Entre la cuarentena que ha resultado más larga y sufrida que la cuaresma y la infodemia, muchas personas enfrentan episodios de paranoia que a veces son simplemente tonterías y a veces más graves porque significan empeorar las cosas.
Entre el primer tipo de paranoia están actitudes que simplemente podríamos clasificar como tonterías. En Comala, por ejemplo, hay un tendajón en la calle Aquiles Serdán que ahora solicita a todo el que desee pasar, el uso obligatorio de tapabocas. Dice la propietaria que exige el respeto de sus clientes porque en su familia tiene ya varios enfermos. Cuando pregunté si por el coronavirus, su respuesta fue que sí. El escribidor, en vez de reír ante tal absurdo tan evidente, simplemente dije que regresará a comprar cuando se haya superado la emergencia. Si lo afirmado fuera cierto, la tendera debería estar cuidando a sus enfermos y si más bien, como creo, tiene miedo, más le valdría no abrir y permanecer en casa para protegerse. Quieren protección, pero también desean vender, continuar en el negocio. Esos no hacen tanto daño, porque una persona cuerda sabe que lo dicho es mentira y acude a otra tienda aunque camine un par de cuadras más. Se trata de una paranoia muy afín a la que provocan los pan-demias azulones. Yo usaré una mascarilla cuando lo ordene el Subsecretario López Gatell, no antes ni después.
Otros, pseudopolíticos, por tontos, se convierten en seguidores del ambicioso Gobernador de Jalisco, Enrique Alführer o como se llame ese individuo. Es el caso de Don Aldo, el presidente municipal comalteco, entre cuyas atinada decisiones se cuenta la prohibición de transitar por el Jardín Principal, obligando, por ejemplo, a quienes esperan el autobús que los transportará a Colima, sin guardar la distancia reglamentaria, y según la hora, soportando el sol que casi no calienta, sobre todo alrededor de las tres de la tarde y expone a los viajeros a una deshidratación. No sé si es paranoia, mala intención o grilla barata porque quiere mostrarse preocupado y proactivo para que volvamos a votar por él. Sobra decir que su popularidad es cada día más baja, igual que su aceptación y que sus múltiples complejos, aunque los entendemos, no nos importan.
Otra cosa, peor aún, es lo que sucede en la Clínica del ISSSTE en Colima. Quienes asisten a surtir una receta no pueden pasar a la farmacia porque son interceptados en la puerta y dejados en el patio, al rayo del sol durante dos o más horas. A estos insensibles e insolidarios burócratas de quinta categoría, no les interesa que quienes esperan sean personas de riesgo, ya sea por ser seminuevos (eufemismo de los colimotes para denominar una carcacha) y/o por algún padecimiento crónico.
Cuando se pasa al salón, se observa que ningún asiento está ocupado y que sólo están abiertas dos ventanillas de cuatro que debe haber y al presentar la receta al empleado (y no fui el único), se recibe como respuesta un no hay. No hay medicamentos para controlar la hipertensión y me dijeron otros que tampoco hay insulina que ha faltado desde hace más de un mes. Y se trata de medicamentos que siempre son imprescindibles y, sobre todo ahora, debieran considerarse como de alta prioridad. En vez de decirnos que la enviarán a nuestra casa para que no salgamos y evitemos riesgos, nos obligan a volver y a sufrir otra vez ese vía crucis. De ese modo satisfacen sus complejos que son muy complejos.
Lo que buscan esos burócratas, es protegerse. Eso sí, hasta los policías usan caretas especiales, de esas que dicen no les surten y que resultan escasas y costosas, y que de esa manera se agotan y cuando los enfermos empiecen a llegar, otra vez no habrá y se quejarán por los riesgos que corren. Pero eso es provocado por irresponsabilidad y mala fe. Atacan al Presidente porque se acabó el negocio. ¿Cuántos medicamentos se compraban en la Delegación? Y ahora, ya no se puede. Por eso falta lo que antes nunca faltó. Y en la ventanilla nos dicen que faltan por culpa del Gobierno Federal, como si ese Instituto fuera una dependencia municipal o estatal. Los burócratas empleados no deben ser, necesariamente morenos. Si no lo son, ese no es lugar para que grillen y si como lo demuestran, odian a López Obrador, por congruencia no podrían trabajar a sus órdenes. Que renuncien.
Pero eso es algo orquestado. ¿Quién es la cabeza (Representante) en el Estado? ¿Cómo obtuvo su nombramiento? Si revisamos las redes sociales de su distinguida hermana, un día ataca a la 4T, el siguiente también y el que sigue otra vez. Ya sabemos quién parte el bacalao y es necesario y urgente que se actúe en este caso. No debe haber ni buena ni mala publicidad al Presidente y para quien quiera grilla, ese no es su lugar.
Esos empleados deben ser particularmente empáticos con los derechohabientes, sobre todo ahora, pero ese es quizás el más importante reducto que queda del gobierno autoritario ya superado pero que se niega a morir. Lo menos que pueden hacer es cumplir sus obligaciones. No se justifica tampoco que no funcionen las cuatro ventanillas cuando hay tantos empleados que durante años, no han dado golpe. Hay ausencia de dirección porque así se ha orquestado que funcione el servicio. Y el Representante cuando menos no actúa. Quisiera suponer que no azuza, pero no lo puedo afirmar.
El País es como una orquesta. El director, que es López-Gatell porque a él lo nombraron para que ejerza ese papel, es el único que tiene la partitura y es el intérprete. Los demás, que están en los atriles, han de tocar cuando y sólo cuando el director les marque su entrada. Lo que tocará cada uno está escrito en su particella. Nadie debe entrar antes ni después de que se lo ordene el Subsecretario. Ya basta de protagonismo y de jugar a las vencidas con el Presidente y con los hombres del Presidente. A los funcionarios públicos les pagamos para que hoy, más que nunca, hagan su chamba a favor de México y de todos los mexicanos. Póngase las pilas.
Ojalá que rectifiquen o se les haga rectificar. Que cada quien enfrente su propia paranoia y no la de los otros. Y que cada uno, enfrentemos también nuestros propios complejos y no los de los demás.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.