La única manera que encuentra el rector Christian Torres Zermeño de enfrentar el reto de ampliar la oferta educativa de la Universidad de Colima (UdeC) sin crecer la infraestructura de aulas, bibliotecas y laboratorios, es optando por un modelo de universidad virtual.
Aunque la UdeC ya tiene el 75% de la matrícula en educación media superior y superior en el estado, lo cual representa más de 15 mil alumnos en bachillerato, más de 14 mil en licenciatura y poco más de mil en posgrado, la 4T está pidiendo a las universidades más fuertes de cada estado extender su cobertura.
En sus actuales condiciones presupuestales, sin embargo, la Ucol sólo podría recibir mil 500 alumnos más en la modalidad presencial, dijo el rector en un encuentro con columnistas políticos la semana pasada.
Seguir creciendo con el modelo presencial implica mucho dinero, “y dinero no hay”. Requiere recursos que “no tenemos” en infraestructura, equipamiento y personal, apuntó Torres Zermeño.
Aparentemente, es más barato crecer en el modelo virtual. Pero “el tema” de la universidad abierta y a distancia son los equipos y la conectividad que se requieren para construir un entorno virtual de aprendizaje. Es necesaria una elevada inversión inicial en redes, servidores, computadoras, terminales…
La tecnología de vanguardia no es barata, y menos para el tamaño de la UdeC, advierte Christian Torres. Parece sencillo hacer digital un aula, pero esa primera inversión puede asemejarse a la cantidad necesaria para construir las instalaciones de una universidad nueva. Quizá, a la larga, sea más barato el mantenimiento de equipos electrónicos que el de los espacios necesarios para una enseñanza tradicional.
El desafío tecnológico que implica convertirse en una universidad en línea tendrá que enfrentarlo la Ucol, incluso, para modernizar su modalidad presencial. Una de las carreras más demandadas es ingeniería en Software, donde obviamente se requiere estar a la vanguardia en materia de equipamiento y conectividad.
Pero contar con un entorno digital es hoy igualmente necesario para estudiar medicina y enfermería, química farmacobiológica o psicología, ya no se diga negocios internacionales en inglés y en español, finanzas o comercio exterior, ingeniería civil, turismo y gastronomía o agronomía y veterinaria, por hablar sólo de las carreras que tienen una empleabilidad muy alta.
NECESARIA TECNOLOGÍA
En el ámbito universitario donde este columnista se mueve, la Facultad de Letras y Comunicación (Falcom), reestructurar el plan de estudios de la licenciatura en Periodismo para preparar a profesionales en el periodismo digital multimedia exige equipos (hardware) y aplicaciones (software) que no son baratos.
Eso pensando nada más en uno de los cuatro programas educativos que tiene el plantel, porque exigencias similares tiene la licenciatura en Comunicación y no tendrían por qué no tenerlas las de Literatura o Lingüística (que este año no se abrió por falta de un mínimo de aspirantes).
Los universitarios (estudiantes y profesores, investigadores y divulgadores) necesitan de un internet de alta velocidad para acceder a las bibliotecas virtuales de todo el mundo, lo mismo que para crear un repositorio de la producción académica local, donde también alojar la colección de publicaciones universitarias y hasta un resguardo del banco de tesis.
Los académicos requieren servidores propios de gran capacidad para respaldar sus bases de datos, porque el almacenaje en la nube es costoso. Y es urgente una red inalámbrica poderosa para dar acceso a internet a los miles de estudiantes que, como parte del programa ‘colibecas’ del gobierno de Indira Vizcaíno, han hecho de la computadora personal uno más de sus útiles escolares.
En resumen, la docencia requiere de un entorno digital de vanguardia. La investigación científica, no se diga. Y hasta para la tercera de las funciones sustantivas de toda universidad, la extensión de la cultura, la tecnología digital y el internet se han vuelto imprescindibles:
Por trabajo editorial, en la UdeC se entiende cada vez más la producción de libros electrónicos; la TDT (televisión digital terrestre) le da a la casa de estudios, a través de la multiplexación del canal 12, la oportunidad de contar con su propia señal abierta que, al mismo tiempo, podría tener una salida como televisión por internet; El Comentario dejó de imprimirse y hoy es un periódico en línea, pero la tendencia es a evolucionar a un portal de noticias; y Universo 94.9 extiende los alcances de XHUDC en la banda de frecuencia modulada, con un servicio de radio por internet.
En el horizonte de la comunicación institucional está pues, inevitablemente, la convergencia en una sola plataforma de los actuales medios universitarios. Y para ello se necesita un servidor de gran capacidad.
CARRERAS TERMINALES
Advierte el rector de la UdeC sobre la urgencia de revisar la pertinencia de los programas educativos que ofrece la casa de estudios. En bachillerato no hay problema porque es una educación vocacional, de tipo general con algunas formaciones técnicas. Pero en 22 licenciaturas, especialmente en las carreras que pertenecen al campo de las humanidades y las ciencias sociales, hay un problema de viabilidad porque “el desarrollo del país y la globalización de alguna manera excluyen esas formaciones”. A los egresados de estas carreras les resulta “cada vez más complicado encontrar un trabajo afín a lo que estudiaron”.
Todas esas formaciones en crisis siguen un modelo tradicional (presencial y escolarizado), pero el mercado de trabajo ya no es el mismo que dio origen a esa carrera: ha cambiado e incorporado mucha tecnología. Sin embargo, para las universidades que siguen (como la UNAM o la UdeC) una tradición humboldtiana y no la napoleónica (que inspiró al Instituto Politécnico Nacional), cerrar espacios de formación en ciencias sociales y humanidades resultaría contradictorio.
