VALLEJO, ARTICULISTA

Junto a la edición De Bolsillode su celebrado ensayo sobre la historia del libro y la lectura, El infinito en un junco, Penguin Random House presentó en la FIL de Guadalajara 2022 otros dos títulos de Irene Vallejo ya publicados en España: la novela El silbido del arquero (Random House) y la colección de ensayos El futuro recordado (Debate).

El 28 de noviembre pasado (https://www.youtube.com/watch?v=PFvR3eMABas) los comentarios corrieron a cargo del escritor Jorge Volpi, a quien le parece ‘fantástico que tengamos la oportunidad de tener en México a esta Irene Vallejo múltiple: por un lado, columnista; por el otro, ensayista, y por un tercero narradora. Una escritora polifacética que, al mismo tiempo, no deja de ser absolutamente coherente’.

En las columnas que ha publicado tanto en El Heraldo de Aragón que se recopilan en El futuro recordado, como las que publica en El País y en México reproduce Milenio, a Volpi le parece fascinante el procedimiento que utiliza Vallejo para abordar problemas directos de nuestra realidad y de nuestro tiempo, encontrando siempre una manera de dar nueva perspectiva a ese pasado, sobre todo al grecolatino.

‘Cuéntanos, ¿cómo funciona esa maquinaria para que, en muy pocos caracteres que te dicta el editor y periódico, puedas contar no sólo el futuro recordado sino también el pasado resucitado?’, le pide el presentador a la invitada.

RECORDAR EL FUTURO

Para Vallejo, “es un desafío en el periodismo hilar un discurso dentro del espacio previamente delimitado, en mi caso 1,650 caracteres. Practiqué estas columnas durante más de 12 años y llegué a tener la extensión realmente tatuada en la mente. Después de tanto ejercicio de esa gimnasia, a veces tengo la sensación de que al escribir y al hablar me salen tiradas de 1,650 caracteres porque ya estoy programada mentalmente”.

“Esa columna nació precisamente de un desafío que lancé al entonces director de El Heraldo de Aragón, quien había sido mi profesor de Historia Antigua en la Universidad de Zaragoza. Sabía que, como persona de sensibilidad, sería receptivo a la propuesta de publicar una sección fija en Opinión donde se analizase algún aspecto de la actualidad, siempre en relación con una etimología, un personaje mitológico o un acontecimiento histórico.

“Como un viaje de ida y vuelta, partíamos del mundo contemporáneo y de alguno de los aspectos que eran de actualidad en el momento en el que yo publicaba esos textos, viajando hacia el pasado para adquirir perspectiva como quien retrocede unos pasos para tomar una fotografía y, después, volver otra vez al presente con un giro, una reflexión, casi un epigrama con el que siempre acaban estos textos. Busco un efecto de sorpresa o un juego de palabras, ese giro final sorpresivo de un microrrelato, como una forma de darle la vuelta y poner un poco patas arriba todo lo que aparentemente ha sido el discurso de la columna, o intento resumirlo de una manera muy condensada y conceptista en un juego de palabras.

“Me parece importante la vertiente lúdica. Leemos porque sentimos curiosidad. Saciar la curiosidad es un placer que nos hace sentir felices. ¿Y por qué no permitirnos usar como juguetes los conceptos, las ideas o los lugares comunes y preconcebidos sobre el mundo clásico? Muchos hemos estudiado la antigüedad grecolatina como si fuera un lugar ideal, una especie de modelo decisivo para toda la humanidad. Yo no los veo así, intento bajar del pedestal a griegos y romanos, bromear con ellos como hacían los propios clásicos en su tiempo.

“Me gusta mucho la sátira antigua y me alimento de ella también. Me fascina la capacidad que tienen muchos de estos clásicos de ponerse en solfa a sí mismos, y reírse de su propia realidad. Luego pongo de manifiesto la oscuridad que se oculta detrás del aparente brillo de esas épocas doradas que son los periodos clásicos. En el caso de la antigüedad grecolatina, es evidente que era una sociedad esclavista y practicaba el culto a la guerra, una sociedad imperialista y profundamente misógina. Todo esto no se puede ocultar y es necesario sacarlo a la superficie, porque nosotros conversamos con los clásicos y con los grandes autores del pasado precisamente porque nos reconocemos en su humanidad y, también, en sus tropiezos y errores.”

EL MINUSTRADO

“Podemos aprender mucho de aquello en lo que se equivocaron, de las injusticias que fomentaron y que, ahora, nosotros estamos en condiciones de corregir –sigue diciendo Irene Vallejo de los antiguos griegos y romanos–. Nos sirven sus errores, hipocresías y corrupciones. Fueron unas sociedades profundamente corruptas, y en algunas de las columnas de El Heraldo de Aragón intenté recoger algunos casos bastante curiosos de corrupción en la antigüedad: corrupciones inmobiliarias, corrupciones políticas, corrupciones legales que son interesantes y dan un referente para el mundo del presente donde nos movemos.

