En aquel México del neoliberalismo, cuando se usó también a periodistas para legitimar el modelo económico, ¿cuál fue el papel de La Jornada?, preguntan los moneros de El Chamuco TV a sus invitados Blanche Petrich y Pedro Miguel.
¿Qué relevancia tuvo el periodismo combativo, comprometido con las causas del pueblo, con el avance de los movimientos sociales en estos 38 años?, les plantean tanto a la reportera de investigación como al editorialista de La Jornada.
Petrich, ganadora del Premio Nacional de Periodismo ‘Carlos Septién’ 2013, otorgado por el plantel educativo pionero en México en la enseñanza de este oficio y en cuya maestría imparte la materia de Periodismo Político, responde a las interrogantes con un desafío intelectual:
“Imagínate al México de las últimas tres décadas, sin La Jornada. Habría un hueco de información, una oscuridad y muchos silencios”. No los hay porque los periodistas de este diario fundado el 19 de septiembre de 1984, “estuvimos ahí abriendo brecha”. Costó trabajo, pero el periódico acompañó las causas de la gente y de la sociedad civil desde el principio.
La emisión del 2 de octubre del programa que conducen [Rafael Barajas] El Fisgón, [José] Hernández y [Rafael Pineda] Rapé en Canal 22 (https://www.youtube.com/watch?v=eoGYcSQluWY), giró en torno al 38º aniversario de ese diario.
Para El Fisgón, La Jornada continúa la tradición en México del periodismo de compromiso, activista, militante. A lo que agrega Blanche Petrich una anécdota: “Pablo González Casanova, cuando se estaban burlando de mí por ser reportera de La Jornada, dijo: ‘Ella es una periodista con ideas’”.
Otros medios también tienen una postura política y compromisos ideológicos, retoma Barajas, pero muchas veces se notan menos que el compromiso económico. Lo que lleva a Pedro Miguel a sostener:
“No se puede hacer periodismo sin una ideología, sin una postura política y una visión del mundo. Un medio informativo no puede prescindir de la ideología, porque cómo armas una primera plana sin ella. Decides qué es lo más importante que ocurrió con base en tu visión del mundo. Sólo con ella entiendes tus prioridades a la hora de armar un periódico, un noticiero o un programa de opinión. Los temas los escoges pensando en lo más importante para tu ideología. Decidir ocuparse de los asuntos deportivos antes que los políticos, y de la agenda internacional antes que la nacional, depende de cómo ves el mundo”, resume Miguel, nacido en Guatemala, pero afincado en México desde 1967, cuando tenía 9 años.
MILITANCIA POR CAUSAS
Dice el periodista, museógrafo y difusor cultural que “hay dos clases de periodismo: el periodismo hipócrita que dice no tener ideología y se arroga el mote de objetivo, algo absolutamente falso”; y el periodismo que hace de la honestidad un ejercicio, porque reconoce que ve el mundo de cierta manera e informa en congruencia con esa visión.
Curiosamente, este periodismo es más objetivo que el otro, apunta Barajas. Aunque Pedro objeta que no hay objetividad, sino veracidad. Y Blanche tercia: “Apego a la verdad”, tras recordar una frase de Josetxo Zaldua, editor en jefe de La Jornada fallecido hace un año: ‘Los que dicen que no tienen ideología, esa es su ideología’.
Hay medios que se dicen objetivos, como Reforma, pero en su primera plana exhiben clarísima su postura, señala Hernández. Y Pedro Miguel matiza: “Es una postura más bien antiperiodística, ese diario decidió no hacer periodismo”.
Para El Fisgón, hemos visto últimamente a periódicos y periodistas que entran a lógicas de golpe de Estado, lógicas de lawfare o guerra jurídica; que se comprometen con causas horribles y que no les preocupa hacer daño. Petrich Moreno recuerda que tuvo varios debates con Raymundo Riva Palacio por esa cuestión:
“Uno, en Morelia, donde Riva Palacio atacó a La Jornada diciendo que es un periódico militante. Y yo le dije: pues sí, nosotros militamos a favor de nuestros principios que, por cierto, son muy explícitos; en el número uno se publicaron, y todos son a favor de las causas de los pueblos. Nos ha costado trabajo mantener 38 años esa militancia, en realidad una postura editorial, y ser consecuentes con ella”, sostiene la periodista nacida en Ciudad de México en 1952.
Para Miguel, en las páginas de La Jornada fue donde se empezó a hablar de comunidades indígenas, de pueblos originarios, de las luchas de las mujeres, de la defensa de derechos humanos, de los derechos de la diversidad sexual. Estaban borrados de los medios los sindicatos independientes, los movimientos campesinos y las luchas sociales.”
La Jornada acompañó al movimiento cardenista en 1988 y al movimiento zapatista en 1994, recuerda Hernández. Al movimiento estudiantil de 1986-1987, el del CEU, y a la huelga universitaria de 1999-2000, completa Manuel José Pedro Miguel Arce Montoya, ensayista, novelista, cuentista y poeta.
“El Consejo Estudiantil Universitario fue, de hecho, el primer movimiento al que La Jornada le dio cobertura, no con objetividad sino con veracidad. Cuando el CEU llenó el Zócalo por primera vez desde 1968, La Jornada fue el único medio en México que habló de eso, presentándola como una manifestación opositora. La cabeza en portada fue: ‘Primera manifestación masiva en el Zócalo desde el 68’. En cambio, los otros periódicos salieron al día siguiente con una nota idéntica entre sí: ‘Se manifiestan en el Zócalo drogadictos, lesbianas y costureras’. Los mismos adjetivos y en el mismo orden.”
