Mi afecto y solidaridad con María Elena Abaroa.
Que el Archivo Histórico del Municipio de Colima lleve el nombre de José Miguel Romero de Solís, es la petición en la que coincidieron algunos de los protagonistas de la política cultural, la investigación histórica y la preservación del patrimonio documental y artístico en Colima, consultados por este columnista.
Tras conocerse el deceso de Romero de Solís, se publicaron en las redes sociales emotivos testimonios en homenaje a José Miguel, quien como director del archivo municipal de Colima, desde los años ochenta lo escaló al nivel de una institución académica que no sólo acogió el trabajo de investigación de historiadores profesionales, sino que llegaría a ofrecer programas de posgrado en Humanidades.
Luis Ignacio Villagarcía, coordinador de Extensión Universitaria en la UdeC (en los rectorados de Humberto Silva y Moreno Peña), director del entonces Instituto Colimense de Cultura (en la administración de Carlos de la Madrid) y secretario de Cultura del gobierno estatal (en el sexenio de Fernando Moreno), escribió:
“Extraordinario investigador, humanista y amigo, José Miguel hizo una labor que sí es trascendente. Creó instituciones y formó notables académicos e investigadores. Premio Colima [al mérito] en Humanidades y fundador de El Colegio de Colima, [sin duda] el Archivo Histórico Municipal es su máxima obra. Tuve oportunidad de trabajar con él en varios proyectos, desde 1981 en la Universidad y hasta el 2006 en Gobierno del Estado. Descanse en paz el querido José Miguel.”
Los miembros de la Sociedad Defensora del Tesoro Artístico de México, Capítulo-Colima, lamentaron la muerte de su compañero Romero de Solís, “historiador e investigador emérito del Archivo Histórico del Municipio de Colima, [quien] dedicó su vida al estudio del Colima del siglo XVI, dejándonos un valioso legado. En 2023 recibió la Medalla Rey de Colimán, otorgada por el H. Congreso del Estado de Colima, [que] lo nombró hijo predilecto de Colima”.
Para Rubén Pérez Anguiano, secretario de Cultura durante los gobiernos de Silverio Cavazos y Mario Anguiano, es “el auditorio del Archivo Histórico del Municipio de Colima [el que] debe llamarse ‘José Miguel Romero de Solís’. Es lo mínimo que debe hacerse en su homenaje”.
DE CUERPO PRESENTE
Encabezado por la gobernadora Indira Vizcaíno Silva, la mañana de este viernes 5 de septiembre se realizó un homenaje de cuerpo presente a Romero de Solís, en el patio central del Museo Palacio de Gobierno del Estado de Colima.
La mandataria estatal recordó que, en 2023, al entregarle la Medalla Rey de Coliman, máximo galardón que se otorga a los personajes destacados en la entidad, el pueblo de Colima agradeció “sus amplias y valiosas aportaciones a la memoria histórica y a la construcción y conservación de la identidad colimense”.
José Miguel Romero “preparó a generaciones y generaciones de historiadores”, “rescató una gran cantidad de documentos históricos durante décadas” y, “con su detallado trabajo, abonó a la construcción de la memoria y de la identidad colimense”. Fue “un académico fundamental para la historia de Colima”, expresó Vizcaíno Silva.
Para Indira, Romero de Solís “ya es parte destacada de la historia de Colima, cuyo trabajo y amor a esta tierra permanecen como legado vivo”. Y amerita un homenaje más completo a “su vida, su trabajo y su legado”.
Tras la intervención del subsecretario de Cultura, Emiliano Zizumbo, a quien se le quebró la voz y no pudo evitar las lágrimas al hablar del homenajeado, la viuda del historiador, María Elena Abaroa, dijo que su esposo “fue un soñador extraordinario y un ideólogo, un hombre que ama entrañablemente a esta tierra y al mundo”.
Las obras de Romero de Solís (artículos, revistas y libros, pero también instituciones como la Casa del Archivo, el Archivo de Letras, Artes, Ciencias y Tecnologías –un centro de altos estudios– o la Fundación Romero-Abaroa, organización no gubernamental y sin fines de lucro) “son amores y en la historia de José Miguel las obras sobran y seguirán y seguirán y seguirán”, resumió Abaroa.
Nacido en España, Romero de Solís fue parte de Colima desde que tenía 21 años, contó él mismo al recibir la medalla del Congreso. Se ordenó sacerdote y, tras haber oficiado en diversas parroquias de la ciudad, pidió dispensa para casarse con María Elena, quien no sólo lo acompañaría como esposa sino como asociada en muchos proyectos filantrópicos y culturales.
