Al descubierto el asalto de la pandilla neoliberal a las empresas mexicanas

No hay duda de que el neoliberalismo causó grandes estragos en todos los ámbitos o rubros del  mayor interés nacional.  Ese sistema económico y político impactó tanto a nuestro país, que casi fue destruido por los ambiciosos vulgares muy perniciosos y traidores de la Patria, que se creían  serían eternos en los cargos públicos que usaban para enriquecerse, como ha quedado demostrado en las últimas semanas por el muy viril y valiente nuevo gobierno mexicano.

Como tampoco hay duda de que el gobierno federal que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, está actuando con firmeza en todos los asuntos de la  vida pública nacional. Y esto es muy alentador, porque  es haber llegado, tras largos años de atropello y latrocinio de gobernantes corruptos, a la recuperación nacional y a la gobernabilidad sustentada en los más altos valores de amor  a la patria, a la libertad y de la honestidad.

Aquellos que suponían que  después de la toma de posesión se vendría dando la misma inercia acostumbrada en los  relevos sexenales anteriores, producto de una fallida alternancia; se han topado con un presidente que es un gran ejemplo de moralidad pública.

Primero fue la denuncia del robo de combustible, la ordeña de ductos y la salida clandestina de las refinerías con doble tubería; y donde  el gobierno al mando de López Obrador, actuó certeramente,  aunque  con las “molestias” propias de un trabajo de la mayor importancia para la recuperación de la nación y el combate a la corrupción. Pero ya se observan los beneficios, de su combate identificando y procesando malandrines del peñato; y de  recuperación económica de millones de pesos al día y que ingresan a las finanzas  confiables del gobierno, y que antes eran una fuga que iba a caer a los bolsillos de  ladrones desde el gobierno.

Y ahora, esta semana,  se abordó la corrupción  que significa  la mezcla de  intereses de funcionarios con los de la iniciativa privada, un tema  viejo que se creyó  regular en un tiempo, pero que con la  euforia de desmantelar el Estado, se volvió de cínicos tener  dos amos, la nómina pública, y la  privada, como también ha quedado demostrado, y con nombres.

El viejo zorro conocedor del sistema político mexicano, como lo es Manuel Bartlett, por indicaciones de nuestro presidente, reveló  nombres de la pandilla neoliberal que  durante muchos años estuvieron  colocados en cargos públicos estratégicos, no para servir al pueblo, sino para desmantelar, degradar la imagen de las instituciones, para ponerlas a la subasta neoliberal.

Estos malandrines, adoctrinados por los ideólogos del neoliberalismo, hicieron lo mismo que el  servil Salinas de Gortari hizo con Telmex, como avanzada de la entrega a particulares de las empresas estratégicas públicas: desmantelar la Comisión Federal de Electricidad, para justificar los jugosos negocios de producir energía para venderla socialmente, es decir, al estado.

Todo este mar de corrupción, cuyas primeras olas apenas  vemos, se pudo saber por una cuestión que no debemos perder de vista y que nos atañe en el ejercicio de nuestros deberes como ciudadanos: el voto.

Gracias a los 30 millones de votos, que generaron  un cambio de gobierno  que, en verdad, lo será de régimen; es que se  está conociendo esta realidad, que hubiera seguido en  la oscuridad de la simulación si hubiese ganado  otra vez el prianato.

