En una búsqueda incesante por mejorar e innovar las herramientas al alcance de partidos y candidatos, que aumenten su probabilidad de ganar, destaca una que puede ser efectiva en estos tiempos de pandemia en que se requieren campañas de mucha cercanía y contacto con la gente, aun en la distancia que protege y da confianza. También, es una herramienta necesaria en esta nueva dinámica de alta volatilidad electoral, en la que personajes, liderazgos y simpatizantes cambian fácilmente de partido dependiendo de las circunstancias y los acuerdos políticos que existan sobre la mesa.
La gestión de contactos que en un principio pueden ser simpatizantes de un partido o candidato y después convertirse en potenciales votantes, ya no es tan efectiva de manera vertical. La línea de comunicación, de instrucciones y de influencia que se acostumbra vaya de arriba hacia abajo, comenzando por el dirigente de partido o el coordinador de campaña, bajando a través de los coordinadores operativos y después a la estructura territorial, aunque sigue existiendo, ya no da los resultados que se acostumbraba en el pasado.
Los ciudadanos, sobre todo los que votan de manera razonada y a quienes les importa más el candidato y sus propuestas, que el partido, así como los sectores que responden a temas específicos, tales como medio ambiente, transportes alternativos, protección a los animales, entre otros, reciben la información que llega a ellos en cascada desde los puntos estratégicos más altos de los partidos y las campañas, pero no les genera influencia o impacto alguno. Digamos que los oyen, pero no los escuchan.
Esa gestión electoral ahora arroja mejores resultados de manera horizontal. Y es en este nuevo contexto donde la Red de Círculos o el Voto por Círculos se convierte en una ventaja competitiva para adelantar a los adversarios electorales. Esta herramienta de gestión de influencia en simpatizantes y de promoción del voto se basa en la idea de que cualquier persona es capaz de convertirse en el influencer de su círculo familiar, vecinal, social, escolar, laboral y religioso más cercano.
Estos influencers populares son relevantes por su capacidad para llegar de manera horizontal a simpatizantes y potenciales votantes a los que partidos y candidatos no podrían por medio de sus estructurales tradicionales. ¿Quiénes pueden convertirse en estos influencers populares? Prácticamente cualquier persona. Sus características más apreciadas son su personalidad altamente amigable, el contacto permanente que mantienen con su círculo, la irradiación de confianza personal, su alto compromiso con la comunidad y la capacidad para que su opinión sea escuchada.
¿Tienen que ser fans del partido o del candidato? No a un nivel de militante o como parte de la estructura electoral tradicional, pero sí como simpatizantes, es decir, personas que tienen afinidad con las ideas del partido o del candidato, según sea el caso, por lo que no adquieren un compromiso formal, de obligatoriedad, pero sí de coincidencia y reciprocidad. La confianza y buen trato que se le dé al influencer popular, lo devolverá en las mismas proporciones. ¿Desde qué momento ayuda en la campaña? A partir de que se le identifica, recluta y toma parte activa de la misma.
¿Qué puede hacer por la campaña el influencer popular? Lo primero es que mapea y comparte su círculo más cercano de personas a influir, el que puede ser de un número variable. Lo segundo es que al tomar parte activa de la campaña, difunde el mensaje y hace llegar información, material y datos a estas personas, que de otra manera rechazarían o de los que no tendrían interés al instante. Lo tercero es que puede invitar y lograr la asistencia de sus personas influenciables, a actividades propias de la campaña, que al recibir esa invitación por los canales tradicionales nunca se sentirían lo suficientemente cómodos para estar.
La Red de Círculos o Voto por Círculos se sustenta en la irrebatible idea de que, ante la crisis de legitimidad que vive el sistema de partidos y la desconfianza que la gente tiene en los políticos, no sólo se debe buscar una mayor horizontalidad, sino aprovechar el nivel de confianza más básico existente, que se da de ciudadano a ciudadano. Varios estudios de opinión pública destacan que, por el contrario de las instituciones, como los partidos y el gobierno, la gente mantiene una alta confianza en sus padres, sus hermanos, sus amigos, compañeros del trabajo, compañeros de la escuela, compañeros de la iglesia, entre otros.
En estos tiempos tan dinámicos en los que es cada vez más difícil llegar a la gente, es necesario innovar encontrando o creando soluciones que se adapten a la realidad que se vive. La Red de Círculos o Voto por Círculos es una herramienta que puede hacer la diferencia notablemente. ¿Se imaginan aplicarla echando mano de la tecnología celular y las redes sociales como WhatsApp? ¿Se imaginan llegar diariamente a personas que forman parte del llamado y tan codiciado voto indeciso? Literal, síganme para más consejos.