Para culminar esta serie sobre la ética periodística en la era digital, a partir de las respuestas que expertos de la Fundación ‘Gabriel García Márquez’ para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) dan en su Consultorio Ético, presentamos la cuestión que planteó Alonso Roberto Pahuacho Portella, investigador en Lima, Perú, el 23 de enero de 2019: ¿Los youtubers deben cumplir la misma función social que un comunicador social-periodista?
Pahuacho Portella desglosa su pregunta (https://fundaciongabo.org/es/consultorio-etico/consulta/1958) en varias interrogantes:
¿Pueden ser considerados comunicadores sociales los youtubers de opinión o de crítica de cultura popular actuales?
¿Se les debe exigir, con base a que fungen como personajes públicos, un cierto tipo de ‘función social’ como a cualquier otro comunicador que se desempeña en los medios tradicionales como radio, TV o prensa escrita?
¿Qué nos dice la Teoría del Periodismo sobre esto? El académico peruano se refiere a que “si se les puede pedir a estos youtubers que no solo se dediquen a entretener, sino también que en sus espacios y contenidos se involucren en las otras funciones del periodismo y la comunicación como lo es el informar y educar (generalmente el entretener es recién el 3er lugar)”.
COMUNICAN PERO NO HACEN PERIODISMO
Para la chilena Mónica González: “Los youtubers son y desde hace ya un tiempo potentes comunicadores sociales. Su poder e influencia lo ejercen sobre todo entre los jóvenes y traspasan fronteras. Basta ver la cantidad de seguidores que atraen en las redes sociales y los que llegan a los eventos públicos que se organizan para verlos en persona. Lo que el periodismo no puede hacer es ignorar el contenido de lo que por sus canales transmiten y cómo conquistan sus audiencias. Lo que no se les puede exigir es que cumplan una función social. Informar y educar es una función a la que no se puede obligar”.
El español Álex Grijelmo discrepa: “Un comunicador social no ejerce necesariamente el periodismo. El periodismo consiste en obtener información, comprobarla, contrastarla con fuentes diversas, editarla con arreglo y criterios profesionales de lenguaje y de datos, contextualizarla, jerarquizarla y difundirla con criterios de actualidad. Si un comunicador social cumple todo eso, hace periodismo”.
En palabras del periodista colombiano Jorge Cardona: “Los youtubers de opinión hacen parte de las nuevas plataformas de libertad de expresión. En tal sentido, como un columnista tradicional de un diario o un comentarista de radio o televisión están sujetos a las reglas de juego de la opinión. Es decir, sus límites son los que determina la ley, que en cada sociedad se circunscriben a los términos de rectificación en condiciones de equidad, la prohibición de la censura y la determinación de los tipos penales, básicamente de la injuria y la calumnia. En teoría, son comunicadores porque transmiten ideas en formatos novedosos, así no sean los tradicionales. Pero esa condición no los exime de sopesar lo que quieren comentar para no desbordar el marco legal de toda información de carácter público”.
Mientras que el español Gumersindo Lafuente considera que: “El fenómeno youtuber, como antes sucedió con los blogueros, es una manifestación importante de cómo el nuevo ecosistema tecnológico ha afectado de manera muy profunda a las funciones tradicionales del periodismo. Puede no gustarnos, pero algunos de esos youtubers tienen una gran influencia, también hay casos en los que hacen un gran trabajo que se parece mucho al mejor periodismo. Ya sé que son casos excepcionales, pero tampoco creo que en estos tiempos podamos presumir mucho del nivel de la prensa en general. ¿Qué se les puede pedir? Creo que es imposible imponer en ese ámbito normas que vayan más allá del cumplimiento de las leyes. Las audiencias serán las que decidan qué quieren ver y a quién quieren dar credibilidad”.
FIN AL MONOPOLIO INFORMATIVO
El coordinador de la Red Ética de la FNPI, el colombiano Javier Darío Restrepo, subraya que:
“De un usuario cualquiera no se espera lo que sí se debe esperar en el trabajo de un periodista profesional. Un efecto de la tecnología digital es que le puso fin al monopolio que tenían los periodistas como fuentes y emisores de información. La tecnología digital ha puesto en las manos de cualquiera persona la posibilidad de emitir, de modo que para el periodista se ha planteado el reto de producir una información profesional que justifique la existencia de su trabajo.
“Este trabajo da orden a la información que hoy se está produciendo, más abundante, diversa y caótica que nunca antes en la historia; a ese orden se agregan la interpretación de los hechos, su explicación, sus dimensiones temporales de antecedentes, contextos y proyecciones, de modo que el receptor pueda tener una visión completa de la historia diaria. Para obtener y difundir una información así, digna de seres inteligentes, no únicamente curiosa, el periodista requiere una formación profesional, cada vez más exigente.
“Estos requerimientos han sido acentuados por la tecnología que puso en evidencia las fallas y las debilidades de la información tradicional”, concluye el creador del Consultorio Ético de la Fundación Gabo.