UN LIBRO DEL PRD

Antes de dar su opinión sobre el libro El rey del cash de Elena Chávez, dentro de la mesa ‘Los medios frente al cambio’ que compartió con Jenaro Villamil en el marco de la FIL del Zócalo 2022, el escritor Fabrizio Mejía Madrid narra una anécdota de la autora:

“Chávez se hizo famosa porque el 14 de septiembre de 2016, como diputada del PRD a la Asamblea Constituyente del Distrito Federal, se presentó a las afueras del viejo Senado en Donceles a entregar su documentación y que le sacaran la foto. Le dijeron: ‘Señora, regrésese porque todavía no inicia el procedimiento para dar de alta a los diputados constituyentes’. Y se regresó, la nota está en Excélsior.

“Como militante del PRD, Chávez dice en el libro que son tres sus fuentes: los perredistas Ricardo Pascoe, ex embajador de Vicente Fox en Cuba en los tiempos del ‘Comes y te vas’; Fernando Belaunzarán que, en 2012, fue diputado por el Sol Azteca; y Guadalupe Acosta Naranjo, secretario general del Partido de la Revolución Democrática y presidente interino en alguna época.

“Es, pues, un libro del PRD. Pero los medios de comunicación no lo mencionan ni cuestionan la posición partidista. Destacan solamente que es un libro escrito por la expareja del coordinador de Comunicación de López Obrador.

“Aunque, como ya se ha dicho mucho, en el libro no hay una sola prueba de nada, lo importante es lo que se desprende de los supuestos datos:

“Elena Chávez dice, por ejemplo, que se recaudó el 20 por ciento del salario de los trabajadores del gobierno del D.F. para una de las campañas de Andrés Manuel López Obrador; lo curioso es que, si en la administración central de la Ciudad de México trabajan más o menos un millón 600 mil trabajadores, no hay una sola denuncia de gente que haya reclamado que le estuvieran quitando ese porcentaje de su sueldo.”

ENFRIJOALADAS ESPÍAS

“También dice que, de las prerrogativas que entregó el IFE y después el INE al PRD para las campañas de López Obrador, no se justificó la mitad del dinero: alrededor de 150 millones de pesos.

“Entonces, el IFE de Luis Carlos Ugalde y, luego, de Leonardo Valdez Zurita, o el INE de Lorenzo Córdova, ¿no vieron nada a pesar de que ninguno de los consejeros presidentes en turno es un convencido lópezobradorista?”, cuestiona el cronista y novelista el jueves 13 de octubre de 2022 (https://www.youtube.com/watch?v=MJI086RRZoI&t=1919s).

“¿No fiscalizaron el gasto el órgano electoral ni el Tribunal Electoral, ni la Auditoría Superior de la Federación del Congreso de la Unión, ni la Secretaría de la Función Pública en los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, que bien hubieran querido atrapar a López Obrador?

“Todo lo que afirma Elena Chávez, y que es la base del libro, lo dice porque se lo contaba César Yáñez, su entonces pareja sentimental. Pero César era responsable de Comunicación, no era secretario de Finanzas ni coordinador de la campaña.

“¿De qué pudo haberse enterado Elena, haciendo enfrijoladas para los invitados de su esposo? Y no lo digo por misoginia, ella misma así lo cuenta.

“El motivo es otro, el libro sale a menos de 24 horas de que se anunciara con bombo y platillo, en el Polifórum Cultural Siqueiros, la nueva marca del Partido Acción Nacional: Unid@s.

“En ese sentido, la perredista Elena Chávez no disimula su postura política. En alguna parte del libro dice que Calderón no cometió fraude en 2006; que todos los que estuvimos en el plantón de Reforma éramos vendedores ambulantes y que aquello apestaba.

“Finalmente, dice que López Obrador no es un dirigente popular ni un dirigente social, ni un fenómeno político en un país que durante años tuvo presidentes peleles, sino un señor que no se sabe combinar la ropa y que a veces tenía caspa”, se mofa Mejía Madrid.

PERIODISMO SIN RIGOR

Jenaro Villamil, por su parte, señala que este proceso de degradación de la información con base en supuestas revelaciones o filtraciones fue, históricamente, el recurso de los grupos opositores a la derecha neoliberal. Pero ahora lo está usando la derecha.

Y subraya el facilismo con el que una editorial como Grijalbo en “la que yo publiqué cuatro libros contra Enrique Peña Nieto, para los cuales se me pedía documentar, sustentar, relacionar, contextualizar y despersonalizar la información”, lanzó un libelo como el de Elena Chávez.

“La editorial tiene un departamento jurídico, como lo tiene cualquier otro sello de Penguin Random House o el grupo contraparte que es Planeta, y cuidan mucho los contenidos porque les tienen miedo a las demandas. Y esa editorial es la que publica esta basura, que no es una obra de autor sino una maquinación política de este sector perredista-emilioalvarezicazista.

“Una de las fuentes, Guadalupe Acosta Naranjo, fue el que se sentó a firmar el Pacto por México e incorporó a un sector del PRD a negociar con Peña Nieto, no porque creyeran en un mejor país o quisiera salvar a la patria sino porque recibieron muchísimo dinero y muchísimos recursos, esos sí no sé si en cash. Eso lo señaló Miguel Barbosa Huerta, entonces coordinador de los senadores del PRD cuando rompe con Guadalupe Acosta Naranjo y con el grupo de Jesús Ortega y Jesús Zambrano.

