Viajes, espionaje y estado vegetativo

 La gira del gobernador José Ignacio Peralta Sánchez por Los Ángeles, California, la semana anterior, cuestionada por algunos columnistas por su mal “timing”, evidenció el gran fracaso mediático que ha sido la gestión peraltista ante la vox populi, quienes no solamente recriminan la ausencia del Ejecutivo estatal, sino que se mofan al por mayor en publicaciones de difusión gubernamental, reflejando que el imaginario social sigue repudiando los escándalos gubernamentales, en específico “la fiesta del Secretario de Turismo”.

En su momento, Adalberto Carvajal escribió que el escándalo de Las Palmas podría ser, según uno de sus lectores, “el Ayotzinapa de Nacho Peralta”. Muy cerca de la verdad, y por ende lo que veremos será un gobierno estatal que vegetará durante los casi tres años que le quedan a su administración, tal como le pasó a Enrique Peña Nieto. El descrédito mayúsculo se traduce en nula credibilidad. La mofa, el escarnio homofóbico del que es preso el gobierno peraltista no es culpa de la ciudadanía; es consecuencia de un vendaval de malas decisiones y de un distanciamiento con la gente que están pagando con intereses.

Debe ser un chasco que se pregonen giras de fomento económico y que la ciudadanía te revire con un escándalo sexual y criminal surgido de tu gabinete. Cualquier estrategia comunicacional fracasa en ante dicho escenario. Han tenido que surgir los “NachoBots”, aquellos pocos que aplauden y celebran los posteos promocionales del gobernador, quienes son nada menos que sus propios empleados, o más bien, nuestros, porque se les paga con dinero público. Sin embargo, en algún momento y por mucho que se intente, los colaboradores del gobierno estatal son sobrepasados por una cascada de críticas surgidas desde la sociedad civil.

Los pataleos que ha dado la administración peraltista para tratar de fijar sus posturas mediáticas han sido variadas, algunas veces osadas, incluso llegando a retar la inteligencia de los colimenses. Hemos visto campañas para desacreditar al presidente Andrés Manuel López Obrador por usar popote al tomarse un coco, en afán de desviar el tema por el “martes negro” de los abucheos a Nacho Peralta en la visita presidencial, entre otras barbaridades. Sobra decir que han sido intentos en vano, contraproducentes por decir lo menos.

Uno de los intentos más disparatados fue la guerra mediática en contra de la Delegada Estatal de Programas de Desarrollo del Gobierno de México en Colima, Indira Vizcaíno, por la supuesta revelación accidental (en una entrevista con Radio Levy) de espionaje político en contra de organizaciones sociales, previo a la visita presidencial del pasado 05 de marzo. Si el maestro John le Carré leyera las quejas priistas al reprochar el “espionaje político” que habría hecho el Centro Nacional de Inteligencia antes de la visita de AMLO, los manda al paredón. Muy distinto es el espionaje político que realizaba el CISEN, casos revelados por el propio Andrés Manuel López Obrador hace algunas semanas, a las labores de inteligencia adyacentes a las acciones preventivas de seguridad de cualquier evento, y más cuando estará presente el mandatario mexicano.

La estrategia de esta semana parece ser “todo es culpa de AMLO y la Cuarta Transformación”. López Obrador no tiene la culpa de que la ciudadanía colimense considere a su Ejecutivo estatal un “gobernador ausente”, tema puesto en números por el diputado local, Francisco Rodríguez, quien reciente reveló que Nacho ha estado en Colima solo dos días de los cinco que son hábiles cada semana. La pesadilla peraltista que es el legislador Paco Rodríguez desnudó, desde la Comisión de Transparencia, las reiteradas ausencias del gobernador colimense en sus primeros tres años.

Inmisericordemente, la gente de Colima se ha dado cuenta de los excesos de este gobierno, que ahora son los clavos del ataúd. El Heraldo de México publicó una encuesta donde revela que el 80 por ciento de los colimenses no consideran honesto o íntegro a su gobernador. Por esas y más razones, la administración estatal estará, de aquí al 2021, en estado vegetativo.

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