EL ESTADIO VIBRA

No hay nada más intenso que un estadio de futbol en Argentina, con sus barras bravas. Si en Europa reúnes a 2,500 hinchas del Boca Juniors y a 80,000 de un equipo local, hacen más ruido los argentinos”, señala Juan Villoro al hablar de ‘Los excesos y milagros del futbol’.

“Es impresionante cómo se entregan en el estadio. Cuando estás en La Bombonera viendo jugar al Boca, el edificio tiembla. Le comenté a la persona que estaba junto a mí en la tribuna: ‘¿Está temblando?’. Y me dijo: ‘No, el estadio vibra. Late porque es nuestro corazón’.

“En Argentina surgió la expresión ‘el jugador número 12’. Hay una barra brava famosa del Boca que se llama precisamente la 12, porque ellos realmente consideran que el público es un vendaval que afecta al partido, es decir, un jugador más que puede determinar el resultado.”

Al participar en la Feria Internacional del Libro en el Zócalo, el 9 de octubre de 2022 (https://www.youtube.com/watch?v=W4SNZxPIPSc&t=6s), el autor de Balón dividido y Dios es redondo dice:

“En el estadio del River Plate, una persona que me reconoció por el acento me preguntó: ‘Vos sos mexicano, ¿verdad? Asentí, y entonces continuó: ‘Me han dicho que en México el equivalente un hincha del Boca se puede sentar junto al equivalente a un hincha del River y no se matan’. Pensé que lo decía elogiosamente (Era otra época, antes de lo del Estadio Corregidora en Querétaro. Ha cambiado mucho el futbol mexicano por la infiltración de los cárteles que es otra de las lacras, pero durante mucho tiempo el ambiente en los estadios de México fue bastante pacífico). Y cuando le confirmé que sí era posible la convivencia de dos hinchas de equipos contrarios, exclamó: ‘Uh, pero ¡qué degenerados!’”

EL PIBE DE ORO

“La pasión argentina es absolutamente extrema. De ahí el afecto a una figura tan importante como Diego Armando Maradona. En él cristalizaron muchísimas pasiones, dentro y fuera de la cancha. Pronunció frases emblemáticas, como ‘la pelota no se mancha’. O sea, en el fútbol hay mucha corrupción y cosas horribles, pero la pelota siempre es inocente y está al margen de todas las tentaciones.

“Maradona fue un hombre que, dentro del campo, fue el más humilde de todos. En el Mundial de México 86 tuvo gestos impresionantes para con los demás jugadores. Les digo uno, meramente simbólico. No es deportivo, pero el futbol está hecho también de asociaciones simbólicas:

“Había un jugador ya veterano, Ricardo Enrique Bochini, que fue ídolo en el equipo Independiente, el famoso Rojo de Avellaneda. La afición quería que Bochini jugara en el Mundial pero, por su edad, ya no tenía mucha oportunidad de destacar. Lo trajeron para que hiciera grupo y estuviera con el equipo dirigido por Carlos Bilardo.

“Pues bien, en uno de los partidos ya hacia el final de la Copa lo dejaron entrar unos minutos cuando ya iba a acabar el tiempo, exclusivamente para que tuviera la sensación de vestir la camiseta en el estadio y sentir lo que era jugar ese Mundial. Diego pidió la pelota, se acercó a Bochini y se la dio. ‘Tenga, maestro’, le dijo reconociendo la jerarquía del otro gran futbolista.”

DIOS ES GORDITO

“Esos gestos que Diego tuvo dentro de la cancha lo convirtieron en un símbolo muy importante para un equipo, como el Nápoles, que llevaba más de 50 años sin ganar el scudetto, ese distintivo que lleva en el uniforme el equipo que ganó la liga italiana en la temporada anterior.

“Nápoles es un equipo de la Italia pobre, y Diego se convirtió en un auténtico héroe para la ciudad. La nomenclatura de las calles era tachada y donde decía Vía Garibaldi la gente ponía Vía Maradona. En todos lados había una pizza Maradona, y Diego se convirtió en el símbolo de un equipo que podía triunfar contra todos los pronósticos.

“Maradona era el símbolo de la rebeldía en el futbol. Tuvo esa doble condición: fue un gran jugador, pero también un líder. Ningún futbolista jugó mejor que cuando jugó con Diego Armando Maradona. Ha habido grandes jugadores que son excepcionales en sí mismos, pero no hacen mejores a los demás. Ellos logran su cometido, mas no necesariamente hacen que los otros crezcan. Y Diego era el líder que hacía que todos jugaran mejor.

“Era como Espartaco, el libertador de los esclavos, cuando les anuncia. ‘Ustedes van a hacer lo que nunca han hecho’. O como Simón Bolívar y otros grandes líderes. Les prometió a los jugadores del Nápoles: vamos a hacer una revolución dentro del campo, y con un equipo no muy potente lo consiguió”, sentencia Villoro.

