UN NEGOCIO, TIRAR EL DINERO

En México ha habido una estrategia para suprimir desde el poder político la libre información, para manipular los datos. En momentos claves de nuestra historia, como 2006 y 2012 cuando se podía haber logrado la transición democrática, las voces críticas fueron acalladas por “la complicidad mafiosa de cadenas televisivas, de empresas radiofónicas y de medios de comunicación impresa que establecieron un verdadero cerco informativo”, dice Julio Hernández ‘Astillero’.

Cuando el público escuchaba entrevistas en las que los gobernadores, los secretarios de Estado y el Presidente la República “pasean tranquilamente por el bosque informativo, sin que nadie los toque, con puras preguntas a modo”, se evidencia la manera como eran beneficiados esos medios con las partidas presupuestales de publicidad oficial.

En la segunda emisión de Radio Centro Noticias, el columnista de La Jornada y director de La Jornada San Luis, una de las franquicias del diario capitalino, estableció los miércoles ‘la mesa de los periodistas’ para discutir los temas de la semana con tres colegas: Miguel Badillo, director de la revista digital Contralínea, Alejandro Páez Varela, subdirector del portal Sin Embargo, y el reportero del semanario Proceso, Álvaro Delgado.

Y en la mesa del 3 de abril de 2019, registrado en YouTube como el conversatorio denominado ‘Periodismo cómplice: Del “no pago para que me peguen, al «pego para que me pagues»’ (https://www.youtube.com/watch?v=JEXU9uWVrlY), los analistas abordaron entre otros asuntos coyunturales la cuestión de la publicidad oficial y los criterios para asignar un presupuesto público que, por lo demás, es vital para la supervivencia de los medios informativos en México.

Por supuesto, retoma Alejandro Páez Varela, basta ver la lista de los medios que se beneficiaron con la publicidad oficial en el sexenio pasado y luego comparar el trato que le dieron esos medios al gobierno de Peña Nieto.

Por ejemplo, en los noticieros de las televisoras y radiodifusoras a las que más publicidad les asignó directamente la Secretaría de Educación Pública, cuántas veces estuvo Aurelio Nuño, intocado en el trato informativo pues le permitían ir a decir lo que fuera sin cuestionarlo.

Fueron seis años de tirar el dinero, sin que hayan podido vendernos las bondades de la reforma educativa, uno de los mayores fracasos del gobierno de Peña. Aunque para esos medios no fue un fracaso, fue un gran negocio, señala el subdirector de Sin Embargo.

NO PAGO PARA QUE ME PEGUEN

Para Álvaro Delgado, hasta el sexenio pasado estuvo vigente la expresión de José López Portillo: ‘No pago para que me peguen’, con la que decretó el boicot publicitario a Proceso en los ochenta.

Pero también sigue vigente, y hoy está viéndose mucho eso de: ‘Pego para que me pagues’, de parte de quienes se vieron beneficiados con dinero público y guardaron silencio ante los abusos del poder y la corrupción.

Esos medios se han vuelto hoy muy críticos, y cobra sentido entonces aquella expresión de Porfirio Díaz: ‘Ese pollo quiere maiz’.

Están pegando para luego estirar la mano para que les den. Y el asunto no sólo concierne a los que nos dedicamos al periodismo, sino que es un tema que le debe importar a la sociedad, insistió el reportero de Proceso.

Páez Varela pone como ejemplo las listas de publicidad oficial en el gobierno de Javier Duarte en Veracruz: si comparas el gasto público en el rubro de comunicación social y el trato que se le dio a ese personaje en los medios, resulta infame la conducta de los medios.

Duarte puso en riesgo a la población de su estado en materia de salud y seguridad, su gabinete estuvo literalmente saqueando el estado pero no hubo una sola mención en los periódicos ni en las televisoras, estales y nacionales, que aparecieron después en las listas de los principales beneficiarios del presupuesto. Hay una responsabilidad brutal de los medios que estuvieron ocultando a un ladrón, protegiendo a un criminal, enfatiza Alejandro Páez.

EL SILENCIO CÓMPLICE

Delgado destaca que la corrección que se hizo respecto a que no fueron 60 mil millones de pesos, sino apenas 52 mil millones los recursos del erario que invirtió Peña Nieto en publicidad oficial, no incluye en todo caso los presupuestos de los 32 estados de la república.

Y falta también contabilizar el gasto de los otros dos poderes de la Unión: el Judicial y el Congreso con sus dos cámaras, además de todos los órganos autónomos que tienen presupuesto, como la CNDH, el INE o el INAI.

Con lo gastado por los estados y la federación en publicidad oficial durante el sexenio de Peña, 150 mil millones de pesos, habríamos construido un tren rápido de Ciudad de México a Monterrey, apunta Páez Varela.

Y agrega Delgado que para hacernos una idea de cuánto dinero se destinó a los medios de comunicación, un hospital general para 200 pacientes, equipado con quirófanos, construido en el sexenio pasado costó alrededor de mil millones de pesos.

O sea, si en un año se gastan ocho mil o nueve mil millones de pesos, son 8 o 9 hospitales los que no se construyen. Y es un dinero que se dio para sostener la relación perversa establecida entre los medios de comunicación y el poder público.

PEGO PARA QUE ME PAGUES

En la parte final de la mesa de análisis, Julio Hernández le preguntó a Miguel Badillo si esta va a ser la prueba definitiva de Jesús Ramírez Cuevas, el coordinador de Comunicación Social de la Presidencia, ya que en la semana siguiente el portavoz daría a conocer los lineamientos del gobierno para asignar el presupuesto en medios.

Para el director de Contralínea, la responsabilidad no sólo recae en el vocero aunque, por supuesto, Ramírez es el titular del área. Lo cierto es que el tema va a crear inconformidad en todos.

Bajo la dinámica de ‘pego para que me pagues’, seguirá la polémica y lo interesante será ver cómo esto modifica las líneas editoriales. Surgirán nuevos ‘próceres’ de la libertad de expresión: los viejos aplaudidores del régimen van empezar a ser los nuevos críticos del gobierno, como ya lo están siendo ahora pero con una dureza más intensa.

Alejandro Páez adelanta que los medios nunca le van a decir que no al dinero. Pero también tienen que medir muy bien la reacción. Y aporta un dato: sin ningún peso invertido formalmente en redes sociales, la comunicación del presidente López Obrador a través de ellas es la más poderosa en la historia.

Pese a todo el dinero que le metió Peña a las redes durante los procesos electorales –a través de Alejandra Lagunes quien tiene su propia historia junto a su esposo, el ex secretario del Medio Ambiente, Rafael Pacchiano Alamán–, el presidente López Obrador ya superó en tres meses el número de seguidores. Basta comparar el número de seguidores que tiene cada secretaría de Estado con los del Presidente, para entender cómo se está dando la comunicación del gobierno con la gente a través de las redes sociales.

Para cerrar, Álvaro Delgado se declaró a la expectativa de los criterios qué definiría Andrés Manuel López Obrador. “Esa va a ser una de las definiciones sustantivas de su sexenio, porque la relación que ha establecido con los medios es muy curiosa. No sé si se va a repetir la que tuvo cuando era Jefe de Gobierno, donde por ejemplo tenía también sus medios favoritos, que no era por ejemplo Proceso.

Adelantó Delgado, autor de El Yunque: La ultraderecha en el poder. (Plaza & Janés, 2003) y de El ejército de Dios: Nuevas revelaciones sobre la extrema derecha en México (Plaza & Janés, 2005), que estos criterios de asignación no van a dejar seguramente contento a nadie.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en: www.carvajalberber.com y sus redes sociales.

 

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