VIRGILIO PARA 2027

Por tercera vez consecutiva, Virgilio Mendoza Amezcua se apunta para la gubernatura. Esta es la segunda ocasión en que lo hace por el Partido Verde Ecologista de México. Pero la de 2027 sería la primera en que el PVEM plantea una posible alianza con Morena, ya que en 2021 cada partido presentó su propia candidatura.

La primera vez que Virgilio aspiró, en la coyuntura de 2015, siendo presidente municipal de Manzanillo declinó ser candidato del PAN porque –dijo en pocas palabras– no quería enfrentarse a su amigo José Ignacio Peralta Sánchez (JIPS) que había sido destapado como abanderado del PRI al gobierno estatal.

Se entiende que, de no haber sido Nacho el candidato tricolor sino el entonces alcalde capitalino Federico Rangel Lozano, Virgilio se habría inscrito contando, acaso, con el aval de JIPS y de muchos de los políticos que se alinearon con el entonces subsecretario de Comunicaciones de la SCT del gobierno federal.

La nominación blanquiazul fue, entonces, para Jorge Luis Preciado Rodríguez. El senador por la primera minoría en Colima compitió con Peralta usando toda la fuerza de una oposición patrocinada desde el gobierno priista de Mario Anguiano Moreno, por lo menos en la elección ordinaria. Otra cosa fue cuando, anulados los comicios, se convocó a una extraordinaria donde Preciado ya no tuvo los apoyos políticos ni el presupuesto ni las ganas de combatir a Nacho.

EL HOMBRE VERDE

Por cierto, el coordinador de esa segunda campaña de JIPS fue José Manuel Romero Coello, quien para eso tuvo que simular una renuncia a la dirección general del Instituto Mexicano de la Juventud, cargo al que se reincorporó como si nada al terminar la campaña, dejando constancia del interés del gabinete de Peña Nieto por imponer a Nacho.

Romero Coello volvería a Colima en 2020 para fungir como dirigente estatal del PRI. Sin embargo, tras una amistad de muchos años, terminaría rompiendo política y personalmente con el gobernador Peralta.

Ignorado por el tricolor en la definición de la candidatura al gobierno estatal en 2021 que fue para Mely Romero Célis, José Manuel se alió con Virgilio Mendoza y contendió por la presidencia municipal de Colima ya con el emblema del tucán. Alcanzó a entrar al cabildo como regidor de oposición.

Hoy es nuevamente diputado local por el Verde Ecologista, representando al mismo primer distrito que ganó para el PRI en 2009. Pero la diferencia es que este PVEM en el que militan Romero Coello y Virgilio Mendoza, ya no es aliado del Revolucionario Institucional sino de Morena.

POR LA PUERTA TRASERA

Repudiado por el panismo tras ‘rajarse’ por la gubernatura en 2015, Virgilio se pasó al PVEM en un viaje de regreso a la Ítaca partidista ya que el Verde, en ese momento, actuaba como una puerta trasera para reingresar al PRI, más o menos como hoy sirve de plataforma de descarga para la 4T.

Virgilio había iniciado su carrera en la administración pública como priista, trabajando con José Luis Santana Rodríguez en el ISSSTE. Tras un breve paso por el partido local ADC en Manzanillo, se integró como funcionario (director de Atención Ciudadana y, al mismo tiempo, secretario particular del alcalde) en el gobierno municipal de Rogelio Rueda Sánchez, quien había recuperado en 2000 el Ayuntamiento de Manzanillo para el PRI después del trienio de la panista Martha Leticia Sosa Govea, siendo el último de los tricolores en ocupar la alcaldía porteña.

Cuando Nabor Ochoa López abandonó al PRI y, con los colores del PAN, ganó la presidencia municipal de Manzanillo, Mendoza Amezcua se unió a ese gobierno en calidad de director general de Desarrollo Social del Ayuntamiento. De ahí brincó a la alcaldía porteña en 2006. Y, al concluir su mandato en 2009, Virgilio fue candidato a diputado federal por el segundo distrito con el registro del PAN, si bien perdió ante el priísta y paisano suyo de Armería, Carlos Cruz Mendoza.

