NO ES UN GASTO

Si el gasto en programas sociales del presidente López Obrador es verdaderamente impresionante en comparación con los gobiernos anteriores (para este año será de 445 mil 520 millones de pesos, con 23 millones de beneficiarios y una cobertura del 65 por ciento de los hogares), la inversión en infraestructura es un poco menor a la asignada a dichos programas, pondera Eresto Ledesma, conductor de Perspectivas.

Conforme avance el sexenio, el recurso para esos proyectos irá disminuyendo en la medida que concluyan las megaobras esenciales y fundamentales de la 4T: el Tren Maya, cuyos trabajos terminan el próximo año, el aeropuerto Felipe Ángeles que ya entró en servicio o la refinería de Dos Bocas que lo hará este mismo 2022, dice el también director de Rompeviento TV en la emisión del 4 de enero de 2022 (https://www.youtube.com/watch?v=EUWMDzs_q_I&t=372s).

Cuando familias en condiciones de vulnerabilidad están recibiendo un ingreso que nunca antes habían recibido, recurso que López Obrador dice que no es gasto sino una inversión, ¿de qué modelo económico estamos hablando cuando el presidente centra su enfoque en los mexicanos en pobreza y en pobreza extrema?

La pregunta se las hace Ledesma a los invitados a revisar la probable dimensión keynesiana de la política económica de la 4T: Federico Novelo, doctor en Ciencias de Política Internacional, y Humberto Calzada, economista en jefe para Rankia Latam. Los tres acompañados por Violeta Núñez, doctora en Desarrollo Rural por la UAM-Xochimilco y coordinadora del libro La economía de la 4ª. Transformación (Juan Pablos Editor, 2021).

…ES UNA INVERSIÓN:

Estamos hablando indudablemente de un Estado benefactor, dice Humberto Calzada, quien invita a revisar el tan celebrado keynesianismo de Estados Unidos a la luz de otros datos.

“La reforma fiscal de Donald Trump en 2017 no fue una intervención en la política económica de los EEUU que creara crecimiento económico. Ya venía estancándose la economía estadounidense, en parte por el agotamiento de la economía mundial, pero las medidas de la política keynesiana continuada por Biden no están generando soluciones sino más problemas para la Unión Americana”, sostiene Calzada.

“En un artículo del año pasado afirmé que la inflación, esta excesiva liquidez y los estímulos fiscales iban a causar un problema inflacionario. Lo escribí antes de conocer el fallo de las cadenas de suministro. La política keynesiana en Estados Unidos creó uno de los principales problemas que afronta ahora la economía mundial: la burbuja de activos financieros más grande de toda la historia.

“Si la intención era dinamizar la economía, con estos estímulos para hacer crecer aún más la productividad pasó todo lo contrario. El modelo de Keynes aumentó el déficit fiscal en EEUU. La economía estadounidense debe el 128 por ciento de su producto interno bruto (PIB) y sigue aumentando el techo de deuda. Eso representa un problema porque, al final, alguien va a tener que pagar ese dinero y serán los ciudadanos de a pie y las clases medias bajas.

“Este abuso de estímulos crea burbujas inflacionarias y en los mercados financieros. Y si no se está dando el equilibrio en EEUU, tampoco en México. Los ciudadanos norteamericanos ya no quieren regresar a trabajar porque están recibiendo el cheque del subsidio. Prefieren quedarse en casa viviendo del incentivo que les da el gobierno, a ganar 9 dólares la hora en un McDonald’s.

“En el caso de México, analizando los proyectos de infraestructura encontramos que un estudio realizado en Montecarlo arrojó que la refinería de Dos Bocas tenía solamente un dos por ciento de posibilidades de éxito. Mi critica va más al tema de la eficiencia de ese gasto, hablando del tema financiero, no del político. Ese gasto no está siendo eficiente porque no tiene un efecto sobre la economía, y tampoco está siendo atractivo para los capitales del extranjero”, señala Humberto Calzada.

NO TODO ES EFICIENCIA

Pensando en los proyectos prioritarios del sexenio, observa Violeta Núñez, tan sólo el Tren Maya este año se lleva 63 mil millones de pesos, mientras al corredor del Itsmo de Tehuantepec se destinan más de 10 mil millones de pesos y, al tren interurbano México-Toluca, más de 7 mil millones de pesos.

Aun si este gasto en megaproyectos es ineficiente, ¿no está siendo keynesiano el modelo de la Cuarta Transformación ni siquiera porque el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, es un economista formado en Cambridge, precisamente en la escuela keynesiana?

Se ha dicho que presupuestos orientados a infraestructura como el de este año, tiene la misión de revertir la situación de desigualdad histórica que ha habido. Entonces, ¿no es keynesiano ese enfoque?, insiste la investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana que ha venido acompañando a Ledesma en la serie de conversaciones con seis de los 19 coautores del volumen que ella coordinó.

