AFICIÓN INMERECIDA

Quitando al país sede y a su vecino millonario Arabia Saudita, dos de los tres equipos restantes cuyos aficionados compraron la mayor cantidad de boletos para el Mundial de Qatar tenían una razón para despertar el entusiasmo de sus connacionales: Inglaterra y Francia.

En cambio, el equipo de México –el cuarto país cuyos ciudadanos más gastaron en la compra de entradas a los partidos después de los qataríes y de sus vecinos de la península arábiga o de los potenciales finalistas europeos– no generó ningún incentivo para seguir a su selección, mucho menos dio resultados: el Tri ni siquiera pasó a la siguiente ronda.

¿Cuál es la lógica que mueve entonces a los aficionados mexicanos? ¿Cómo se puede explicar que integrantes de la porra de la selección nacional, según diversos testimonios, hayan hipotecado su casa, vendido su coche o rifado a su mascota con tal de reunir fondos para el viaje a Qatar?, se pregunta Juan Villoro.

Al dictar la conferencia ‘Los excesos y milagros del futbol’ en el marco de la Feria Internacional del Libro en el Zócalo, el 9 de octubre de 2022 (https://www.youtube.com/watch?v=W4SNZxPIPSc&t=6s), el novelista, cuentista, cronista y ensayista comenta:

“Al conocer las cosas verdaderamente enloquecidas que los mexicanos hicieron para poder ir al Mundial, no podemos sino concluir que esta afición merecería tener una mejor selección. Lo he dicho en algunos de mis libros sobre el futbol, Balón dividido o Dios es redondo: en México el público hace más esfuerzo que los jugadores.

“Si hubiera un Mundial de aficiones, México llegaría a la final. Es un público entregado. Además, van con disfraces maravillosos a los mundiales: penachos aztecas, pebeteros con incienso de copal, matracas enormes, sombreros de charro de ala extra ancha que le tapan la vista a las tres filas superiores. Cuando llegaron a la aduana de Qatar, les decían: ‘Señor, usted no puede importar tantos chiles serranos’. Y ellos respondían: ‘Es mi jorongo… que está hecho de chiles’.

“A esa afición entregadísima, la selección mexicana rara vez les ha cumplido. No es casual que nuestro grito de guerra en las tribunas sea: ‘¡Sí se puede!’; demostración empírica de que no se ha podido. Todavía tenemos que decirles a los jugadores: ‘Vamos, tú puedes’.”

¿NOS GUSTA SUFRIR?

“Un gran amigo mío y muy buen escritor de futbol, el argentino Martín Caparrós, escribió un artículo donde se preguntaba a qué van al Mundial los aficionados de aquellos países que saben que no van a ganar.

“Los argentinos, claro, van para ver hasta dónde puede llegar su equipo, esperando que sea a la final. Pero los mexicanos no necesitamos evidencias para entusiasmarnos, nos convertimos en nuestro propio espectáculo, somos público y protagonistas al mismo tiempo.

“El día del grito llenamos el Zócalo y otras plazas de México, no necesariamente en plan patriótico pensando en reivindicaciones nacionalistas o en reconquistar Texas. Estamos ahí celebrándonos a nosotros mismos. Lo mismo pasa el día de la Virgen de Guadalupe y en otras tantas fechas. El motivo del festejo puede ser religioso o cívico, en este caso deportivo. Pero, al final, lo importante es el milagro de estar juntos.

“Ese milagro cristaliza en la sociedad mexicana, una comunidad rica y solidaria que, en sus mejores momentos, es capaz de desafiar cualquier adversidad para reconstruir, por ejemplo, la ciudad después del terremoto. Tras el sismo, yo escribí un texto que decía: ‘Eres del lugar donde recoges la basura’. Porque es muy fácil sentirse orgulloso de una ciudad cuando es muy bonita, tiene monumentos, grandes avenidas, edificios nuevos y museos. Pero cuando recoges la basura de tu ciudad es porque, verdaderamente, eres de ahí.