En esa misma curul había estado Nabor tras ocupar la presidencia municipal de Manzanillo. Y, a través del interino, Virgilio le entregó nuevamente la alcaldía a su antiguo mentor, que en esta segunda oportunidad compitió por el partido Nueva Alianza en coalición con el PRI. A su vez, Ochoa López le entregaría el relevo municipal a Mendoza Amezcua en 2012, quien él sí se mantuvo en Acción Nacional hasta 2015.

Que Nabor hubiera regresado al PRI por la ventana del Panal, lo alejó de Virgilio Mendoza que ya se había encarrilado en el PAN. Y cuando hubo que definir el liderazgo del grupo político que había logrado construir en Manzanillo una estructura propia ajena a la de los diferentes partidos que les dieron oportunidades electorales, Virgilio y Nabor rompieron. Como consecuencia, el naborismo se transmutó en virgilismo.

En 2015, Ochoa López fue candidato a la gubernatura por el Partido del Trabajo. Y después de los comicios de 2018, cuando el gobierno de Ignacio Peralta comprendió que la administración de López Obrador había establecido una cabeza de playa en Manzanillo a través de la nueva alcaldesa Griselda Martínez Martínez, le creó a Nabor la Secretaría Técnica de Enlace Gubernamental. Como vicegobernador en los municipios de la costa (Manzanillo, Tecomán y Armería), los morenistas porteños afirmaban que su encomienda se reducía a desestabilizar la administración de Griselda.

SERPIENTES Y ESCALERAS

Con la derrota en el segundo distrito electoral federal en 2015, Virgilio hizo una pausa en su carrera como servidor público mas no como político partidista. Asumiendo primero como delegado nacional, acabó forzando la salida de Mariano Trillo Quiroz de la dirigencia estatal del Verde. Y él mismo ocupó la presidencia del comité directivo estatal.

No obstante, su amiga y colaboradora Gabriela Benavides Cobos, quien había sido secretaria del Ayuntamiento con Virgilio, permaneció en el PAN durante su ejercicio como alcaldesa porteña entre 2015 y 2018. Al concluir su mandato y pese a su militancia panista, apoyó presumiblemente la postulación de Mendoza Amezcua como candidato del PRI-Verde a la presidencia municipal, y no la de Martha Sosa que contendió por Acción Nacional. De todas maneras, los derrotó la morenista Griselda Martínez y ambos exalcaldes se convirtieron en regidores de oposición.

Distanciada del PAN, Benavides apareció en la primera fórmula al Senado que acompañaría al priista José Antonio Meade como candidato a la presidencia de la república. Como representante del Verde en esa coalición, obtuvo en 2018 el escaño a la primera minoría en la cámara alta. Tras llegar al palacio de Paseo de la Reforma en fórmula con el PRI, Benavides vio cómo el PVEM negociaba con el presidente López Obrador. Los ‘niños verdes’ se pintaron de guinda y Gaby –dicho en términos estarwanianos– se pasó al ‘lado luminoso de la fuerza’.

MULTIVERSO PARTIDISTA

Hoy Virgilio Mendoza es senador de mayoría de un Verde aliado de Morena. Encabezó en 2024 la fórmula cuatroteísta, que completó Ana Karen Hernández Aceves como cuadro del PT. Mientras Morena se reservó las candidaturas a la diputación federal: con Leoncio Alfonso Morán Sánchez, por el primer distrito; y Gricelda Valencia de la Mora por el segundo.

En la actual Legislatura, Gabriela Benavides es diputada federal plurinominal por el PVEM. Nabor Ochoa lamentablemente falleció. Y los otros cuadros ecologistas con proyección en el estado son Romero Coello o Agustín Morales Anguiano, sin cargo de elección pero ‘primer caballero’ de Comala.

El escenario político en México cambió: PRI y PAN son aliados (inconfesables desde 1994, formales desde 2012, cuando se integran al Pacto por México, y electorales) desde 2021 cuando integraron con el extinto PRD la coalición Va por México para romper la mayoría oficialista de Morena en San Lázaro, en una alianza que se ratificó en 2024 con la nominación presidencial de Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz.