El Director de la CFE, reveló la lista –solo de algunos- de los corruptos ligados a traidor nacional Carlos Salinas de Gortari. Empezó con su mentor, el tenebroso y oscuro José Córdova Montoya, su secretario asesor; le siguió Jesús Reyes Heroles- Garza, heredero del corrupto PRI y un tipo que se movió sin escrúpulos ideológicos de la derecha a su aliada, la derecha priista; el tercero de la lista,  fue  el secretario de la SCT con Zedillo, Carlos Ruiz Sacristán, que debería estar refundido desde hace años en la cárcel;  en  el número cuatro está un ideologuillo criollo del neoliberalismo, instruido por la doctrina traidora del salinato: Luis Téllez, que al igual que Sacristán, brincaba sin principios ideológicos y con gran servilismo en contra de los intereses de la Nación, lo mismo como secretario de Energía con Zedillo, que  en la SCT con Calderón;  el quinto malo le corresponde a otro sujeto mal funcionario público, de  registro carcelario bajo el nombre de Alfredo Elías Ayub, quien cínicamente  trabajando para el gobierno, lo hacía también como asesor de petroleras internacionales corruptas; delincuente de nota roja de primera plana, lo es Felipe Calderón Hinojosa, presidente prianista, que  dejó un mar de sangre en el país, y que  cínicamente  tras  su  mandato estira la mano para cobrar en empresas extranjeras; la  secretaria de Energía de este sujeto, Georgina Kessel Martínez, es ahora directora de Iberdrola México; Jordi Herrera Flores, titular de Sener con Felipe Calderón, “consultor de energía y broker del sector energético privado”; Alejandro Fleming Kauffman, jefe de asuntos jurídico de la Sener durante el sexenio de Calderón, “es miembro de los consejos de Iberdrola México e Iberdrola México Renovables”.

Todos estos sujetos que mancharon el servicio público mexicano, fueron miembros de la orgía ideológica del prianato; brincaban  en busca de jugosos sueldos, cobijados por su mentor, el corrupto mayor, Carlos Salinas de Gortari. No trabajaban para servir a la nación, sino para destruirla, acabando con las empresas estratégicas del sector público nacional, como Pemex, la CFE y muchas otras desmanteladas hoy, pero   con una franca reconstrucción por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, el más querido de los presidentes, después de Lázaro Cárdenas, y en quien confiamos casi todos los mexicanos, y el casi, lo conforman los traidores de la derecha prianista que andan muy preocupados por Venezuela, calentándose  como planchas  en ropa ajena.

PUNTO Y RAYA

No paramos de asombrarnos dramáticamente los colimenses de la gran tragedia  de  los desaparecidos y los asesinatos que ocurren imparables en nuestro territorio estatal. Van  cerca de 70 cuerpos  que se  exhuman de fosas clandestinas, lo que  coloca a nuestra entidad en iguales condiciones de alta criminalidad como las de Veracruz, que llevaba la lista  mayor de narco fosas o fosas clandestinas.

Esta realidad no es  una invención, un producto de la  casualidad, un hecho de designios mágicos, etéreos, metafísicos: es un producto de la incapacidad pública de las estructuras del “nachato”, que no han sabido  responder a las necesidades de seguridad y de combate a la corrupción y del crimen en nuestra querida entidad.  Es lamentable el grado de indolencia que mostraron los últimos gobernantes y sus dependencias para atender el combate de la criminalidad.

Esos 69 cuerpos, cuyo ADN  está siendo comparado  con  personas que han perdido familiares,  para identificar seres queridos desaparecidos; es un hecho  que debe avergonzar a los colimenses y a la humanidad en general. El gobierno del “nachato” ya demostró su incapacidad para gobernar. Por alguna razón, no se sabe cuál ni porqué y a qué se debe, el gobernador ha casi abandonado el barco, y sus frecuentes y solitarios viajes han sido documentados  discretamente por algunos  periodistas.

Hay, sin embargo,  esperanzas de que  este negro record en la historia de  Colima, llegue a su fin, y ahora se combata  al crimen  con  estrategia, organización, mecanismos de  inteligencia y de operación certeros, objetivos. Y eso  a raíz de que por esa misma  realidad, de que hiede a cadáver Colima, el gobierno federal ha destinado a nuestra entidad, en dos zonas, fuerzas federales que  desde luego se aplican a darle seguridad a los colimenses. Gracias señor presidente Andrés Manuel López Obrador, por asumir  ese gran reto de darle seguridad al pueblo mexicano. ¡Hasta la próxima!

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