El pasado martes 3 los Estados Unidos votaron. Bueno, es un decir, porque desde antes, más de cien millones de gringos habían depositado su voto anticipado o lo habían depositado en los estados donde esa práctica se permite. Hasta el mediodía del sábado 7 tuvimos, virtualmente, un ganador y fue Joe Biden. Se encamina a convertirse en el Presidente número 46 de ese país que durante los últimos 4 años ha sido gobernado por Donald Trump, que fue rechazado para ser reelecto. Hereda a los gringos un país dividido y crispado, los Estados Divididos de América, para abreviar.
El retraso para conocer los resultados extraoficiales dejó a descubierto, otra vez, ese raro y desfasado sistema electoral del vecino país. Si algo como eso hubiera sucedido en algún país latinoamericano, los gringos hubieran dicho que se trataría de una república bananera y hubieran buscado intervenirla. Sin embargo, si sucede con ellos, al parecer, no tiene mayor importancia. Es un sistema extraño pero muy heterogéneo porque no tienen una legislación electoral federal y cada uno de los estados va a su propio aire, porque las leyes estatales carecen de armonización. Por eso, resulta tan difícil de entender para nosotros (y para ellos mismos, también). Una elección tan tensa, polarizada y rara como ésta, lo ponen a prueba, tanto que si eso pasara en México ya nos estarían sugiriendo, por así decirlo, que lo cambiáramos, que lo modernizáramos. Pero para ellos, su sistema es, cuando menos, perfecto. Y yo me pregunto ¿qué habrían hecho Luis Almagro y la OEA?
Se acabaron los caprichos y la época del gobierno tuitero. Se acabó el viaje en la montaña rusa. Los gringos ya no quisieron más sobresaltos ni caprichos. Tal parece que la enorme cantidad de votos anticipados y la gran afluencia el propio día de la votación tuvo lugar porque muchos gringos tibios querían impedir un nuevo triunfo de Trump. Muchos estadounidenses aplauden el triunfo de Biden, pero también lo hacen europeos, chinos y hasta mexicanos. En Estados Unidos ha habido fiestas y enfrentamientos, en otros países, sólo de fiestas nos han informado. El que junta estas letras supone que eso es una exageración. Si aceptamos que ese país no tiene amigos sino intereses, estos no pueden variar con una elección. Debemos esperar un gobierno más suave, con menos exabruptos, menos caprichoso con menos anuncios espectaculares pero con los mismos resultados. Es decir, cambiaremos de estilo, será un gobierno más educado, más diplomático, pero nada más, nada de fondo.
Los estudios demoscópicos no fallaron en esta oportunidad y ganó Biden, los estados del llamado cinturón del óxido fueron decisivos y los ganó Biden, cuando cuatro años antes, los había ganado Trump. El martes y poco después algunos supusieron un resultado ajustado, pero al final, fue suficientemente holgado, a pesar de lo cual, se judicializa porque así es Trump, no tiene capacidad mental para aceptar su derrota. Lo deseable será que se ponga los pantalones de niño crecido y acepte su realidad, que muy claramente es de rechazo por parte de la mayoría de los gringos. Y resultará interesante observar a la vicepresidente, mujer, negra, medio jamaicana y medio india, que llega precedida de un importante prestigio. Por primera vez, habrá una vicepresidente.
En nuestro País, los políticos conservadores y sus textoservidores, que padecen una adnpatía grave e incurable predicen problemas para Andrés Manuel y por tanto, para México. Eso desean y por tanto, eso predicen. Las noticias sin embargo dicen otra cosa. Yo no conozco alguna declaración del presidente electo, pero sí de algunos de sus colaboradores cercanos como Gricha Raether, representante del Partido Demócrata en México. Hablan de respeto de Biden a Andrés Manuel y de que éste es tan inteligente y buen político que logró domar a Trump, y no muchos lograron hacerlo. Y esas voces predicen buenos tiempos para las relaciones bilaterales. Yo les creo a éstos y no a los adnpatas. Su altavoz ahora se conecta con la no felicitación de Andrés Manuel a Biden. Grave error diplomático, pontificar. Se les olvidó aquel principio fundamental de nuestras relaciones con el exterior, que es la autodeterminación de los pueblos. Biden, oficialmente, todavía no es presidente electo aunque seguramente lo será, pero todavía no.
Nuestros políticos y analistas exageran en sus esperanzas. La realidad gringa no varía fundamentalmente por motivo de un presidente, porque el sistema de pesos y contrapesos funciona. Y tampoco es cierto que nos vaya mejor con los Republicanos que con los Demócratas como pretenden hacernos creer. Hay muchas circunstancias atrás de cada pequeña variación en el balance de la relación bilateral. Pero sabemos bien que la asimetría entre nuestros países no va a variar y que México no es igual que los demás países latinoamericanos, simplemente porque compartimos más de tres mil kilómetros de frontera. A ellos les conviene un México en paz, mientras no les importa si Bolivia o Venezuela lo están o no, a esos países como a muchos otros, los sienten fuera de este mundo. México como Canadá, son parte de su mundo. Entonces, ¿en qué va a variar la relación?
Ellos ven conveniente que tengamos un presidente fuerte porque les garantiza la tranquilidad del País, al tiempo que saben que cualquier negociación que hagan con él, aunque les cueste un esfuerzo adicional y no logren tantos beneficios como con un presidente débil, será un trato que se va a cumplir. Seguramente no les gusta que les suceda lo que vivieron en Bolivia con la aventura de Áñez, pues no recuperaron los costos de su intervención y Luis Arce, Lucho, ya es el nuevo presidente boliviano.
La relación entre México y Estados Unidos es mucho más compleja de lo que muchos creen. Nuestras sociedades y economías están muy integradas y no a partir de la firma del TLCAN, sino desde mucho antes. Nuestros políticos conservas y sus analistas deben estudiar historia y muchas cosas más. Lo que debieran saber no es algo que puedan aprender viendo el History Channel que es al parecer, su gran catedrático. Tienen que aprender todo, a partir de los Libros de Texto Gratuitos. No saben y por eso declaran tantas barbaridades por eso grupos como el FRENAAA o la Alianza Antifederalista terminan por ser más cómicos que serios y nadie los toma con seriedad, vamos, ni ellos mismos se toman en serio. Buscan crear los Estados Divididos Mexicanos.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.