y que debe rescatarse. Quizás tenga razón Porfirio Muñoz Ledo cuando dice que Morena es poco partido y mucho movimiento. Tal vez Morena se ha aburguesado un poco, como diría Emilio Sacristán Colás.
El pueblo unido, jamás será vencido, reza una vieja consigna de la izquierda y pocas muestras tan acabadas como ésta. Por eso, los neocones tiemblan ante la solidaridad social. Con la reunión de tantas voluntades y firmas, el pueblo ya triunfó. Que los juicios a los cuestionados expresidentes se lleven a cabo o no, depende de la burocracia encargada de la administración de justicia, pero la condena popular y la capacidad de movilización de la sociedad quedaron más allá de cualquier duda. Si hay una causa justa, el pueblo responde y lo hace en tiempo récord e inclusive, en tiempo récord. La sociedad unida, se crece ante el tamaño de los retos.
¿Qué sucedería si se solicitaran firmas por ejemplo, para enjuiciar a Peralta y a sus antecesores? Alguien podrá tener duda de los resultados o si se tratara de enjuiciar a quiénes incumpliendo los mandatos recibidos en las urnas, han traicionado a la cuarta transformación. Esta es la verdadera fuerza de la 4T, la fuerza del pueblo, la fuerza de la solidaridad social. Y muestra también la voluntad popular para lograr el cambio y la determinación para enterrar la corrupción y las otras viejas prácticas.
Y mientras, a los conservas, no les salen las cuentas. Fallaron en lograr el registro de México Libre porque hubo firmas falsas como las que habían apoyado la candidatura presidencial de Malvadita Zavala, falló la protesta de los Calderón ante el INE, falló el llamado de los abajo firmantes, fulminado por el manifiesto de las 28 mil firmas y falló también el plantón de FRENAAA. Nadie los quiere, pero no quieren creer su verdad.
Cuentan los de la Ciudad de México que cuando se acercaban a la avenida Juárez y las tiendas de los manifestantes parecían vacías, realmente no lo estaban, pues en el interior de cada una de ellas, había miles de bots. Y por si no lo sabían, ninguno de ellos votará el año que viene. Así que, preparémonos para lo que viene y mantengámonos unidos.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.