En Colima, PRI y PAN jugaron juntos con Mely Romero en 2021. Y se infiere que mantendrán esa coalición en 2027. Un indicio es la cargada a favor del proyecto a la gubernatura del alcalde capitalino Riult Rivera Gutiérrez, de militancia y trayectoria panista pero apoyado, financiado y encabezado por el exgobernador Mario Anguiano.

LA SEGUNDA, COMO AGUA

La segunda ocasión en que Virgilio Mendoza buscó ser gobernador fue en 2021. Los verdes habían venido trabajando en alianza con Morena en las reformas constitucionales que marcaron la primera mitad del sexenio de López Obrador. Y en el acuerdo tácito de que Morena cedería al PVEM una candidatura a gobernador viable de triunfo, esta no fue la de Colima.

La disputa por la gubernatura se centró en la morenista Indira Vizcaíno Silva y la prianista Mely Romero. Como tercero en discordia se apuntó Leoncio Morán, candidato de Movimiento Ciudadano (MC). Y aunque no jugó el papel meramente testimonial que tuvo Evangelina Bañuelos Rodríguez, de Redes Sociales Progresistas, o incluso Claudia Yáñez Cabrera con Fuerza por México, el Verde de Virgilio no se sumó a la alianza con Morena, ni de manera formal como Nueva Alianza, ni de facto como el Partido Encuentro Solidario. Pero tampoco pudo concretar una alianza con el Partido del Trabajo (el cual postuló simbólicamente a Aurora Cruz Alcaraz).

Consumado el triunfo de Indira, sus viejos amigos en el PRI y en el PAN le echaron en cara a Virgilio haber dividido el voto opositor a Morena. Mientras que sus nuevos aliados en el Movimiento de Regeneración Nacional le reprocharon la angustia que pasaron calculando la cantidad de votos que se llevaría el Verde. Sufragios que ciertamente le habrían dado una mayor ventaja a Indira sobre Mely.

Como sea, a diferencia de Locho, como competidor Virgilio mantuvo la cortesía política mientras que Morán llevó la mercadotecnia electoral a un grado que no pocos consideraron violencia política de género. Sabiendo quién era la candidata a vencer, el abanderado de MC se ensañó con Indira Vizcaíno con una acusación cierta (haber formado parte del gabinete de Ignacio Peralta) pero chintinosa (“¿es cierto o no que ‘trabajaste’ con Nacho?”), sin ocuparse apenas de Mely Romero.

¿RÉMORAS O ALIADOS?

Me he detenido en este anecdotario de migraciones partidistas porque, las trayectorias de los cuadros del PVEM, evidencian la vocación de acompañante de los partidos dominantes en turno que el Verde ha tenido desde su fundación en 1986 y la obtención de su registro en 1991, bajo la dirección inicial del expriista Jorge González Torres, hermano del Doctor Simi (Víctor Manuel González Torres) y padre del Niño Verde (Jorge Emilio González Martínez).

Esta es una naturaleza que comparten otros partidos, como el propio Movimiento Ciudadano que, en sus orígenes como Convergencia, jugó con el PRD y el PT a construir una corriente de izquierda; o Nueva Alianza, el partido ‘magisterial’ creado en 2005 por Elba Esther Gordillo luego que la Maestra fuera expulsada del PRI.

Por supuesto, cambiar de partido es un derrotero que han seguido incontables políticos mexicanos que deciden afiliarse a otra fuerza cuando se les terminan las oportunidades en la anterior. Condenada como una práctica que traiciona los principios ideológicos de los institutos políticos, se trata de una realidad generada por las propias normas electorales que, entre otros factores, desalienta las candidaturas independientes al tiempo que estimula el surgimiento de nuevos partidos con registro temporal. La pulverización partidista ha sido alentada por la creciente pluralidad política del país.

