En dos países de Sudamérica –Argentina y Chile– se está hablando estos días casi simultáneamente de la urgencia de una Ley de Medios, advierte Inna Afinogenova en el arranque de la nueva temporada de La Base, el podcast que conduce Pablo Iglesias en Diario Público, el 13 de septiembre de 2022 (https://www.youtube.com/watch?v=0y68spNGEoE).
Cuando el 1º. de septiembre la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner fue víctima de un intento de magnicidio (le apuntaron una pistola a unos centímetros de su cara, el arma estaba cargada con cinco balas pero ninguna por puro milagro salió), literalmente en las primeras horas hubo un impulso inicial por parte de los principales medios argentinos de informar, de manera aséptica, sobre el atentado. Se limitaron a la pirámide invertida: qué pasó, dónde y cuándo. Pero, luego, llegó el momento de enseñar el cobre.
Al principio, resume la analista especializada en América Latina, la balanza en los medios se inclinó a favor de todo aquel que sembrara dudas en torno al atentado, que insinuara “como quien no quiere la cosa” que podría haberse tratado de un simulacro. Ya que estamos en un momento en el que hay un caso abierto en contra de Cristina por el que piden 12 años de cárcel por, presuntamente, liderar una asociación ilícita, podría haberse tratado entonces de una maniobra de ella para desviar la atención.
Pablo Iglesias, en mofa, confiesa la verdad: ‘Viajé a Buenos Aires para recomendarle a Cristina que se dejase asesinar, porque nada hay mejor ante una situación de crisis que dejarte pegar un tiro en la cara’. Y Afinogenova completa: “Será por eso que luego pasaron a añadir la palabra ‘presunto’ para referirse al atentado. Así, tal cual, ‘presunto atentado’”.
PISTOLA DE AGUA
“Luego de que le restregaron una pistola por la cara, las cuentas cercanas al ultraderechista Javier Milei, así como el propio diputado de la nación argentina por el Partido Libertario, sugirieron en las redes, cómo no, que la pistola ni siquiera era real sino de agua, convirtiendo en trending topic el hashtag #PistolaDeAgua”, sigue contando Inna.
“Cuando esta patraña cayó por su propio peso a medida que salían a la luz nuevos detalles sobre el atacante y su cómplice, no quedó otra que decir que la culpa por el atentado era en el fondo de la propia Cristina Kirchner, por convocar vigilias en apoyo cerca de su casa y salir a saludar a la gente que andaba por ahí. Muy egocéntrica, ella finalmente lo provocó.” Sólo les faltó decir que iba sola de noche y llevaba la falda corta, el clásico de la revictimización.
Ya se pueden hacer una idea los seguidores de La Base sobre “por qué, de repente”, en el Congreso empezó a hablarse de un proyecto de ley contra el odio. “En realidad, en Argentina esa ley de medios urge desde hace tiempo: han sido años y años y años de violencia mediática contra Cristina Kirchner, personalmente y contra su proyecto político”.
“Si como medio o como periodista pones un micrófono frente a personajes que llaman a contratar un sicario para que esa mujer ‘desaparezca’, frente a personajes que la llaman en directo ‘delincuente’ sin presentar prueba alguna de ello, que la llaman ‘psicópata’, entonces como periodista tienes parte de la responsabilidad. No puedes lanzar o prestarte para difundir mensajes de odio, amparándote en la libertad de expresión.”
CONSECUENCIAS DEL ODIO
“Y cuando digo mensajes de odio transmitidos por la televisión durante años, no exagero. Se hizo viral una recopilación de algunas de las declaraciones de periodistas, voceros políticos, actores y manifestantes. Oigámoslas y pensemos si eso merece llamarse periodismo de opinión”, señala Afinogenova:
‘El kirchnerismo es una desgracia’; ‘fue ella la que nos metió en este despelote y, por supuesto, hay millones de argentinos que están podridos de casi todo lo que Fernández dice, cansados, hartos’; ‘el discurso de la reina nos hartó’; ‘Cristina es mala’; ‘es una psicópata que cree sus propio delirios’; ‘ese rasgo psicopático de Cristina’; ‘eso es el kirchnerismo, una pareja tóxica que te cagó a trompadas’; ‘que Cristina Fernández de Kirchner tenga esta centralidad en la política argentina, es una desgracia’, reza la letanía contra la hoy vicepresidenta que, antes, fue primera dama y presidenta de Argentina.
‘El ocaso del kirchnerismo va a venir con la desaparición física de Cristina, por muerte o por abducción extraterrestre’; ‘tengo depositada mis esperanzas y mi ganas de seguir viviendo, en que van a perder y van a desaparecer’ los Kirchner; ‘que explote todo y empezamos de cero, sin kirchnerismo’; ‘¿y con la viuda qué hacemos?, la metemos en un cajón; ‘creo que la vicepresidenta tiene un error en la cabeza, la gente se va a desesperar y la culpable es Cristina’; ‘la única responsable de todo lo que pasa en este país, se llama Cristina Fernández de Kirchner, que ahora se quiere bajar del barco como las ratas’; ‘necesitamos un sicario que le pegue un balazo en el cráneo a esa hija de mil putas’, declamaban los odiadores.
