Hace unos días, a propósito de la iniciativa del diputado morenista Vladimir Parra por universalizar el descuento de 50 por ciento en transporte a todos los estudiantes sin necesidad de presentar la credencial de la Federación de Estudiantes Colimenses (FEC), escribí una columna titulada “Vladimir 1 FEC 0”; a días de aquello, tras un pasado jueves tumultuoso en el recinto legislativo, el marcador se abultó a favor del diputado local.
Muchas cosas han pasado desde esa jornada; el intento de golpe de estado de la FEC quedó en eso, pues el escenario planteado por los “estudiantes” al exigir la gratuidad del transporte en lugar de un descuento universal topó con pared incluso con el Ejecutivo, quien de manera inmediata les recordó que las exigencias de una acción semejante aquejaban “inviabilidad financiera”, habiendo pocas probabilidades de un subsidio.
Aunado a eso, el furor social que tuvo la aprobación de la iniciativa no dejó bien parada a la FEC. La reforma a la Ley de Movilidad, al menos en el rubro del descuento universal de 50 por ciento al transporte para estudiantes, fue vitoreado hasta por opositores a la “4T”, y eso ya es decir. Como ejemplo, ninguno de los diputados que votaron a favor de esta reforma (incluyendo priistas), deseaban quedar fuera del spotlight político que les permitiera la presunción de haber impulsado este beneficio social. Todos, a la luz de la noticia, querían una tajada del pastel.
Ese fervor social es el que pone en duda la conveniencia de que el Ejecutivo decida vetar la reforma a la Ley de Transporte. Fue tal el impacto que tuvo esta aprobación en la comunidad, que hasta el Gobierno de Colima salió beneficiado: ¿quién se acuerda ahora de la comparecencia por los $200 millones de pesos de la ex Zona Militar?
Por otro lado, los grandes perdedores de este partido, sin duda, la FEC. Ni siquiera los transportistas, quienes gracias a esta iniciativa han vuelto a poner en la mesa el tema de los subsidios, y sobre todo, del costo de la tarifa, que ya era un documento archivado.
La FEC, en cambio, ha emprendido una campaña de legitimización aparentemente tardía. No se trata ahora de lo que este organismo estudiantil representó en el pasado; se trata de cómo los jóvenes la consideran en nuestros días, tomando en cuenta que es una generación impredecible, despierta socialmente y cada vez más exigente de sus derechos.
Un veto del Ejecutivo supondría una afrenta a toda esa juventud que no se siente representada por el organismo que lidera Joel Nino Jr., y que a decir de las reacciones por lo sucedido el jueves, son una mayoría apabullante. Ninguno de los que ahora celebran esta reforma, creerá en la inviabilidad financiera de un subsidio. Es más, puede que lo exijan.
Esta goleada del Legislativo sobre el aparato estudiantil quedará marcada en la hemeroteca. Se convirtió en un “Valdimir 5 FEC 0”; una victoria con gol de “cola de vaca” incluido, recordando aquella mítica anotación de Romario en el súper clásico en el que el Barcelona de Cruyff goleó por igual marcador al Real Madrid, en la temporada 93-94.