Dentro de la vida republicana, la división de poderes es emblemática de una gobernabilidad democrática: es una aportación de la democracia liberal moderna, y si vamos a referirnos al Legislativo, lo que ocurra en este ámbito tiene -se supone o debería de- la mayor importancia para la vida de una sociedad, en este caso de la entidad colimense, pero no han sido buenos en lo general los aportes que a las instituciones y a la idiosincracia o gobernabilidad ha dado como fruto ese poder en Colima controlado por el PRI y los cómplices del PAN.
Ocho décadas de ejercicio abusivo del poder, debido al control absoluto del PRI, salvo con algunas descolgadas de la oposición, PAN o PRD, que en el pasado reciente intentaron suplir el cacicazgo legislativo del -oh absurdo- poder Ejecutivo; han afectado el desarrollo de la vida pública colimense en sus más finos o nobles propósitos: una gobernabilidad democrática y que represente dignamente los intereses del pueblo colimense. Al contrario de este ideal, ha sido una fortaleza, pero de la corrupción, que desde ahí mana mecanismos de control para la deshonestidad al resto de los poderes e instituciones públicas, educativas, sociales, culturales, etceterera.
Ahí, en el Congreso del Estado hay una evidente muestra de que anidan los peores intereses de pandillas y camarillas políticas, económicas, culturales, educativas, que impiden el tránsito ya a una nueva gobernabilidad, decorosa, respetuosa de la ley y de los valores de la democracia. Veamos.
Por supuesto que la propia democracia Colimense -que estuvo en pañales hasta que llegó el contundente triunfo de la Cuarta Transformación- no contó con un poder legislativo que aplicara la importancia que le dio el pueblo a lo distintos representantes suyos a lo largo de esas décadas de corrupción, nomás ocho. Es el historial tremendamente negativo -insisto- hasta que llegó esa enorme ola transformadora que fue el triunfo contundente de Morena en Colima y en todo el país.
El Congreso de Colima tiene hambre de una verdadera representación popular, que reconstruya el tejido institucional, que fomente la honestidad con fiscalización efectiva, y que ponga un alto a la corrupción y al abuso de poder. Muchas personas se preguntan por qué si la oposición triunfó el 2018 en Colima, obteniendo 16 diputaciones, un partido que no ganó ninguna de votación directa, es decir, el PRI, se hizo del control absoluto del Congreso esta semana.
Por la traición de unos y unas vulgares ambiciosos, que, en vez de representar a sus distritos, representan a la secretaría de Finanzas del gobierno de Ignacio Peralta, para decirlo eufemísticamente, por no decir que de algún modo los compró la liga de personajes deshonestos y los intereses que manipulan al gobernador del Estado.
Acto tras acto, los partidos de la corrupción, coligados para que esta continúe dañando las instituciones y la vida pública colimense; han tomado definitivamente el control del Congreso; pero ha sido con actos de la traición de diputadas y diputados que llegaron en forma oportunista por el contundente arrastre de López Obrador. Los diputados del PT, PRI, PAN, MC y los que traicionaron a MORENA, son representantes de la corrupción, y no alcanzarían los adjetivos para calificar su renuncia a toda dignidad, para someterse como siervos inocentes al fierro del Ejecutivo, utilizando un ejemplo de herrería vacuna; es decir, para que los registrara la hacienda de la corrupción estatal. Y solo falta que los paseé el ejecutivo por las calles céntricas del estado, como ya lo hizo con el ahora notario forzado, Rogelio Rueda, en un ejemplo de suprema vergüenza pública y de cinismo mostrados por la imagen donde este cuestionable personaje, no hizo gestos de lo que comía, refiriéndome a una prosaica definición de la política a la mexicana en el viejo régimen de la corrupción prianista.
Los sucesos que han ocurrido en el Congreso, donde se ha casi exterminado de cualquier posibilidad de poder a la oposición representada por MORENA; nos confirman que la política no son manzanitas deliciosas; que es necesario comprender que con los intereses de la corrupción que anida en todas las esferas de la vida pública colimense, con un cacicazgo negro; no se puede negociar o confiar cándida o ingenuamente. Desde el principio la entonces coalición de MORENA y aliados, debió tejer fino y empujar la democratización de la vida legislativa, en serio. Porque ahora, en esta semana, se regresó ahí a la más negra historia de la representación popular, donde diputadas y diputados, del pripanpetemeciato, optaron por una servidumbre al cacicazgo local, de Ignacio Peralta, Moreno Peña y otros, muy hábiles en seducir a políticos sin conciencia ni moralidad política alguna, entre ellos los que responden a Locho Moran.
PUNTO Y RAYA
El diluvio que pasó por las costas colimense y Alegre
La persistente y grave precipitación que por muchas horas ha estado cayendo en esta parte del Pacifico ya causó daños en cultivos, actividades comerciales, infraestructura pública, carreteras y patrimonio familiar.
Como ocurre siempre ante este tipo de fenómenos, Manzanillo tiene una amplia cultura de Protección Civil y se mantiene constante el operativo para evitar pérdidas humanas.
Las imágenes hablan por sí solas, con grandes encharcamientos que parecían ríos; con deslaves aquí y allá.
En Manzanillo, afortunadamente hay un gobierno de la gente, con un liderazgo de trabajo y de eficiencia, que realiza la presidenta Griselda Martinez. Hay confianza que al final, por fuerte que sea el recuento de afectaciones, Manzanillo saldrá adelante.
También nuestra solidaridad a las comunidades de Costa Alegre, cuyas imágenes de las afectaciones alcanzan proporciones diluviales. Se requerirá para Colima, en particular para Manzanillo y para las hermanas comunidades de Costa Alegre, un oportuno informe de daños para la también oportuna intervención del Gobierno Federal en apoyo.
¡Hasta la próxima!