Eso no quiere decir que el Gobierno funcione a la perfección. Muchos ajustes faltan. Se ha comenzado por arriba, pero todavía, muchos remiendos quedan por hacer y algunos de los hombres (y mujeres) del Presidente dan muestras de no haber entendido todavía que, en sus respectivas dependencias o encargos, se requieren de ajustes. Y el propio Partido de Andrés Manuel requiere también de hacer los suyos, que no han de ser pequeños. Pasemos revista a algunos de esos pendientes.
En las Cámaras podemos ver que las elecciones favorecieron a una gran cantidad de personajes que no se han preocupado por entender la 4T y que realmente representan intereses contrarios a la misma. Algunos, producto de castas o supuestas castas, seguramente no están allí por amor a la 4T sino a sus privilegios, mismos que intentan conservar y como consecuencia, no quieren formar un bloque compacto que acompañe las propuestas o las políticas del Presidente y muestran intereses distintos a los del Presidente y de muchos legisladores. La oposición no comienza afuera del Partido, sino adentro. Algunos de éstos hasta piensan que ellos ganaron, cuando quien ganó (y les hizo ganar) fue López Obrador. Y a las propias cámaras han llevado voces en contra de sus propios compañeros de partido y de proyecto. Las cámaras van lentas porque los coordinadores de las fracciones morenas deben iniciar por convencer a los propios integrantes de esas fracciones y, a veces, hasta deben negociar con ellos antes que con la oposición. ¿De qué se trata? Algunos no han vuelto a visitar a sus votantes y hasta hay quienes ni siquiera los conocen. Esos, son el reflejo de malas decisiones de algunos dirigentes del Partido, que antepusieron sus intereses a los del País. Ojalá que, para el proceso del 21, esos errores ya no se cometan otra vez.
Una manera de ilustrarlo es el proceso de aprobación del presupuesto para el 2020, para el cual existió la oposición de más de un diputado moreno o de los partidos que integraron el bloque electoral que llevó a Andrés Manuel a la Presidencia de la República. No han querido entender esos diputados que ya no se repartirá dinero a organizaciones como la CNC o como Antorcha Campesina y que los fondos han de entregarse directamente a los productores. Este tipo de organizaciones ya completaron su ciclo y si quieren sobrevivir, habrán de prestar un servicio real a sus agremiados, para que éstos les proporcionen los fondos que les permitan existir ¿Difícil de explicar? O ¿Difícil de entender? Se les acabó la buena vida a los dirigentes.
Algo similar sucede con algunos congresos locales. En Colima tenemos varios ejemplos de eso. A los diputados, les diré que no basta con publicar tuits a montones. Hay que ir más allá. Un muy buen ejemplo de lo que sucede, lo ilustra la opinión de algunos diputados en contra de la iniciativa para modificar Ley Orgánica de la Universidad de Colima. Hemos visto desde el inicio de la actual Legislatura, una intervención del ejecutivo local (el que junta estas letras no sabe si encabezada por Peralta o por Ochoa), que domina como lacayos, a varios diputados de los partidos que postularon al actual mandatario federal y que se oponen a cambios que llevarían a la instauración de la 4T en Colima. Y esos choques se manifiestan también a una descalificación de posibles candidatos morenos al Gobierno del Estado; pues el gobernador intenta demostrar que sólo él, puede proponer un candidato incuestionable (aunque no impoluto) al cargo.
Algunos de los diputados locales se han olvidado de sus electores y jamás los han visitado, independientemente de que durante su campaña tampoco los visitaron y no se dieron a conocer, y si bien, ganaron la elección limpiamente, eso se debe a que los ciudadanos decidieron dar sus votos al entonces candidato López Obrador, para que una vez que fuera Presidente de la República, pudiera llevar a cabo los cambios propuestos por él y deseados por la ciudadanía. Así, por ejemplo, en el Distrito IV local, no sabemos si Araceli García Muro ya murió o continúa siendo nuestra diputada. Lo cierto es que muy pocos la conocen y no hace contrapeso, como debiera, al desastroso presidente municipal que padecemos los comaltecos. Ojalá alguien le diga a esa señora, que tiene obligaciones con sus electores, que debe cumplir, porque para eso la eligieron y le entregaron su mandato.
Por otro lado, los dirigentes del Partido se han olvidado de los militantes (muchos de ellos, los que ayudaron a la constitución del propio partido, cuando casi nadie creía en él), a quienes jamás han buscado reunir y mucho menos, para solicitar sus opiniones o puntos de vista o para conocer de cerca sus necesidades o propuestas. Se creen que Morena es un PRI o un PAN que sólo busca a su gente el día de la víspera de elecciones (aunque se trate de las internas). Allí también existen deudas que deben cumplirse.
Al Presidente le gusta la historia y la conoce. Siempre que resulta oportuno nos da una lección sobre sus héroes (o villanos) favoritos. Madero es uno de sus héroes. Una de las causas del golpe de estado del que fue objeto don Francisco y de su muerte, fue precisamente que cometió un error cuando prefirió licenciar sus tropas y continuar con el ejército porfirista. Ahora, continuamos con muchos priístas y panistas incrustados en el Gobierno de la 4T (inclusive en posiciones clave). Y no han entendido que el compromiso de estos neoporfiristas conservadores no es con México o con el gobierno en turno, sino con los gobiernos del pasado y, por tanto, juegan contras.
