¿Cuál es el futuro de la televisión?, ¿está en declive?, ¿tiene remedio “la caja idiota”?
Este ha sido el tema central de muchos debates desde que internet tomó auge, señala la cápsula informativa que, a manera de editorial, introduce el tema de los nuevos desafíos de la televisión en el programa John y Sabina del 18 de agosto de 2020 en Canal Once (https://www.youtube.com/watch?v=0DH9fMTMSnY).
Lo que ha quedado claro es que la televisión aún es un actor preponderante entre los medios de comunicación. Si bien la preferencia ha disminuido, la fuerte desigualdad económica y la brecha digital –no sólo en México sino en el mundo– configura a la televisión como la principal forma de informarse o entender el mundo entre algunas personas.
Más allá del debate sobre el futuro de la televisión, cabe preguntarse si con el auge de internet las necesidades de la audiencia han cambiado. ¿Debe reinventarse la forma de hacer televisión?, cuestiona el editorial, ¿la televisión debe replantearse la forma de practicar el periodismo?
La Encuesta Nacional de Consumo de Contenidos Audiovisuales 2018 del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) reportó que el 93% de los hogares cuentan en promedio con 1.8 televisores y, aproximadamente, 72% de las familias ve contenidos de canales de televisión abierta. De estos, Las Estrellas, Azteca Uno, Canal 5 y Azteca 7 son los más vistos.
Con base en datos del Estudio de Diagnóstico del Servicio de Televisión Radiodifundida en México del IFT, la empresa dominante en el mercado de la televisión abierta comercial es Grupo Televisa, seguida por TV Azteca, Grupo Imagen y Multimedios.
El porcentaje que cada empresa acapara de acuerdo con el share de audiencia (cantidad de hogares que están viendo un canal o programa en específico del total de televisores encendidos en los hogares) es el siguiente: Grupo Televisa, 57.79%; TV Azteca, 31.70%; Imagen, 6.35%, y Multimedios, 3.85%.
Ahora bien, aunado al debate sobre el futuro de la televisión, una de las grandes críticas a la televisión es el fondo y el modo de la información que presenta.
El IFT publicó en 2019 el estudio de roles de género en medios de comunicación, que tiene como objetivo mostrar la manera en que la publicidad de la televisión de señal abierta en México presenta roles y estereotipos de género. En líneas generales las conclusiones de este estudio son que en la publicidad no hay interés por mostrar la diversidad fenotípica de México, y que a las mujeres se les presenta como amas de casa sin procurar la igualdad de género. No obstante, los spots de instancias de gobierno son más cuidadosos al presentar la diversidad fenotípica del país y evitar caer en estereotipos de género.
En torno a la televisión existen muchas líneas de análisis, y el politólogo John Ackerman y la dramaturga Sabina Berman invitaron a Álvaro Cueva, crítico de la televisión mexicana, analista y periodista especializado, para hablar de eso.
LA GRAN CAJA IDIOTA
En su poema ‘Telenovela’, cita Ackerman, Rosario Castellanos dice en una estrofa:
El sitio que dejó vacante Homero,
el centro que ocupaba Scherezada
(o antes de la invención del lenguaje, el lugar
en que congregaba la gente de la tribu
para escuchar al fuego)
ahora está ocupado por la Gran Caja Idiota.
Sin embargo, Álvaro Cueva no llamaría a la televisión “caja idiota” porque es una industria “muy inteligente” y “perversa”, tanto que navega precisamente con esa bandera para no la tomen tan en serio.
Esa caja perversa, la televisión comercial, acota Berman, ¿ha vivido del osito Bimbo y de la Coca Cola, del público o del gobierno y el gasto en autopromoción de los políticos?
“En diferentes etapas de su historia ha vivido de fuentes distintas. En las últimas décadas, definitivamente, la televisión mexicana ha vivido de las autoridades y de los partidos políticos. Pero la gente piensa que sigue viviendo del osito Bimbo”.
¿Qué determinó que las televisoras acabaran viviendo de los políticos y del gobierno? Y, esta dependencia, ¿cómo determina el contenido de la televisión?, retoma la novelista de El Dios de Darwin (2014) y dramaturga de Feliz nuevo siglo doktor Freud (2002).
“A principios de los años 90, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari cambió todo radicalmente en el país y en la industria televisiva. El medio se convirtió en una pieza más de un engranaje corporativo muy sofisticado. Las utilidades dejaron de llegar por la venta directa de publicidad al osito Bimbo. Las televisoras empezaron a cotizar en la bolsa de valores y a incursionar en otra clase de negocios.
“Los medios privados de comunicación se convirtieron en brazos de las corporaciones que los poseían, apoyando las agendas que a esas corporaciones convienen. Por ejemplo, si el conglomerado tiene una línea aérea y cancelan el nuevo aeropuerto, obviamente ponen a la televisora a pelear por la reanudación del proyecto. Si le van a cobrar impuestos, golpean al secretario de Hacienda”.
MÁS INGREDIENTES AL PASTEL
En los años 90 se dio la privatización de la televisión estatal, resume Ackerman. Hubo una sincronía entre la privatización del sector audiovisual y el fortalecimiento de los intereses del Estado neoliberal. Pero a partir de 2012 viene esta revolución de las audiencias que se manifiesta en movimientos como #YoSoy132 y en el empoderamiento de las redes sociales en internet. ¿Esto cambia el escenario?
“Le pone más ingredientes al pastel”, precisa Cueva. Hay un origen muy claro, pero el modelo de la televisión comercial ha venido evolucionando. “A tal grado que los medios privados están en una crisis tremenda porque ya no obtienen utilidades con ese modelo basado en la publicidad. Antes entraba mucho dinero por debajo del agua, como pago por entrevistas o por favores que se hacían. Ya no existe ese intercambio económico y la televisión privada está obligándose a volver a hacer televisión. Los publicistas que ya no vendían, que se limitaban a ir a Los Pinos por el cheque, ahora tienen que vender publicidad”.
Curiosamente, observa Ackerman, la imagen es hoy más poderosa que nunca. El video está presente en Tweeter o Facebook. Un post, con mínima producción televisiva, es mucho más efectivo que un texto solo. Y la crisis general de los medios está pegando aún más fuerte a los periódicos que a la televisión. Entonces, en cierto sentido hay más talento audiovisual ahora que nunca.
Sabina, empero, no cree que ya estemos en un México donde las televisoras regresarán a vivir de sus audiencias. Durante todo el sexenio pasado, Televisa y TV Azteca hicieron una cruzada contra los maestros mexicanos y contra la Secretaría de Educación Pública con la idea de introducir la reforma educativa de Peña Nieto. Y no obstante, en plena 4T, hoy están transmitiendo las clases de la SEP.
Sabemos que las televisoras cambian de ideología como de camisa, pero siempre es por una razón de pesos. ¿Mas por qué ahora delega el Estado mexicano la educación a distancia en la televisión comercial?, quiere saber Berman.
“Las televisoras son muy convenencieras y van donde está el poder, más que el dinero. Ya se dieron cuenta que con la 4T no podrán seguir como estaban antes, y que van a tener que volver a su verdadera vocación: comunicar, informar y entretener. Ya no pueden hacer lo que hacían en otros sexenios. Es hora de que vuelvan al camino que hace mucho tiempo abandonaron.
“Me encanta esto de las clases por televisión. Es el final feliz de una historia terrible. En el sexenio pasado fui uno de los pocos periodistas que defendieron a los maestros. Ahí están las columnas en las hemerotecas. Y me costó, vaya que me costó”, sostiene Álvaro Cueva.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.