Sin embargo, Torres Zermeño ve alternativas a que esos programas desaparezcan: una, que se reestructuren en una modalidad en línea para ampliar el acceso a estudiantes de todo el mundo y que su ingreso no se restrinja a lo regional; o, bien, que se conviertan en opciones de posgrado ya sea como especialidad, maestría o doctorado.
En ese nivel de altos estudios, tales disciplinas estarían generando conocimiento especializado aunque no necesariamente profesionalizante, y la UdeC podría seguir acreditando a sus científicos. De ellos, 200 pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores (SIN), muchos con nivel 3.
EDUCACIÓN DUAL
¿Hacia dónde apunta la formación universitaria?
Hay dos tendencias claras, sugiere el rector: una, hacia un modelo de educación dual donde los alumnos adquieren conocimientos en el aula y desarrollan habilidades en un centro de trabajo; otra, hacia el modelo anglosajón del college.
El modelo de educación dual ya se aplica en Colima: en la Universidad Tecnológica de Manzanillo (UTeM), a media carrera los alumnos pueden optar por un título de ‘profesional asociado’ o seguir otros dos años para graduarse como licenciado o ingeniero; mientras que en el Conalep existe la posibilidad de terminar el bachillerato con un diploma de ‘técnico profesional’.
La palabra ‘colegio’ asociada a la educación se usa con diferentes significados en distintos países. En Estados Unidos, dice la entrada en Wikipedia, se reserva generalmente para instituciones de educación superior que pueden ofrecer titulaciones, tanto de pregrado como de posgrado. Aunque originalmente un college era una facultad y una universidad era una institución con varias facultades.
Pero en lo que piensa Torres Zermeño no es esa variante del college, cuya acepción se traduce como colegios universitarios (denominados community colleges, junior colleges, technical colleges o city colleges) y que son centros donde solamente se imparten programas de dos años de duración y otorgan el grado de asociado o titulaciones propias.
En particular, la UdeC podría adoptar otra parte del modelo estadounidense: aquella donde el egresado lo hace como licenciado (bachelor) en Artes o en Ciencias.
La principal diferencia entre un bachelor of arts (BA) y un bachelor of science (BS), apunta Coursera, es el objeto de estudio. “El estudio en BA suele centrarse en el pensamiento crítico, la comunicación y el aprendizaje integral. Las BS suelen centrarse en ciencias naturales, matemática e ingeniería con carga lectiva en lógica, razonamiento y habilidades cuantitativas”.
Un grado en este nivel “alcanza para muchos trabajos y, para los que no, el egresado tiene que ir a un nivel de especialización”, explica Torres Zermeño. Y sí, una oferta de este tipo reduciría en el aspirante la angustia de estudiar una licenciatura con un perfil muy especializado que, en consecuencia, reduzca las posibilidades de colocarse en el mercado laboral.
BACHELOR OF ARTS
Vuelvo al caso de la Falcom: cuando la fundó el rector Humberto Silva Ochoa en 1980, ofrecía una sola licenciatura en Letras y Comunicación. El plan de estudios apuntaba a formar un profesional con sólida cultura humanística que, además, pudiera desempeñarse en los medios de comunicación o en los departamentos de prensa y relaciones públicas de instituciones y empresas.
Salieron tres generaciones con ese programa, pero los egresados de la cuarta promoción ya pudieron escoger entre tres licenciaturas del área de Letras y otras tres del campo de la Comunicación, después de cursar tres semestres de tronco común.
Con el tiempo –y por las exigencias de la política de educación superior del gobierno federal– las seis licenciaturas fueron evolucionando hacia cuatro carreras perfectamente diferenciadas. De hecho, se volvió una exigencia de los órganos de reacreditación que las licenciaturas tuvieran cada vez menos competencias profesionales en común.
Es decir, que el periodista no se parezca al comunicador y que el estudioso de las letras no se confunda con el lingüista, cuando en realidad se trata de profesionales que manejan el mismo instrumento, el lenguaje, y que deben diseñar estrategias similares para dar a conocer sus productos.
Quizá el programa que más se acercó al proyecto original de Letras y Comunicación haya sido la extinta licenciatura en Letras y Periodismo, aunque ciertamente la licenciatura de Comunicación terminó concentrando las materias orientadas a la producción de medios, investigación y planeación de procesos de comunicación.
En sus más de 40 años de existencia, la Falcom ya tuvo sendas maestrías en Letras y en Lingüística. Hoy, probablemente, algunos no verían con malos ojos que, habiendo sido uno de los primeros planteles del área de humanidades y ciencias sociales, en esta facultad se desarrollara como programa piloto una propuesta de bachelor of arts, y que la especialización de los egresados continuara en un posgrado.
A la idea de salir de la universidad sabiendo un poquito de todo y nada en concreto de algo, se opone la ventaja de cursar una serie de optativas que le permitan al alumno desarrollar en el pregrado un plan de estudios a la medida de su interés. Una solución intermedia entre el aprendiz de todo que, no obstante, domina ciertos oficios de la comunicación.
Para ello, la UdeC tendría que facilitar la movilidad transversal, permitiendo que, por ejemplo, un estudiante de Letras y Comunicación pueda tomar materias en las facultades de Filosofía, Mercadotecnia o Ciencias Políticas, e incluso hacerlo en otras universidades.
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