“Parte de lo que es capaz de hacer esta comunidad, cristaliza una y otra vez aquí en la plancha del Zócalo. Tenemos una plaza pública que sigue siendo el mejor medio de comunicación del país: lo que pasa en el Zócalo, sea una actividad cultural o una actividad política, cambia la vida de la república. El que quiera ser presidente y no llene el Zócalo, nunca será presidente. Lo sabemos, en la Plaza de la Constitución se decide todo.

“Esa misma comunidad es la que llena los estadios y, sinceramente, merecería un equipo mejor. Pero tenemos una liga en suma corrupta que se dedica, exclusivamente, a la especulación económica. Si ustedes ven los partidos de la televisión mexicana, de pronto aparece un colchón a mitad de la cancha con un osito que rebota en él. Un comercial simpático, pero no cuando lo que quieres es ver el partido. Es increíble cómo se viola la integridad del aficionado. Los jugadores tienen 12 anuncios en la camiseta, es espeluznante”, señala Villoro.

ANUNCIO COMERCIAL

“Aparte, los futbolistas mexicanos profesionales no tienen un sindicato que lo respalde. En países muy parecidos a nosotros, como Colombia, Chile o Argentina, hay sindicatos de futbolistas. ¿Cómo vamos a pedirle a un jugador que asuma responsabilidades en la cancha, si no tiene derechos fuera de ella? Es un esclavo de lujo, gana muchísimo dinero, es el futbol más rico de todo el continente americano, pero lo pueden vender en cualquier momento.

“En el colmo, como hay minitorneos en México, cada seis meses se venden jugadores, con lo cual no hay consistencia en los equipos. Es fácil imaginar lo que implica para un jugador cambiar de ciudad, poner a sus hijos en otra escuela o dejarlos en la ciudad donde vivía antes. En fin, son circunstancias muy graves que atentan contra la continuidad y contra la estabilidad del futbol.

“La consistencia se gana también experimentando y, entonces, un entrenador en un torneo largo puede darles juego a unos novatos: probarlos, ensayar distintos tipos de estrategias. Pero, en los torneos cortos, si pierdes tres partidos seguidos ya tienes que hacer las maletas porque te van a correr. No puedes como entrenador darte el lujo de experimentar.

“El futbol mexicano tiene una estructura muy mala, pero por desgracia esta mala estructura da mucho dinero. Pasa lo mismo que con la telebasura: es horrenda y mal hecha, pero da mucho dinero. Entonces, ¿para qué hacer las cosas bien si, haciéndolas tan mal, les dan tanto dinero?”

FUTBOL ES CULTURA

“Ojalá pudiéramos tener una conciencia crítica y superior para que, entre todos, nos preparáramos para tener un futbol que se pareciera más a la cultura. El futbol es un espacio cultural y, hay que recordar, ha habido grandes momentos en la historia del futbol que ennoblecen a los futbolistas.

“La primera manifestación importante en favor de la democracia en tiempos de la dictadura militar en Brasil, la hizo el equipo Corinthians de la mano de Sócrates, su capitán, que salió a la cancha con una camiseta que decía ‘Democracia’.

“Carlos Caszely, el máximo goleador chileno, fue a una ceremonia presidida por Augusto Pinochet y tuvo el valor de no darle la mano al dictador chileno.

“Éric Cantona, jugador francés extraordinario, ha tenido una conciencia social fuera de serie.

“Y en el equipo Necaxa no podemos dejar de recordar que ahí surgió la idea heroica de hacer un sindicato, propuesta que le costó la carrera a Carlos Albert, quien después sería comentarista deportivo, y al portero Antonio ‘El Piolín’ Mota, cuyo caso se había presentado por primera vez. Fue un intento de democratizar al futbol desde dentro que abortó, pero han estado también esos ejemplos de dignidad dentro de la cancha.

“Ojalá tuviéramos un futbol que se pareciera a la pasión que nosotros tenemos en las tribunas, a esa pasión que nos permite saber que en nosotros hay una certeza: de qué color pinta el verde”, concluye Juan Villoro.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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