En 2000, los verdes se aliaron con el PAN en la postulación de Vicente Fox a la presidencia. Pero tres años después, se dice que decepcionados porque el guanajuatense no cumplió su promesa de entregar el negocio del suministro de medicamentos al Sector Salud a los dueños de las farmacias de Similares, se coaligaron con el PRI haciendo sentir su peso en las elecciones intermedias a la Cámara de Diputados, y en aquellos estados donde el tricolor renovó la titularidad en el poder ejecutivo.

Aunque en 2006 lanzaron como candidato presidencial a Bernardo de la Garza, este declinó en favor del priista Roberto Madrazo. Juntos no sólo perdieron sino que fueron relegados al tercer lugar, en una elección cerrada que oficialmente ganó el panista Felipe Calderón por menos de medio punto porcentual sobre el entonces perredista Andrés Manuel López Obrador.

En 2012 tuvieron mejor puntería al acompañar a Enrique Peña Nieto como candidato presidencial del PRI. Y, en 2018, aunque nuevamente jugaron con la posibilidad de ir solos, terminaron aliándose con el PRI en la postulación de José Antonio Meade.

Perdieron frente a López Obrador, pero eso no les impidió hacer un pacto legislativo con Morena que se materializó en una serie de candidaturas locales en común, y en la coalición que llevó a Claudia Sheinbaum Pardo a la presidencia en 2024.

LA TERCERA ES LA VENCIDA

El tercer intento de Gilo –como lo llaman sus amigos desde la infancia– por llegar a la gubernatura, empieza a partir de ahora. El sábado 24 de mayo lo “destapó” el dirigente nacional el PVEM, Arturo Escobar y Vega, al dar el banderazo de arranque de la campaña de afiliación de dicho partido en la entidad: “Vamos con Virgilio Mendoza para la gubernatura del estado en 2027”.

Siguiendo la moda trumpista de negociar desde una posición de fuerza, Escobar definió a Virgilio como “el mejor elemento” para abanderar el proyecto del Verde rumbo a los próximos comicios. Y, según las crónicas del evento, envió un mensaje a sus aliados en la coalición oficialista, Morena y Partido del Trabajo, para que desde hoy “se establezcan reglas claras en la elección de candidatos para el 2027”.

Eso se entendió como una exigencia para que se mida la real aceptación de los precandidatos presentados por cada una de las fuerzas, y que no se designe al o la abanderada de la coalición cuatroteísta con base en factores como el número de militantes, triunfos obtenidos en la pasada elección o votos aportados por cada uno de los partidos en las candidaturas comunes.

Recordó Escobar que el PVEM es un aliado de la presidenta Claudia Sheinbaum y de la gobernadora Indira Vizcaíno, así como de las demás fuerzas políticas de esta alianza (Morena y PT, a las que habría que incorporar también al Panal con registro estatal), “pero no seremos aliados ciegos. Ya no apoyaremos a ciegas”.

Dado que Virgilio Mendoza representa para los verdes la mejor opción para ser el candidato y próximo gobernador de Colima, de no haber reglas claras “iremos solos o en alianza con otras fuerzas políticas”. El senador por Colima “es el mejor hombre y la mejor opción”, afirmó Escobar.

ALBUR POLÍTICO

En el mapa electoral, el PVEM no puede presumir de ser el elemento dominante en la alianza cuatroteísta, pero sí de tener una base sólida y una comprensión clara de sus intereses y los de la otra parte.

Esto, en la teoría de la negociación, significa que a un candidato a la gubernatura que es un referente en la costa le sumarían votos los cuadros del Verde en la zona norte: José Manuel Romero que ganó una diputación local de mayoría, o la alcaldesa de Comala, Daniela Orozco.

A riesgo de incurrir en violencia política por cuestión de género, vale decir que la edil comalteca es una posición del grupo liderado por Eduardo Morales Valencia que, con los colores del PRI, dio en el pasado varios alcaldes al municipio. Y una prolongación de la figura de Guty Morales, el esposo de Daniela que ha sabido mantenerse en un segundo plano en lo que va de la administración. También Morales Anguiano migró del PRI al Verde y, llevado por la corriente, acabó en la órbita de Morena.

