Desde que fue dada a conocer su propuesta en sustitución de Margo Glantz, a quien Andrés Manuel López Obrador le había ofrecido inicialmente la dirección del Fondo de Cultura Económica que declinó por su edad (tiene casi 89 años), Paco Ignacio Taibo II generó una discusión en los círculos intelectuales respecto a su idoneidad para dirigir una de las editoriales más importantes de Iberoamérica.
Dado su prestigio como escritor –aunque en un país con tanto celo literario el éxito de un auténtico best-seller incomoda a muchos otros autores– y su reconocida vocación de fomento a la lectura –sus Brigadas para Leer en Libertad son un ejemplo de organización y resultados–, Taibo merece, como sostiene un amigo, el beneficio de la duda.
Detrás del temor a que las fobias de PIT II contra los escritores del establishment se traduzcan en una descatalogación de las obras de Octavio Paz y otras plumas glorificadas por el antiguo régimen, hay una condena contra el intelectual que divide su tiempo entre la escritura de novelas policiacas e históricas o biografías de revolucionarios y la formación de lectores en ferias del libro y conferencias magistrales; amén de la capacitación de cuadros políticos en el Instituto de Formación Política de Morena, una actividad atípica en el medio literario.
Taibo, más que un ideólogo, fue un cruzado de la Cuarta Transformación. Un personaje caricaturizado por sus detractores que sacaban sus declaraciones de contexto y las editaban, para generar en las redes sociales pánico ante lo que podría ser el gobierno de López Obrador.
El lenguaje altisonante y las comparaciones grotescas (por ejemplo, entre los monárquicos y conservadores del siglo XIX con los neoliberales del XXI, a quienes habría que fusilar como a aquéllos según sugirió una vez) ayudó a sus críticos a crearle a Taibo la imagen de un terrorista de la palabra.
Él se asumía como un guerrillero. Más que en la campaña política de Morena, Paco Ignacio estuvo en la guerrilla urbana de un movimiento de masas destinado a derrocar al PRIAN.
Por eso, es el activismo y la militancia, en demérito de sus credenciales literarias y editoriales (Taibo recuperó la narrativa detectivesca con su serie de Belascoarán y, en su natal Asturias, fundó la Semana Negra de Gijón para impulsar el género policial), lo que se argumenta como razones para llevarlo al FCE a pesar de los impedimentos legales.
Hasta los senadores de Morena, doblegados ante la corrección política, se quejaron de la supuesta misoginia y la agresión a la comunidad gay implícita en la frase “se la metimos doblada”. Pero ellos ni los legisladores del PRI y el PAN acusaron prepotencia en un futuro funcionario que proclama la seguridad de su nombramiento, incluso si para ello es necesario cambiar una ley.
“Se las metimos doblada” no sólo es una expresión machista y homofóbica como todos los albures, es ante todo, como observa un lector de esta columna, una “lectura de poder”. Y una reiterada lectura de poder que, además de obstaculizar el arribo de Taibo al FCE, perjudica la figura obligadamente democratizante de su jefe, el Presidente de la República.
NO PARECE INTELECTUAL:
El lenguaje florido ciertamente es cuestionable en un funcionario del sector cultural. Se entiende que no sólo hay que ser ilustrado sino también parecerlo. Se espera de Taibo que actúe como el director de la editorial más importante de México, y no como un comisario político.
Cada director del FCE le ha dado a la empresa su impronta personalísima. Y, sin apasionamientos, podemos concluir que Taibo podría incluso orientar el catálogo hacia territorios no explorados por un sello editorial que nació para publicar libros de Economía, no libros económicos.
Para quienes cuidan la rentabilidad de las empresas públicas en la necesidad de disminuir los subsidios, el proyecto de abaratar la lectura que ha manejado Taibo con las Brigadas para Leer en Libertad suena a desafío contable.
Como sea, aun con un director tan folclórico el FCE debe seguir publicando y poniendo a disposición de los lectores libros que de otra manera no llegarían al gran público.
Como explicaba Jaime Labastida a este columnista, el Fondo es una editorial, una imprenta, una distribuidora y una cadena de librerías al mismo tiempo. Y aunque éstas puedan no ser tan buen negocio como Gandhi, no resultan deficitarias como las de Educal.
En busca de viabilidad financiera, convertir a Educal en una librería complementaria a la del Fondo no es un disparate. Poner a ambas cadenas bajo una misma dirección supone una mayor racionalidad administrativa que atomizar, como se había venido haciendo, la estructura de fomento al libro y la lectura del Estado mexicano.
NO SE HAGAN BOLAS…
En espera que el Senado retome la iniciativa de reforma a la Ley Federal de las Entidades Paraestatales, cuya discusión se pospuso el jueves 29 de noviembre para el martes 4 de diciembre y se aplazó de nueva cuenta para la siguiente semana, el debate sobre la idoneidad de Taibo como director del FCE se vuelve irrelevante tras el pronunciamiento del presidente López Obrador.
Andrés Manuel calificó de desafortunadas la expresión del escritor; no obstante, aclaró que le gustaría que Paco Ignacio sea quien dirija a esa institución.
En su conferencia prensa del miércoles 5, el titular del Ejecutivo federal resaltó que, a su parecer, el escritor y activista debería ser el coordinador del FCE:
“Hubo una expresión desafortunada. Él, como hombre de convicciones ofreció disculpas y creo que merece ser el coordinador del FCE. Me sentiría muy respaldado en esta labor”, comentó.
Según la nota de Excélsior (https://www.excelsior.com.mx/nacional/taibo-ii-ofrecio-disculpas-y-merece-coordinar-el-fce-lopez-obrador/1282830), López Obrador destacó además la labor del autor de Pancho Villa toma Zacatecas (2013), Temporada de zopilotes (2009) y Patria (2017), entre otros títulos, para fomentar la lectura entre los mexicanos:
“La literatura, la investigación es una contribución social, pero más allá de eso Paco Ignacio Taibo II es uno de los principales promotores de la lectura en México. Es un promotor de los libros y ha ayudado muchísimo”, aseguró.
En torno al análisis pendiente en el Senado para reformar la ley a fin de permitir que un naturalizado mexicano, como Paco Ignacio Taibo II, pueda dirigir el Fondo, AMLO confió en que esto se resuelva en favor del escritor:
“No sé cómo va a quedar eso. Me gustaría mucho que se hiciera cargo del FCE. Es un gran escritor, un intelectual de primer orden; además tiene dimensión social”, remató.