Federico Novelo plantea al respecto de las críticas contra la eficiencia de las megaobras de la 4T, lo que acontece en toda evaluación de proyectos de inversión:

“La inversión privada tiene que buscar fundamentalmente la eficiencia, entendida como la situación más talentosa que maximice los beneficios. Y estos son invariablemente beneficios monetarios.

“En cambio, el gasto público debe afrontar otro desafío. Además de eficiente, debe ser equitativo. Y esta circunstancia, en lógicas como la del ingeniero Pareto, simplemente no juega ningún papel.

[El principio descrito en 1906 por el francés Vilfredo Pareto dice: ‘El 80% de los problemas se pueden solucionar si se elimina el 20% de las causas que las originan’. Este principio también es conocido como la regla 80-20, según es explicado el análisis de Pareto en el portal ingenieriaonline.com].

“Por eso es tan relevante diferenciar la inversión privada de la pública. Y plantearnos que no es sólo la evaluación financiera sino una evaluación social, la que tendría que estar juzgando estos proyectos de inversión.”

UN MAL NECESARIO

“También en la lógica del pensamiento económico convencional se ha planteado que, refinar petróleo para tener gasolinas disponibles, es un mal negocio porque sale más barato comprar los combustibles en el exterior. Esta reanimación de la Teoría de las Ventajas Comparativas olvida la volatilidad del mercado energético, que es extraordinariamente alta, advierte Novelo.

“Pienso: ¿a qué precios bajó el petróleo el año pasado y a qué precios se está haciendo [en el momento de la entrevista] la hipótesis de presupuestación para el 2022 por parte de la Secretaría de Hacienda? Estamos hablando de 100 veces el precio que vivimos en el peor momento de la pandemia.

“En la economía mundial está operando una suerte de Ley del Péndulo: la inflación era, hasta antes de la pandemia, un mal deseado. Incluso, en Japón las reformas económicas tuvieron objetivos inflacionarios, porque no tenían inflación. Para ello, colocaron las tasas de interés en condición negativa en términos reales, para promover un crecimiento que impactara los precios.

“La inflación se ha juzgado, desde el punto de vista más conservador de la economía, como el peor de los enemigos. Pero si nosotros consideramos la inversión en la lógica keynesiana, al hablar de la eficacia marginal del capital, es decir, de la rentabilidad de las inversiones, tenemos que hablar de una dimensión temporal.

“En ese sentido, una tendencia moderadamente inflacionaria favorece la rentabilidad de las inversiones porque, el dinero de mañana, está haciendo un viaje hacia el presente en los términos del cálculo no de una tasa de interés sino de adecuación. La tasa de valor actualizado nos dirá si la ganancia del futuro, en términos dinerarios, se ve incrementada por una pequeña presión inflacionaria y, en esa lógica, tenemos un gran incentivo para la inversión.

“Un elemento clave en esa lógica es que, el oráculo de la inflación, es tradicionalmente conservador. Todos los enemigos del gasto público, prácticamente desde Jean Bodin (el primer estudioso de la teoría cuantitativa de la moneda y de su efecto inflacionario, en 1576) y fray Tomás de Mercado (teólogo dominico español, firme partidario del libre comercio que, no obstante, criticó la usura y los monopolios en sus obras de 1569 y 1571) están en contra de la intervención del Estado porque la consideran inflacionaria.

“La inflación fue deseada antes de la pandemia. Y era el elemento con el que se esperaba romper la austeridad y demás calamidades que encontraron su deriva a raíz de las malas gestiones de la crisis de 2007-2008. Pero, ahora, la inflación vuelve a aparecer como el peor de los problemas. Y no lo es, posiblemente sea más grave el hecho de que se alargue esta expectativa inflacionaria indefinidamente”, comenta Novelo.

MONOPOLIOS PRIVADOS

“Si no se reforma el mandato al Banco de México, nos vamos a quedar con un banco central que seguirá imitando el comportamiento de la tasa de interés prime o de referencia en el sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos. Pero si incrementamos las funciones del banco central, sumándole las del control de la inflación y de fomento, tendremos que medir la eficiencia de las inversiones públicas también con un criterio de equidad.

“Para darle sentido al gasto social, hay que verlo no solamente con las ojeras o los lentes de la rentabilidad de la inversión privada. La equidad en México, uno de los países más desiguales del mundo, es un reclamo que se hace desde todos lados.

“Lo que para mí queda pendiente, y no lo entiendo, es la negativa del gobierno a hacer una reforma fiscal cuando aquí conviven millones de mexicanos muertos de hambre con decenas de multimillonarios. En todos los casos, inventados como multimillonarios por el propio gobierno. Slim no sería lo que es sin Telmex, ni Salinas Pliego sin TV Azteca, ni Legorreta sin la minería. El Estado no sólo les entregó en bandeja de plata todas estas concesiones, sino que creó las condiciones para que siguieran operando los monopolios públicos ahora como privados”, resume Federico Novelo.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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