Ayer fue un día agitado. Se llevó a cabo la consulta para determinar la apertura de la planta eléctrica de la Huexca en Morelos, un importante proyecto de la Comisión Federal de Electricidad que se encuentra varado y fue un proceso accidentado. También se conmemoró el Día de la Bandera. En Colima se recuerda al ex gobernador Gustavo Vázquez que junto con su tripulación y otros acompañantes cayó en el viejo avión del Gobierno del Estado. Y también fue el día de los Óscares.
Este último evento cobró particular importancia para los mexicanos porque entre las películas nominadas se encontraba Roma, de Alfonso Cuarón, que pretendía llevarse hasta diez estatuillas, y al final se llevó tres. No le fue mal si consideramos que ninguna otra película logró llevarse más de las conquistadas por Roma. Desde ese punto de vista podemos considerar que obtuvo un éxito redondo.
La película premiada es de esas que no ha dejado indiferente a ninguno de los que la han visto. Y las opiniones se polarizan. Para algunos es muy buena y para los demás, muy mala. En la ciudad de México se observan fenómenos interesantes. Se han revaluado los inmuebles de la tradicional Colonia Roma y está de moda un turismo cinematográfico para visitar los lugares donde se desarrolla su trama y se filmó la película. También se ha incrementado el consumo de tortas en la Casa del Pavo por mucho tiempo un lugar tradicional en el centro capitalismo. Entre paréntesis diré que a este lugar acudía con frecuencia Fidel Castro cuando vivió en nuestra capital y tuvo que ver con un invento que nació allí, la torta cubana.
Cuarón se llevó el premio a la mejor dirección pero también como mejor fotógrafo. Y esto es algo que nunca había sucedido y fue también la mejor película extranjera, pero le cerraron la puerta para que fuera la mejor película. Un amigo comalteco me dijo hoy por la mañana que en su opinión, nos robaron.
Aquí, Roma resultó muy controvertida por visibilizar dos temas muy importantes, la discriminación a los indios y la problemática de las trabajadoras domésticas, a través de una historia muy nuestra, pero sobre todo, muy capitalina. Allí es donde radica su gran importancia para nuestra sociedad clasista y discriminatoria. Yalitza Aparición, nominada al premio como mejor actriz recibió muchos ataques racistas y clasistas sólo por ser una indita de Taxiaco, no por su actuación. Y claro que para muchos mexicanos, esa nominación resulta inadmisible dado su origen.
Pero en opinión del juntador de estas letras, la lectura correcta del resultado es que los grandes estudios de Hollywood le cerraron la puerta, más que a Roma o a Cuarón, a las plataformas de streaming como Netflix y que esto constituye el preludio de una guerra comercial entre ambos grupos de poderosas empresas. Esto pudiera llevarnos a una reconfiguración de la industria cinematográfica. Las plataformas ganan cada día un mayor número de usuarios y la exhibición tradicional se encuentra cada vez más ahogada por una distribución con cada vez menos participantes que se llevan muchas ganancias e imponen más sus condiciones como los muy elevados precios por ver las películas.
Seguramente falta mucho para que desaparezcan las salas de cine como las conocemos, pero el éxito de las plataformas no es cosa del futuro sino del presente. Las superproducciones ya no son exclusivas de Hollywood sino que las plataformas tendrán cada vez un mayor número de ellas. Ojalá que nosotros seamos los ganadores y esta lucha nos resulte en un mejor cine. Y que tengamos un cine cada vez más accesible.
Por lo pronto, lo sucedido ayer confirma la buena racha de los directores de cine mexicanos, aunque transterrados a los Estados Unidos, pero Roma es distinta o otras películas de ellos, pues es muy mexicana por su historia y está hecha casi totalmente por mexicanos. Ojalá esta tendencia se prolongue.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.