VIVÍAN DEL GOBIERNO

Se libra una guerra mediática en nuestro país, plantean John Ackerman y Sabina Berman al periodista y productor de televisión Epigmenio Ibarra.

En el programa que el politólogo y la dramaturga tienen en Canal Once, John y Sabina, el 4 de agosto de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=VwIFaypiZMg) se dice que esta guerra de los medios contra el gobierno obedece a una polarización entre la narrativa del nuevo gobierno y el relato del poder que fue usual en los medios durante 40 años.

“Este gobierno tiene una narrativa y un comportamiento distinto al del anterior –expone Ibarra –. Pasamos de los 10 mil millones de pesos al año que gastaba el gobierno de Enrique Peña Nieto en publicidad oficial (y eso por encima de la mesa, ya que por debajo y fuera de la ley no podemos ni siquiera calcular el gasto) al gobierno que anunció que cortaría al 50 por ciento el gasto publicitario y llevó al 80 por ciento el recorte.

“La prensa y los canales de televisión en México volvieron insustituible el ingreso gubernamental, no encontraron formas de ingreso propios de un medio de comunicación. En ningún país del mundo existe esta realidad”.

Ackerman retoma que si bien con el nuevo gobierno hubo un recorte fuerte a los subsidios y terminó la censura (ya no hay una presión directa sobre los dueños de los medios y los comunicadores para que digan o dejen de decir cosas), sorprende la reacción de los periodistas de ese viejo régimen.

En lugar de reconocer el nuevo contexto democrático y aprovechar que ya les quitaron el bozal, en vez de unos comunicadores sorprendentemente inteligentes, sofisticados y dialogantes, estamos viendo una degeneración terrible del oficio periodístico. ¿Por qué tanta agresividad, descalificación y desesperación?, pregunta Ackerman a Epigmenio Ibarra.

“Por razones sencillas: el imperio de la inteligencia exige que depongas la soberbia y la rabia. Quien es soberbio y está rabioso, no puede ser inteligente. La comentocracia está poseída por una soberbia que ha sido sintomática y parte de su vida. Esa soberbia los hizo considerar a López Obrador un hombre rústico y elemental.

“Pero resulta que ese hombre al que le colgaron todo tipo de epítetos por lo general despectivos, ganó la elección con una abrumadora mayoría.Y resulta además que afectó intereses específicos. Los exhibió ante la nación y están furiosos. Como están furiosos y son soberbios, su inteligencia está nublada. No entienden que no entienden”.

DOS NARRATIVAS

Berman habla de las dos narrativas que están enfrentadas en esta guerra mediática:

Una es la narrativa neoliberal que asegura que los empresarios administran mejor que los gobiernos el bien común, que el gobierno es el problema y no la solución, que las cifras macroeconómicas repercuten en el bienestar de todo el país o que si trabajas fuerte y no eres tonto vas a llegar a ser muy rico.

La otra es la narrativa de izquierda, completamente opuesta y que desbanca todas las creencias neoliberales. Esta otra narrativa sostiene que todos (obreros, empleados y empresarios) creamos la riqueza, que los empresarios necesitan ser regulados por el Estado y por los sindicatos porque, de otra manera, se vuelven abusivos con sus trabajadores; que la lógica del dinero (maximizar la ganancia y minimizar los gastos) empobrece a una sociedad y, a fin de cuentas, que necesitamos un piso digno de vida para todos.

Son dos narrativas distintas que están contendiendo por la conciencia colectiva. Algunas personas se dan cuenta que esta confrontación sucede continuamente, opina Berman, pero la mayoría lo percibe como un caos mediático.

Epigmenio Ibarra está parcialmente de acuerdo con ella. “Existen tradicionalmente dos narrativas, pero la soberbia impide ver a la comentocracia una tercera narrativa: la de una transformación social que aspira a ser pluriclasista”.

Esta tercera narrativa tienes tres rasgos que la hacen distinta: “primero, fue pacífica; segundo, tiene la aspiración de ser radical y, tercero, tiene la aspiración de ser pluriclasista”.

No es exactamente la segunda narrativa. “Para una óptica de izquierda tradicional, Andrés Manuel se queda muy lejos. Por eso no entienden que se siente con los empresarios y pacte cómo usar los medios que son supuestamente enemigos suyos para llevar la educación”.

El mejor ejemplo de la tercera vía es el rompimiento de esquemas que se dio en la visita de López Obrador a Donald Trump. “De lo que estamos hablando es de un discurso heterodoxo de izquierda”, resume Epigmenio.

VISIÓN DERROTADA

Ackerman considera que, de hecho, la oposición no tiene una narrativa propia. Lo que han venido haciendo es repetir de manera mecánica y vacua las narrativas del actual gobierno, robándose las banderas de la izquierda, de lo que era una oposición auténtica y real, de la sociedad civil, de las marchas, del cuestionamiento a los gobiernos autoritarios de Calderón y de Peña Nieto. Están repitiendo esas consignas, pero sin autenticidad.

Para Ackerman, no hay una narrativa neoliberal porque el neoliberalismo está totalmente desacreditado. Se ha zanjado esta separación de izquierda y derecha de manera dialéctica, y lo que tenemos es una narrativa de transformación, coincide con Ibarra. Sin embargo, mucha gente se resiste a aceptar el momento que estamos viviendo.