No se puede acusar al PVEM de futurismo, cuando Morena ya adelantó que su precandidata a la gubernatura y propuesta para encabezar la alianza con PT y Verde será –sí o sí– la alcaldesa de Manzanillo, Rosa María Bayardo Cabrera.

El partido de Indira Vizcaíno empezó la puja con una oferta: el Movimiento de Regeneración Nacional concentra la intención del voto en el estado de Colima y, entre los cuadros morenistas, la mejor calificada por la ciudadanía es Rosi. En una lógica donde los simpatizantes de Morena votarán por la candidatura que les presente el partido, la aspiración con mayores posibilidades de triunfo es sin duda Bayardo.

Para romper esa inercia, Virgilio tendría que demostrar que tiene mayor viabilidad de triunfo que Rosi. O que, ante un eventual descarrilamiento de la alcaldesa, el senador es la mejor opción para que la 4T retenga la gubernatura.

MESA DE NEGOCIACIÓN

La sustitución resultaría obligada en el improbable caso de que a Colima le impusieran una cuota de género masculina. Pero ya sabemos que, en materia de paridad, los candidatos varones no pueden superar la mitad de las posiciones, aun cuando hasta la totalidad de las nominaciones puedan ser de mujeres sin que ello rompa el principio de equidad.

En el discurso, Escobar sugiere que Virgilio es tan competitivo (o más) que Rosi. Pero, en lenguaje cifrado, el mensaje es que si el Verde decidiera canjear su boleto a una gubernatura en Colima –y Morena lo acepta a nivel nacional–, lo que el PVEM espera del gobierno saliente es adhesión y no un sabotaje como el que Mario Anguiano le hizo a Peralta.

La pregunta clave es si los ecologistas tienen suficiente capital político para comprar la candidatura de la 4T en Colima, o acaso esperan que Morena se las regale en aras de mantener una alianza política hacia el 2030.

Claro, es posible que el Verde esté apostando por la grande para que le toque la de en medio. Es decir, que pretenda encarecer la negociación buscando que Morena reconozca que el voto duro del virgilismo en la costa puede potenciar o, en su defecto, mermar la intención de voto que logre acumular Rosi Bayardo a lo largo de su trienio.

Para compensar a un electorado mayoritariamente conservador en la zona norte del estado, Morena requiere incrementar su cosecha en Manzanillo, Tecomán y Armería. En ese contexto, el Verde puede aportar su votación cautiva al proyecto de continuidad de Indira… si la gobernante le cede a Virgilio la candidatura a la presidencia municipal porteña.

¡AQUÍ ESTOY YO!

Amenazar con ir solos o sumarse a otra coalición si no son valorados en la 4T, le ganó al dirigente nacional del Verde una declaración grosera de Kike Rojas: “el PVEM es comparsa y palero de Morena”, dijo el presidente estatal del PRI.

Posición conciliadora en cambio fue la de Julia Jiménez, líder estatal del PAN, quien declaró que “están abiertos a sumar liderazgos y a otros partidos políticos con la finalidad de conformar una mega alianza que permita evitar la continuidad de los malos gobiernos que representa Morena en Colima”.

Según Jiménez, hay desencanto y malestar con los gobiernos morenistas en diversos sectores de la población, y lo que procede es “unirnos como oposición”. En ese sentido, la panista muy probablemente habla desde la convicción de que el Verde podría sumarse a esa unión opositora. Pero no encabezarla.

No obstante, el efecto que tuvo el destape de Virgilio no abona al proyecto de Riult ni mucho menos. Emocionados por el tono altanero de Escobar, los inconformes con el gobierno de Indira celebraron en las redes sociales que Virgilio se presente como una alternativa a Rosi.

Tal era el perfil que había adquirido Riult en los últimos meses, como resultado de una campaña para ponderar exageradamente la gestión de Rivera como alcalde frente a la de Bayardo. Así que despojar al prianista del papel de retador oficial, es el mejor servicio que Virgilio podría prestarle a la 4T en Colima. Un favor por el cual espera ser recompensado.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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