Desde antes de reducirse al estado laical, José Miguel combinó el ministerio con el magisterio. Y, con el tiempo, se integró a la Universidad de Colima como investigador.
LA CASA DEL ARCHIVO
La modernización y profesionalización del Archivo Histórico del Municipio de Colima (AHMC) no se explica sin la presencia de Romero Solís en esta ciudad. Según el Censo-Guía de Archivos de España e Iberoamérica[1], ese archivo que nació en 1523 con la fundación de la Villa de Colima, aunque sus documentos más antiguos datan de 1535, es uno de los de mayor importancia en el occidente de México.
Durante siglos, el archivo capitalino resistió “incendios, terremotos, inundaciones, humedad, presencia de alimañas y microorganismos, así como saqueos”. Afortunadamente, “la tarea de rescate y preservación se inició” durante la administración del presidente municipal Carlos Salazar (1980-1982), cuando “el Archivo General de la Nación (AGN) comenzó a ordenar la documentación de la época colonial y los legajos se guardaron en cajetines para preservar mejor el acervo”.
Entre 1983-1985, con el Ayuntamiento presidido por Carlos Vázquez Oldenbourg “se inició el levantamiento de un inventario general de todos los documentos, se limpiaron los legajos, se ordenaron y se crearon las secciones distintas para facilitar su localización y consulta”. Se trabajaron inventarios, se ampliaron las instalaciones del Archivo y comenzaron las publicaciones. “También fue redactado, aprobado y promulgado el Reglamento del Archivo Municipal de Colima”.
Con el alcalde José Luis Santana Rodríguez (1986-1988), “se comenzaron a microfilmar las Actas de Cabildo y se contrató personal de investigación y apoyo, dando inicio formal a la investigación histórica, la conformación de la fototeca y la difusión a través de prensa, televisión y radios locales”.
Con Carlos de la Madrid Virgen como edil (1989-1991), “entre grandes dificultades presupuestarias se adquirió la primera computadora, y se continuó con el trabajo del registro documental, enfatizando el apoyo a la difusión de actividades”.
Con el presidente municipal Jesús Orozco Alfaro (1992-1994) se adquirió la actual Casa del Archivo, en la calle Independencia 79, en el Centro Histórico de Colima, que fue restaurada y adecuada para las funciones del Archivo. Y se procedió a darle un nuevo estatuto jurídico, erigiendo al Archivo en [el primer caso a nivel nacional de un acervo que alcanzaba el estatuto de] organismo descentralizado de la administración municipal, con personalidad jurídica y patrimonio propio”.
INSTITUCIÓN ACADÉMICA
Bajo esta nueva modalidad, ya por decreto de ley como Archivo Histórico del Municipio de Colima, fue inaugurado el 8 de febrero de 1993, “instalándose de inmediato la Junta de Gobierno que designó al director del Archivo y se dio posesión a los miembros del patronato”.
Cumpliendo funciones de fomento, investigación y difusión de diversos aspectos relacionados con la historia, identidad y conciencia cultural de los vecinos del municipio de Colima y su región, se realizaron múltiples actividades de acuerdo con el principio de libertad de cátedra y de investigación.
Designada popularmente como la Casa del Archivo, “se convierte en un centro de difusión cultural de gran presencia en Colima, donde también se hace realidad el sueño de muchos mexicanos: una tribuna libre donde expresar sus opiniones”. Y ahí “se organizan conferencias, foros, exposiciones temporales, presentaciones de libros, mesas de lectura, recitales y conciertos”.
El AHMC recibió la Mención Nacional al Mérito Archivístico, máximo reconocimiento que por primera vez el gobierno de la República otorgó a una institución de su tipo. Y llegó a contar con reconocimiento del Conacyt, al formar parte del Registro Nacional de Instituciones y Empresas Científicas y Tecnológicas (Reniecyt).
En 2008, se promovió la constitución legal de Archivo de Letras, Artes, Ciencias y Tecnologías (ALACyT), asociación civil que apuesta a la educación y, aparte de talleres, diplomados y otras actividades, ofrece un programa de doctorado en Estudios Mexicanos con reconocimiento de validez oficial.
En 2013, en parte con recursos del Conaculta se construyó el Auditorio de la Casa del Archivo.
TREMENDA EMBESTIDA
Tras jubilarse de la dirección del AHMC, en 2020 Romero de Solís rompió sus vínculos con la Casa del Archivo luego que la nueva Junta de Gobierno separara del cargo a su sucesora Blanca Gutiérrez.