Para ilustrar lo dicho diré que en la botica de la Clínica del ISSSTE en Colima, por ejemplo, cada vez se surten menos recetas completas y el tiempo de espera para canjearlas por medicamentos es cada vez mayor; la burocracia en ese Instituto resulta cada vez más pesada e infranqueable precisamente porque hay quienes juegan contras. Es urgente que algunos funcionarios se pongan las pilas y actúen. En lugar de inventar proteger a los conservadores, hay muchos morenos que podrían relevarlos y esos, al menos, han entendido el alcance y trasfondo de la 4T. Los actuales, ni el esfuerzo han hecho por entenderla. Lo mismo sucede en otras instancias que son ventanillas muy sensibles.
Es mucho lo que se ha hecho, pero es mucho lo que falta por hacer. Resulta urgente continuar avanzando y, para ello, debieran realizarse los ajustes que permitan continuar y profundizar la transformación. La oposición criticará, pero, de todos modos, lo hace y nunca se le dará satisfacción. Vamos bien, pero queremos y necesitamos ir mejor.
Tampoco han entendido muchos gobernadores y presidentes municipales que si quieren más dinero del que reciben de la Federación, deben salir de su zona de confort y desperezarse para implementar políticas recaudatorias que les acerquen los fondos que desean gastar. Lo que sucede es que esas acciones, lo saben, significan un costo político y los electores suelen pasar la factura en las urnas electorales y entonces, prefieren no hacerlo y sólo extender la mano para esperar lo que les entregue el Gobierno Federal. Como ejemplo sirva que don Aldo, el presidente municipal de Comala, ha expresado su simpatía y coincidencia ideológica con aquéllos que fueron a Palacio Nacional y a San Lázaro a romper puertas y exigir recursos (exigen como si encabezaran buenos gobiernos). Panucho al fin y lejano al pueblo que gobierna, no entiende que este País es ya otro (y el municipio que gobierna, también). Y deben saberlo, si quieren ver la película, primero deben acudir a la taquilla y comprar el boleto, de otro modo, no podrán ingresar a la sala y sabrán de la cinta, sólo lo que les platiquemos de ella.
Las críticas y las reacciones con respecto a la seguridad pública han arreciado en las últimas semanas, sobre todo a raíz de sucesos simbólicos como el culiacanazo (la guerra de cuatro horas, diría el Presidente) o la masacre a la familia Le Barón. Los medios de comunicación han jugado un papel crucial para ello. El culiacanazo se ha analizado con profundidad en muchas oportunidades y a la familia Le Barón, se nos trata de presentar como si fuera una familia ejemplar o hasta modélica, cuando más de una evidencia nos indica lo contrario (tan distan de ser apreciables que independientemente de su rejuego con el gobierno de Washington, Julián Le Barón ya anda dándose abrazos con el primer actor Javier Sicilia que en otros tiempos buscaba una política de combate a los grupos delincuenciales como la que ahora se implementa, pero que ya se le olvidó lo que quería y ahora pide mano fuerte, como antes). Pero más allá de interpretaciones, resulta evidente que hay una nueva estrategia y que la llegada de resultados requiere un tiempo que no le hemos dado ¿Cuál es el tiempo que ha podido actuar la Guardia Nacional? Cuatro meses es muy poco. Y lo ha hecho sin haber podido completar su plantilla. Habrá que hacer ajustes seguramente, pero después de que se vayan observando sus acciones. También se tendrá que revisar el accionar de la Coordinación de Comunicación Social que, en casos como éste, parece no lograr su cometido de asegurar que el pueblo entienda lo que sucede.
Tenemos un régimen fuerte y apoyado, no se debe desperdiciar esta oportunidad para completar la transformación de México, después, difícilmente tendremos otra. Aunque los conservadores estén moralmente derrotados, es necesario continuar el camino para ir más allá y derrotarlos completamente. En eso no puede haber dudas ni titubeos. Es un gobierno distinto y eso queríamos, debe completarse la labor y nosotros, facilitarla.
No habremos de darles gusto a los conservadores que ya se frotan las manos en su apuesta porque no se logre completar la transformación para regresar a sus jugosos negocios. Y mientras, nosotros, aquí, al pie del volcán.
Resulta oportuno regresar a un razonamiento que en varias oportunidades se ha externado en esta columna: ¿Qué hubiera sucedido si en vez de López Obrador, el Presidente de la República hubiera sido Meade o Anaya? ¿Cuál sería la discusión ahora? Y además ahora, en vista de lo que observamos que sucede en Chile, en el Perú, en el Ecuador, en Colombia, en Bolivia, en Brasil o en la Argentina ¿Qué estaría sucediendo ahora en México? Resulta evidente que las políticas neoliberales han tocado fondo y que los pueblos que las soportan, ya no pueden más. En México, supimos salir en tiempo de esas prácticas y es algo que debiéramos valorar. Las reacciones que vemos en México representan un intento desesperado por conservar viva una política desastrosa que es ya, un cadáver insepulto.
Claro que aquí, el gobierno no es perfecto, pero sí es perfectible. Ningún gobierno, sobre todo si significa un cambio de régimen, puede nacer perfecto. Y aún sin que signifique un cambio de régimen, ningún gobierno es ni ha sido perfecto. Vale decir que lo mejor, está por venir.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.