No por nada la propia Cristina dijo en una entrevista: ‘No sé qué pase dentro de cinco años, si el mundo se acabe. Tantos locos sueltos. No tengo comprada la vida, aprendí eso’.
ESPANTAJO VENEZOLANO
“Frente a esto, se planteó considerar una ley contra el odio que pueda regular este tipo de mensajes en los medios de información. ¿Y cuál creéis que ha sido la reacción a la propuesta de medios como Clarín o La Nación? Pues anunciar desde el titular que se trata de una iniciativa para limitar a los medios, y recordar que existe una ley parecida en Venezuela” o llamarla la ley venezolana porque, ya sabemos, todo lo que existe en Venezuela (bueno, al menos hasta antes de que volvieran a venderle petróleo a Estados Unidos) es terrible.
“Viene muy bien Venezuela como espantapájaros para cualquier situación”. Como en la república bolivariana aprobaron esa ley, “ya no hace falta que la analices, nada más recházala de plano. Así nosotros podremos seguir con lo nuestro, con nuestra libertad de expresión, a ver si los lobos solitarios como Fernando Sabag [autor del frustrado atentado] se multiplican”.
LEY DE MEDIOS YA
“En Chile también se ha hecho viral la etiqueta #LeyDeMediosYa por otro motivo, aunque en el fondo sigue siendo el mismo: manipulación mediática y ausencia de pluralidad. Luego de que se impusiera el Rechazo de la nueva constitución en el plebiscito hace una semana, ha habido toda una serie de análisis sobre los motivos de ese resultado.
“Más allá de las noticias falsas que han abundado a lo largo de la campaña para hacerle creer a la gente que les quitarían sus casas, que cambiarían la bandera o que no habría más agua embotellada, más allá de todo este cacao que han logrado meter a unos cuantos en la cabeza, es la falta de pluralidad mediática y la concentración de los medios conservadores las que ha determinado el resultado del plebiscito.
“Los diarios El Mercurio o La Tercera no necesitaron inventarse noticias falsas, no tuvieron su momento de: ‘es muy burdo, pero voy con ello’. Les bastó con dar tribuna únicamente a los adeptos del Rechazo. Meses de campaña en los principales medios a favor de rechazar la nueva constitución. No se debatían las propuestas, no se explicó en qué cambiaría la nueva carta magna la vida de un chileno común y corriente. Se centró en hablar de la farándula que rechazaba el proyecto, en banalizar algunas propuestas en concreto como, por ejemplo, el artículo sobre los derechos de naturaleza para lo cual se presentó a quienes lo redactaron como una panda de hippies.
“El grupo de estudios de la Universidad Abierta de Recoleta presentó una investigación en la que concluyó que la aplastante mayoría de los titulares de los medios escritos estaban a favor de la opción Rechazo. Evaluaron más de mil 500 artículos que aparecieron en los principales medios, en las primeras dos semanas de agosto, y señalaron una evidente tendencia pro Rechazo”.
Además, interviene Pablo Iglesias, la campaña a favor del rechazo supuso cuantiosas ganancias para aquellos que la promovieron. Se ha invertido, según datos que hemos conocido solamente después del plebiscito, 200 veces más dinero en la campaña del Rechazo que en la del Apruebo.
“Doscientas veces es la cifra que reconoce el propio diario La Tercera, ahora cuando el resultado ya está sobre la mesa y no hace semanas cuando, a lo mejor, ese dato podría de alguna manera haber influido en ese resultado”, retoma Afinogenova.
MEDIOS CONCENTRADOS
“Los grandes medios de Chile han transitado el camino marcado por The Washington Post que dedicó meses de sus columnistas para avisar del supuesto desastre al que llevaría a Chile la nueva constitución, y que unas horas antes del plebiscito sacó un editorial llamando a rechazar el proyecto porque podría poner en riesgo el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, el cual necesita mantener para acceder a las enormes reservas de litio que tiene Chile. Tal cual, sin taparse.
“Además de esto, el Centro de Investigación Periodística de Chile ha logrado identificar al menos 29 cuentas en redes sociales (Facebook e Instagram, principalmente) que, a lo largo de cinco meses, invirtieron unos 116 millones de pesos chilenos (equivalentes a unos 128 mil dólares) en publicidad pro Rechazo.
“Con ese dinero le dieron rienda suelta a las fake news. De ahí salieron todas las mentiras sobre supuestos riesgos para los fondos de pensiones, viviendas, colegios y clínicas privadas. En esa misma línea, otra investigación apuntó que las cuentas de Twitter favorables al Rechazo difundieron 20 mil veces más mensajes que las del Apruebo. Entre las campañas publicitarias engañosas en redes, pagadas por los sectores más conservadores, y un absoluto desequilibrio en la correlación de las fuerzas mediáticas, el Rechazo ganó de goleada”, concluye Inna Afinogenova.
El remate corre a cargo de Iglesias: ‘Imaginen qué podría haber ocurrido si, simplemente, hubiera existido una Ley de Medios. Con dejarle tan solo una tercera parte del espacio mediático a los intereses privados, los chilenos probablemente habrían estado igual de saturados de informaciones sobre el supuesto riesgo del Apruebo, pero al menos hubiese quedado algo de espacio para otro tipo de análisis, diferentes. Ley de Medios ya, para Chile y para Argentina también’.
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