PAPEL QUE HUELE A FALSO
En la misma lógica de medios que no han dudado en sumarse a las tácticas golpistas y de lawfare, señala Hernández, hace unos días vimos la exhibición de supuestos cables de la embajada de Estados Unidos en México que, para colmo, son falsos.
Pedro Miguel y Blanche Petrich, entre otros, trabajaron los cables del Departamento de Estado que Julian Assange le entregó a La Jornada. “Luego que en 2010 se dieron las primeras grandes revelaciones de los papeles de Afganistán, en enero de 2011 nos entregaron la parte de México de los telegramas del Departamento de Estado: más de 4,900 cables que revisamos un pequeño equipo. Una experiencia fascinante”, subraya él.
Y ahí fue importante el papel de Josetxo Zaldua orientando la búsqueda, primero, y luego al lograr que se reflejara en la primera plana y en el tamaño de la nota la importancia de estos cables –complementa ella. “Estuvimos publicando materiales durante meses, hasta que el lector literalmente se aburrió porque, a fin de cuentas, eran distintos aspectos de la injerencia burlona e irrespetuosa de Estados Unidos a la soberanía mexicana”.
Zaldua orientó la energía del periódico en esa cruzada. Y estaba entusiasmado. Cuando en una de las visitas de Josetxo al war room, Pedro le dijo que tenía miedo por estar manejando esa información, el coordinador general de Edición en La Jornada le expresó: ‘Todo el periódico está detrás’.
A diferencia de aquellos cables de Wikileaks, para Miguel los que sacó Héctor de Mauleón hace unos días muestran cuánto han mejorado las imprentas de Santo Domingo, plaza en la ciudad de México donde además de evangelistas (escribanos que mecanografían cartas para analfabetos e iletrados) hay imprentas donde elaboran títulos universitarios apócrifos y otra clase de falsificaciones: “Cuando ves un papel que está lleno de sellos que dicen ‘auténtico’, que lleva incluso un holograma pegado, lo más seguro es que es falso”, se mofa.
Esa supuesta filtración se dio en el contexto de una lucha judicial por la transición en Tamaulipas, comenta El Fisgón. Y Pedro Miguel confirma que Santo Domingo viene al caso porque ahí estuvo la Inquisición.
“El supuesto cable filtrado por De Mauleón tiene un tono inquisitorial: se decide una persecución, una ofensiva, y a partir de ese momento se empiezan a fabricar pruebas, imputaciones absolutamente insostenibles.
“La filtración es un chiste, no lo es que se use a periodistas para la persecución judicial de alguien que ganó una elección, a pesar de todos los fraudes que se hicieron en Tamaulipas.
“Desde el gobierno saliente de Francisco García Cabeza de Vaca, acusado hasta en los cables verdaderos de tener vínculos con el narcotráfico, se buscó fundamentar que el gobernador electo Américo Villarreal, los tiene.
“En un estado donde casi todos los exgobernadores están presos o prófugos, de repente Héctor de Mauleón difunde un cable que, cualquier periodista serio, habría verificado. Máxime cuando el documento da lugar a tantas sospechas”, observa Pedro Miguel.
MENTIRA SOBRE MENTIRA
Para El Fisgón, la segunda parte de esta historia fue la información falsa de que había una orden de aprehensión contra Américo Villarreal, como resultado de la primera filtración. Es un caso de manual: cómo se hace una guerra judicial con un brazo mediático y otro brazo jurídico.
Y Miguel coincide en cuán revelador resulta la conducta del gobierno de Tamaulipas. Soltaron la filtración de las supuestas órdenes de aprehensión contra Américo Villarreal y contra el senador José Narro Céspedes, a quien señala directamente el cable pero que no puede ser aprehendido porque tiene fuero. Y, curiosamente, en cuanto el supuesto autor del cable, el embajador Ken Salazar, niega que el cable sea suyo o siquiera de su oficina, la administración de Cabeza de Vaca dice que no hay tales órdenes de aprehensión.
Si De Mauleón sabe que de su credibilidad depende su prestigio, se pregunta Pedro Miguel, ¿por qué se presta a esto? Y Blanche apunta: porque es un periodista con causa, con otras causas, las causas del dinero.
El Fisgón señala que periodistas como De Mauleón creen en ese mundo y, para ellos, cualquier información que les refuerce su creencia es verídica. ‘¿Cómo no va a ser cierta la información, si refleja todo lo que yo pienso?’, reza un viejo chiste.
Eso ocurre porque “no es periodismo crítico” el que ellos hacen, acota Blanche. “En el periodismo crítico, aunque la información coincida con lo que tú crees, la confirmas”.
No hay rigor profesional, agrega Miguel. Y, además, eso no es periodismo sino propaganda. “Llevamos desde 2006 sometidos a un bombardeo propagandístico que ni siquiera se asume como tal, sino que se disfraza. Es hipócrita”.
Llevamos de hecho décadas viendo en México propaganda disfrazada de periodismo, retoma El Fisgón. Y lo pueden hacer simplemente porque hay todo un aparato mediático que los respalda. Acaba de pasar en España: un aparato mediático bien aceitado dice las mentiras más absurdas porque, como las repiten 24 horas al día, la gente se las acaba tragando. Es el periodismo del que venía huyendo el vasco Josetxo Zaldua. Sin embargo, un periodismo crítico, el periodismo de buenas causas, es el que puede poner en juego todo este aparato mediático.
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