PEDRO PÁRAMO

Siempre he tenido la certeza de que Juan Rulfo es uno de los más grandes escritores de nuestra lengua hispánica, así como que su obra es tan portentosa que se sitúa entre lo más destacado de la literatura universal. Aparte de sentir una gran admiración por su brillante aportación a las letras, por haber innovado en cuanto a estructuras narrativas se refiere, he disfrutado mucho sus creaciones por ser ubicadas en el sur de Jalisco, en la zona donde mis padres y abuelos vivieron y que conocí desde pequeño.

Siento nostalgia por ese complejo México rural que me tocó apreciar y que me permitió entender, de alguna manera, lo que somos como sociedad. Recuerdo que mi padre Prudencio Rosales Hernández, originario de El Limón, Jalisco, disfrutaba la lectura de ese extraordinario libro de cuentos “El llano en llamas”, publicado en el año 1953, en el que el autor sobrepasó el estilo costumbrista, y destacó la aridez de la tierra, la pobreza, el hambre, la violencia y la muerte. Una obra impactante sin duda.

La novela “Pedro Páramo”, publicada en el año 1955, es una obra poderosa que atrapa al lector y lo introduce en un mundo donde se mezclan los vivos con los muertos, pueblos fantasmales en los que hay mucho dolor y arrepentimiento por los pecados cometidos, el rencor vivo y las atrocidades realizadas por el afán de tener poder y posesiones. El hombre a fin de cuentas se enfrenta a su pasado, que puede ser muy doloroso. No es una obra lineal, hay brincos en el tiempo y las narraciones se mezclan. Una obra compleja sin duda, que, según el propio autor, hay que leer tres veces para entenderla.

Durante una estancia en París en el año 1970, en las librerías pude apreciar ejemplares de esta novela, traducidos al francés, así como algunas obras de Pablo Neruda y de Mario Vargas Llosa.

Comala no existe, es un pueblo misterioso inventado por Rulfo, al que va su personaje Juan Preciado para cumplir la promesa que le hizo a su difunta madre de reclamarle a su padre Pedro Páramo lo que les corresponde y nunca les entregó. Hay cierto consenso en quienes han analizado la obra rulfiana, de que ese pueblo ficticio es en realidad Tuxcacuesco, ubicado en la sierra de Amula del estado de Jalisco, en donde se produce uno de los mejores tuxcas de la región. En un diálogo que sostuve recientemente con mi amigo el destacado y honesto periodista Pedro Zamora Briseño, actual corresponsal de la revista Proceso en nuestro estado, me comentó que se sabe que una de las primeras versiones, decía: “Vine a Tuxcacuesco, porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”.

Por lo anteriormente comentado, es que este año estuve esperando el estreno de la película “Pedro Páramo” en la plataforma Netflix. Filme dirigido por el director mexicano Rodrigo Prieto. Pude verla un día después de ser estrenada. Cabe señalar que esta novela de Rulfo ya había sido adaptada al cine en los años 1967, 1978 y 1981.

Esta nueva versión cinematográfica se rodó en el estado de San Luis Potosí, en las haciendas de Villela, Bledos, Carranco, en la ciudad de Salinas y en la Huasteca Potosina. De alguna manera, el director regresó a sus raíces, en virtud de que su abuelo era originario de esa entidad federativa. El guion realizado por Mateo Gil condensó la novela en donde hay bastantes saltos temporales, en los que no se tiene claro quién está vivo y quién está muerto.

Quiero mencionar que me parece una buena película, con una excelente producción y actuaciones destacadas. Me emocionó ver a mi sobrina Nadia Charcas Rosales, hija del Dr. Hilario Charcas Salazar y de mi hermana la Dra. Leonor Rosales Escobar, participando en una de las escenas de este filme. Se trata de la boda de Pedro Páramo con Dolores “Doloritas” Preciado, dueña legítima de La Media Luna, a quien Pedro no ama y la abandona junto con su hijo Juan para quedarse con su patrimonio. En esta escena, mi sobrina personifica a una de las invitadas a la fiesta que se organizó con motivo de dicha boda. Mi sobrina Nadia es nacida en la ciudad de San Luis Potosí, pero le tiene un gran amor a Colima, en donde pasó muchas temporadas durante su infancia.

También me dio gusto escuchar el nombre de Colima en algunas escenas de esta gran película. Sabemos que nuestra Comala, no es el mítico pueblo rulfiano, pero estamos orgullosos de su belleza, su clima envidiable y su abundante vegetación, que también ha servido de escenario para la filmación de extraordinarias películas de nuestro cine mexicano, como por ejemplo “El rincón de las vírgenes”, dirigida por Alberto Isaac, en el año 1972, en la que actúan Emilio “el indio” Fernández, Carmen Salinas, Alfonso Aráu y Lilia Prado.

Estimado lector, ojalá tenga oportunidad de ver esta nueva adaptación cinematográfica de “Pedro Páramo” para que haga su propia valoración. Está protagonizada por Tenoch Huerta, Ilse Salas, Ishbel Bautista, Roberto Sosa (a quien, por cierto, tuve oportunidad de ver actuar en aquella gran obra de teatro “De la calle”, escrita por Jesús González Dávila y dirigida por el genial Julio Castillo, presentada en el Teatro del Bosque de la Ciudad de México, por allá del año 1987) y Manuel García-Rulfo. El filme tiene una duración de 2 horas 10 minutos.

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