DIEGO EN SINALOA

“Logró ser campeón del mundo en México 86. Es una figura que va más allá de lo que es el futbol. Uno de sus últimos trabajos lo tuvo también en México, y en las plataformas digitales se puede ver un documental muy bueno, Diego en Sinaloa, donde él aparece como entrenador. Apenas se puede mover, no es un gran estratega, pero contagia a su equipo con tal fuerza que logra que los Dorados que estaban en el sótano de la tabla, lleguen a dos finales consecutivas en la liga de ascenso. Es un milagro que nadie podría explicar, salvo por esta irradiación que él proyectaba, entre otras cosas por la forma en que se apasionaba en el juego.

“Logró cosas muy especiales como futbolista y, por supuesto, tuvo una vida totalmente entregada a todo tipo de vicios y de tentaciones fuera del campo. Fue un hombre débil, dio mucho de qué hablar a la prensa sensacionalista. Y no fue en modo alguno un ciudadano ejemplar. Sin embargo, desde el punto de vista de su carisma, ha sido el jugador más importante de todos los tiempos. No en cuanto a resultados concretos ni a la cantidad de jugadas o goles que realizó, pero sí en cuanto a la condensación mítica de su figura.

“Siempre es injusto comparar a jugadores de distintas épocas. Ocioso preguntarse qué hubiera pasado en un enfrentamiento entre Di Stéfano y Pelé o entre Pelé y Maradona o entre Maradona y Messi. Todos son grandes jugadores pero de diferentes épocas”, considera Villoro.

EL CÁRTEL DE ZÚRICH

Camino a un Mundial terrible desde muchos ángulos, en Qatar, un país que viola los derechos humanos con un Estado misógino, discriminatorio y homófobo, Villoro piensa que es una auténtica vergüenza que la FIFA haga negocios con ellos.

“Pero qué otra cosa se puede esperar de la Federación Internacional de Futbol Asociado, una de las grandes mafias del mundo. Sin temor a equivocarnos, la FIFA es un cartel. Se presenta como una organización no lucrativa, pero gana millones de dólares con sus especulaciones.

“Hace unos años fue investigada por el FBI, y el informe que produjo el Buró le costó el puesto a Joseph Blatter, el jerarca de la FIFA, y a su director deportivo y brazo derecho Michel Platini. Si bien, los castigos fueron muy selectivos: se procesó fundamentalmente a directivos centroamericanos y sudamericanos. Si Platini hubiera sido paraguayo y no francés, probablemente habría acabado en la cárcel. Sin embargo, lo perdonaron. Simplemente no pudo seguir ejerciendo el cargo en el que recibió sobornos y pago de extorsiones.

“El FBI tampoco es una hermana de la Caridad. No actuó de manera desinteresada. El primer resultado de esa investigación es que la sede del siguiente Mundial será Estados Unidos. Es decir, el FBI se llevó el negocio a su país, aunque Estados Unidos contará en 2026 con dos comparsas, México y Canadá. Supuestamente coanfitriones, en estos dos países habrá partidos simbólicos. El resto de la Copa se jugará en Estados Unidos”, comenta Villoro.

AFICIÓN SIN EQUIPO

“Después de haberle entregado un Mundial, la FIFA actualmente repudia a Rusia por la invasión a Ucrania. Pero en su momento fueron muy amigos e hicieron todo tipo de negocios con Vladimir Putin. Camino a 2018, nunca lo vieron como a un jerarca autoritario, pero ahora les conviene pensar de otra manera.

“Cuatro años después la FIFA organiza un Mundial en Qatar, donde se jugó a temperaturas absurdas un torneo con demasiados equipos. Tener aire acondicionado en los estadios habla del artificio futbolístico de un Mundial que no se pensó para los aficionados tradicionales, pues la mayoría de los boletos los compró gente de Qatar, seguida por los habitantes de Arabia Saudita. Esta selección estuvo en nuestro grupo y ya en la primera ronda se notó el poder del dinero. Los sauditas son muy ricos, por el petróleo.

“También fueron en masa los aficionados de Gran Bretaña, básicamente de Inglaterra donde tienen la liga más importante del mundo, la Premier League. Como muchas de sus estrellas jugaron en Qatar, los británicos sentían mucha curiosidad por verlos y, además, tienen un alto poder adquisitivo.

“Hubo muchos espectadores de Francia, el campeón vigente y candidato a lograr el bicampeonato que, finalmente, terminó en segundo lugar”, remata Villoro.

Si eliminamos pues al país sede, tres de los cuatro equipos cuyos aficionados compraron la mayor cantidad de boletos tenían una razón para despertar el entusiasmo de sus connacionales. El equipo del cuarto país cuyos ciudadanos más gastaron en la compra de boletos para el Mundial, no tenían ningún incentivo para seguir a su selección. ¿Cuál es la lógica que mueve a los aficionados mexicanos?, es algo que analizará Juan Villoro en la parte final de su conferencia.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com

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