La académica se había inconformado por los términos establecidos en el reglamento para el Archivo Histórico, cuya reforma promovió el entonces presidente municipal Leoncio Morán.
Evidentemente, Morán Sánchez quiso quitarle a Romero de Solís el liderazgo del AHMC, tras la ruptura que como jefe político de Movimiento Ciudadano en Colima tuvo con María Elena Abaroa.
Como aliada política de Locho, Abaroa había sido candidata a la gubernatura, candidata sustituta al Senado y regidora, pero como coordinadora de la Comisión Operativa Estatal en Colima resintió el control de quien manejaba la franquicia del partido naranja.
Blanca Gutiérrez, hoy investigadora de la Universidad Autónoma de Querétaro donde en 2017 llegó a postularse a la rectoría de esa casa de estudios, recordó el triste momento que vivió su “querido y respetado maestro”, quien “durante muchos años de mi vida fue […] mi guía”.
“Lo poco o lo mucho que sé en materia de investigación histórica lo aprendí a su lado. Un gran humanista. Sin duda, el historiador que más le ha aportado a la historia colimense de todos los tiempos”.
“Juntos protagonizamos tu última batalla política, la que con mucha gente emprendimos en defensa de una de las instituciones culturales más importantes de Colima: el Archivo Histórico del Municipio de Colima, que fue blanco de una tremenda embestida emprendida en su contra por el barbaján de Locho Morán, entonces presidente municipal”.
“Esos fueron momentos muy complicados para ti y para quienes te acompañamos, difíciles sin duda, pero resistimos bajo tu liderazgo. Recuerdo con claridad el dolor que a ti te causó ver cómo muchas personas a quienes tú apoyaste en tu vida como investigador, te dieron la espalda en un momento de enorme ignominia y cerrazón”.
CUSTODIO DE LA MEMORIA
Más adelante, Gutiérrez Grajeda escribe:
“Colima tuvo el privilegio de acogerte en su seno durante muchas décadas, a donde llegaste siendo muy joven. El cariño y la generosidad con que esta tierra te acogió se lo regresaste con creces: con una extraordinaria producción historiográfica que contribuyó poderosamente a la recuperación de nuestra memoria histórica, como nadie nunca lo había hecho antes; recuperaste de un basurero (entre animales muertos, excremento y desechos de todo tipo) el acervo documental más importante de nuestro estado; y creaste una gran institución cultural como lo fue el Archivo Histórico del Municipio de Colima, a la que tú cariñosamente llamabas la Casa de los Vecinos de Colima. Desde el Archivo y desde la Universidad de Colima, formaste a muchas generaciones”.
La historiadora recordó que Romero de Solís fue siempre ejemplo de cómo “combatir con valentía a los corruptos y a los gobiernos represores”. Fue “la derecha mexicana (si mal no recuerdo, el nefasto grupo de Los Tecos) la que pidió tu expulsión del país aplicándote a través del gobierno el 130 constitucional, porque tu palabra incomodaba a quienes entonces se sentían dueños de México. Te expulsaron pero regresaste, siempre con la palabra fresca y valiente”, señala Gutiérrez Grajeda.
En lo que puede considerarse como una reivindicación institucional, los “integrantes de la Casa del Archivo” comunicaron “con profundo dolor” “el sensible fallecimiento del fundador del Archivo Histórico del Municipio de Colima e investigador emérito, académico y custodio de la memoria colimense”.
Romero de Solís, “hombre culto y con vocación incansable por difundir la historia de Colima y su región, se dedicó durante su vida académica a fundar y consolidar este archivo. Sus investigaciones perdurarán en numerosas publicaciones e investigaciones de la época virreinal. Fuimos testigos de su tenacidad por el conocimiento historiográfico de las fuentes documentales; hombre visionario y comprometido con el terruño que decidió adoptar”, señalan quienes trabajaron muchos años con él.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com
[1] Archivo Histórico del Municipio de Colima (México). Censo-Guía de Archivos de España e Iberoamérica. http://censoarchivos.mcu.es/CensoGuia/archivodetail.htm?id=54378

Este artículo es una homenaje merecido a José Miguel Romero de Solís, un historiador fundamental para la identidad de Colima. Su labor en la preservación documental y la creación de instituciones como la Casa del Archivo es imprescindible. La narración de su legado y las luchas por protegerlo nos recuerdan la importancia de custodiar la memoria histórica. Un reconocimiento merecido.
Qué bonito homenaje a José Miguel Romero de Solís! Se nota que fue una persona muy querida y que dejó una huella imborrable en Colima. Un gran ejemplo a seguir!