“Lo más lamentable es que el recurso del periodismo en libros que, en este país, fue sumamente importante en los últimos 20 años para denunciar y documentar lo que los grandes medios de comunicación no ventilaban o informaban, es decir, que ocultaban, ahora se transforma en un libelo para los fines más abyectos, en el sentido de que no son trabajos periodísticos escritos con rigor.

“Por si fuera poco, todos los medios que están en esta coalición en contra del gobierno de la Cuarta Transformación le han dado vuelo. Lo exaltaron Denise Dresser, Lilly Téllez y Anabel Hernández, quien hasta prologa el libro y, en el programa de Carmen Aristegui, tuvo el descaro de decir que ella impulsó a la autora a escribirlo.

“Estamos en este proceso de degradación informativa porque esas fuerzas y personajes no han podido conectar con el cambio que se está viviendo en el país. Necesitamos mucho más periodismo de investigación, y muchas menos fake news”, sostiene Villamil.

GUERRA DE LIBROS

Al alimón, Fabrizio Mejía y Jenaro Villamil elaboraron una lista de los libros que ha salido en contra de Andrés Manuel López Obrador. Nada más los publicados por la editorial Random House, son:

AMLO en la balanza, de José Antonio Crespo; El poder y la república, una transición secuestrada, de Porfirio Muñoz Ledo; La nueva disputa sobre el futuro, de Luis Rubio; La casa gris, de Raúl Olmo; Narco pandemia, voces de la violencia en tiempos de covid, de Manu Ureste, y El naufragio de México, de Francisco Martín Moreno.

Los dos de Roger Bartra, La democracia fragmentada y Regreso a la jaula; La nueva soledad de América Latina, de Héctor Aguilar Camín y Jorge G. Castañeda; La regresión educativa, de Gilberto Guevara Niebla, o Maldita entre todas las mujeres, de Saskia Niño de Rivera.

También salieron Por una democracia progresista, de Cuauhtémoc Cárdenas; El imperio de los otros datos, de Luis Estrada; La economía de la extorsión, de Luis de la Calle; El presidente, filias y fobias que definirán al país; de Leonardo Curzio, y el de Juan Ignacio Zavala, Catecismo para chairos: Guía moral de la 4T, con Antonio Garci.

A esa lista habría que agregarle los libros del otro grupo editorial donde está el sello Planeta, como El pueblo soy yo de Enrique Krauze.

ESTAMOS EN 1994

¿Qué pasó con aquel periodismo que, en el régimen de Peña Nieto o de Felipe Calderón, produjo libros sobre la corrupción en Pemex, la relación de los narcos con Genaro García Luna y su jefe Calderón, o sobre la corrupción rampante de Enrique Peña Nieto y sus burócratas?, se pregunta Mejía Madrid.

“El actual momento editorial se parece mucho más a 1994 cuando, al final del primer sexenio en el régimen neoliberal del PRIAN, salía casi cada semana un libro que explicaba, al vapor, el origen del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), quién había matado a Colosio y a Ruiz Massieu, o que revelaba el asunto de la Paca, del Mochaorejas o el porqué de El Chupacabras.

“Todos esos asuntos eran motivo de libros al nivel de los actuales, es decir, con ninguna profundidad. El asunto era sacar esos libros y que el miedo pudiera ser la mercadotecnia. Se publicaban libros que se tiraban a la basura, uno los puede encontrar todavía en los botaderos. No tienen ningún interés, pero reflejan un estado de ánimo de cierta parte de la población.

“Y esta vez están reflejando el estado de ánimo de quienes no le encuentra nada a López Obrador, de quienes no pueden decir nada realmente relevante que les haya afectado a sus vidas de manera negativa o que les haya costado algo. No tienen nada para poder decir: ‘lo está haciendo mal’, ‘¡esto es un escándalo!’ o ‘que renuncie’, como pedía Loret de Mola al dar a conocer el problema de gota que sufre el presidente. Están llenando ese vacío que sienten porque no hay nada en contra del presidente, con libros como El rey del cash”, señala Fabrizio.

VOLVER A LA ESCUELA

No es tanto un problema de alfabetización mediática o de cultura política, retoma Villamil. “Hay una mayoría de mexicanos que empujaron este cambio y, pese a estar constantemente expuestos a la intoxicación de mentiras, escándalos y filtraciones que se caen una tras otra, están muy conscientes de que vivimos un proceso único en la historia de este país”.

“A diferencia de 1994 cuando vivimos un proceso criminógeno en la élite, una descomposición política que se dio con Salinas cuando se mataron entre ellos, hoy no estamos viviendo una ruptura de la cúpula del poder: estamos viviendo una ruptura entre la sociedad y los que antes fueron la élite.

“Desgraciadamente, esta élite no tiene alfabetización mediática. A quienes hoy son oposición después de haber estado en la cúpula, les está faltando ese rigor periodístico que sí tenemos los que venimos de la oposición. Gente como Fabrizio o como yo tuvimos que investigar antes que publicar, con el triple de rigor para que te aceptaran un reportaje o una crónica en Proceso, La Jornada o en cualquier otro medio, y en las mismas editoriales.

“Nosotros entendimos que lo que te da autoridad, credibilidad y veracidad ante los lectores, no es el aparato que te acompaña sino la solidez de lo que estás diciendo. Eso es lo que el compañero Joaquín López Dóriga no ha podido entender. Y yo lo invitaría, amablemente, a alfabetizarse mediáticamente”, remata el también presidente del SPR.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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