Berman, en cambio, respalda la idea de Epigmenio Ibarra de que sí hay una narrativa neoliberal. Si bien fue vencida electoralmente, ésta se siente tan superior que no se digna a explicarnos su propia derrota. Siente vergüenza porque es una narrativa derrotada, pero anteponen lo neoliberal en casi todas las críticas que le hacen al presidente.

Se fijan en el polo opuesto a lo que propone López Obrador: piden terminar el aeropuerto de Texcoco, se oponen a que se distribuya dinero, están continuamente hablando de regresar al modelo neoliberal pero no hilan su propuesta y se quedan en un llamado a tumbar al Presidente.

ANTICOMUNISMO DESFASADO

“A la furia y a la soberbia de aquellos que critican continuamente al gobierno de López Obrador, hay que añadir un elemento más: la ceguera y la sordera”, expone Epigmenio Ibarra.

“Si escucharan un poco más lo que dice López Obrador, sin tanto prejuicio, podrían darse cuenta que la mitad de sus argumentos no tienen sentido, que están peleando con el fantasma anacrónico del anticomunismo.

“Quieren colocar a López Obrador en un disfraz que no le pertenece: su gobierno no es regulatorio, no hay una sola medida expropiatoria; hay un respeto absoluto y reconocimiento a los empresarios, como demostró con su pregunta ¿qué hacemos con los ricos?

“Hay, eso sí, una decisión de combatir la corrupción que estaba en todos los órdenes de la vida en el viejo régimen, incluso en el periodismo porque quien escribe por consigna y recibe paga del Estado para escribir, es un corrupto. Y corruptos son muchos de los que lo critican.

“El entonces titular de Hacienda, Carlos Urzúa, me contó una anécdota: le llevaron un sobre con los nombres de los columnistas a los que les pagaban en esa secretaría. Son cosas muy sabidas, hablamos de gente que cobraba 50 mil pesos el minuto por entrevista, de menciones pagadas y de montajes como los de Loret que un costo debieron tener.

“Había una perversa relación entre poder y prensa que duró décadas, que fue conscientemente alimentada por el viejo régimen y que subsiste. No obstante, tenemos una oposición descabezada, aunque muchos de estos intelectuales y periodistas que suponen ser ellos la cabeza de la oposición, hasta se sienten presidenciales”, se burla el invitado.

CÁMARA AL HOMBRO

Epigmenio Ibarra fue corresponsal de guerra: cubrió conflictos en Nicaragua, El Salvador, Colombia y Bosnia-Herzegovina, pero también el levantamiento zapatista en Chiapas. Equipado con un teléfono satelital, fue el primer reportero en entrevistar al subcomandante Marcos.

Sobre el EZLN fue su documental Viaje al centro de la selva (1994), pero los más recientes son lo que forman la nueva serie de Esto soy (2020), entrevistas con Andrés Manuel López Obrador .

Con Argos Comunicación que fundó junto con Carlos Payán y Hernán Vera, produjo dos de las telenovelas que en su transmisión por TV Azteca cambiaron el paradigma del melodrama mexicano: Nada Personal (1996) y Mirada de mujer (1997).

En la ficción televisiva, “nosotros hemos tratado la corrupción desde Nada personal. Nuestros contenidos de alguna manera fueron detonante de un proceso de cambio que estaba en marcha. No sólo visibilizamos la conexión entre el narco y el poder, sino que abordamos otras cuestiones, como la identidad de género cuando nadie hablaba de eso”.

Ibarra responde a las preguntas del público respecto a por qué no forma parte del gobierno de López Obrador, al que defiende sistemáticamente en sus columnas:

“No tengo nada que hacer en el gobierno, nunca he tenido vinculación orgánica con la campaña de López Obrador. Soy una activista más y tengo otro trabajo que hacer. No voy a recibir ni un centavo del erario hoy ni nunca”.

Para el documental que filmó en Palacio Nacional, por ejemplo, no recibió subsidio. “Por eso yo hice cámara. Llevo muchas décadas filmando al movimiento social: nadie me paga por registrar las marchas, nadie me paga por ir a todas partes”.

“Ante el Presidente me porto como ante cualquier sujeto que entrevisto. Me importan menos mis preguntas que las respuestas. Así entrevisté a Nelson Mandela, Fidel Castro y un montón de presidentes. No estoy luciéndome en la entrevista, ni siquiera salgo a cuadro. Escucho y hago un retrato. Mi intención, cuando hago cámara, es que no haya intermediarios entre la audiencia y el sujeto. Yo me anulo, converso. A Castro le dije: le voy a poner enfrente los argumentos de sus enemigos para que los rebata, las dudas de sus amigos para que las aclare y mis propias perplejidades”.

En las entrevistas con López Obrador, cámara al hombro “a veces me quedo callado y a veces voy charlando con un hombre con el que, además, me identifico mucho. Andrés Manuel y yo tenemos la misma edad y abrebamos en muchos sentidos de las mismas ideas: la teología de la liberación, el marxismo no como dogma sino como estrategia. Y un marxismo muy simple, la undécima tesis sobre Feuerbach: en lugar de interpretar el mundo, hay que transformarlo”.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com.

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