“Y este reto de reinterpretar la actualidad contemporánea de una forma sosegada, tranquila, humorística, abierta también al desacuerdo, al debate, intentando que no fuera tampoco una lectura autoritaria del pasado ni el presente, fue el envite que yo lancé al periódico de Zaragoza y que ellos aceptaron. Fuimos capaces de mantener durante 12 años de ejercicio semanal ese columnismo.

“Es también una forma de reivindicar las humanidades, el valor del conocimiento de la historia y la educación. Por ejemplo, en una columna sobre maestros y ministros expliqué las etimologías de ambas palabras: maestro viene del latín magister, y es el que hace lo máximo, lo más importante, magis; y, en cambio, ministro viene de minus que es lo menos, el ministro hace unas tareas de administración y de resolución de problemas que de acuerdo con la etimología estarían en un rango jerárquico muy inferior al del maestro. El maestro es mucho más que el ministro, y para un ministro convertirse en maestro educador, según los antiguos, habría sido un ascenso.

“Todas estas ideas, etimologías y reflexiones sobre el mundo en el que vivimos, pero también sobre aspectos sociales, personales e íntimos de nuestras relaciones (reflexiones sobre el amor, la sociedad, la adolescencia, el deporte o el humor), forman parte del universo del columnismo en el que yo me embarqué.

“Gracias a la complicidad de mi director y profesor en la universidad, conseguí llevar a cabo el propósito. La columna es una puerta de entrada a esos clásicos que a veces nos parecen distantes, lejanos y difíciles de interpretar. Necesitamos esas pequeñas ventanas de interpretación o de ayuda, esas guías o claves que, luego, pueden ser el paso previo o la antesala para leer a los clásicos.

“Atreverse hacia esos caminos, sin miedo y convencidos, es el mensaje que en definitiva quiero transmitir: todo el mundo es bienvenido a la lectura en general y, en particular, a la lectura de los clásicos. No son difíciles de entender, no son inhóspitos. Son mucho más parecidos a nosotros de lo que creemos y, gran parte de lo que hemos llegado a ser, se configuró en aquellas sociedades, en esos conceptos políticos y esas formas de vivir que inventaron y, a veces, también deterioraron nuestros antepasados grecolatinos”, resume Irene Vallejo.

REINA DE LA FERIA

El 2022 fue el año de Irene Vallejo en las ferias del libro, dijeron en la sesión del ciclo de encuentros ‘Escritores en primera persona’ dedicado a la aragonesa. En la OBA (Biblioteca Pública de Ámsterdam), el 26 de septiembre pasado la escritora conversó con el catedrático literario e hispanista de la Universidad de Groninga en los Países Bajos, Hub Hermans, y con el traductor de su obra al neerlandés, Adri Boon.

Durante la feria del libro de Frankfurt de ese año, el país invitado fue España y el discurso inaugural, el 19 de octubre, corrió a cargo de Irene Vallejo junto con Antonio Muñoz Molina y el rey Felipe VI. Un mes después, en la FIL de Guadalajara, estuvo junto a Alberto Manguel en la apertura del Salón Literario el 27 de noviembre, en la presentación de sus libros en edición de bolsillo el 28, y en un encuentro con Mil Jóvenes el día 29.

En la OBA, Hermans explicó que antes de El futuro recordado (Contraseña, 2020), las columnas que Vallejo ha venido publicando en los diarios españoles se recopilaron en El pasado que te espera (Autor-Editor, 2010) y en Alguien habló de nosotros (Contraseña, 2017).

Sus novelas publicadas son La luz sepultada (Paréntesis Editorial, 2011), situada en Zaragoza un poco antes de la Guerra Civil, seguida de El silbido del arquero (Contraseña, 2015).

También ha publicado ensayos: Terminología libraria y crítico-literaria en Marcial (2008); literatura infantil: El inventor de viajes (Comuniter Editorial, 2014); y juvenil: La leyenda de las mareas mansas (Comuniter Editorial, 2015).

En 2020, Siruela publicó Manifiesto por la lectura por encargo de la Federación de Gremios de Editores de España. Irene Vallejo acompañó con este texto la petición de un Pacto de Estado por la lectura y el libro. La doctora en Filología Clásica por las universidades de Zaragoza y Florencia decidió que los derechos de autor se destinen al apoyo de proyectos e instituciones de fomento a la lectura.

Sin embargo, Vallejo debe su fama a El infinito en un junco (2019), un ensayo acerca de la historia de los libros que se convirtió en un éxito de ventas inesperado. La obra ha sido traducida a 30 lenguas, y la primera traducción fue la holandesa que supera ya una docena de reimpresiones.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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