Crónica de una muerte anunciada

Llegó el primero de julio y con ello las votaciones. Sucedió lo que era lógico, lo que todos esperábamos. No se confirmaron las catástrofes que algunos vaticinaban. Todo comenzó a aclararse (o a confirmarse) cuando poco después de las ocho de la noche, se produjo el mensaje de Meade y de Juárez (el otro Juárez), después vinieron los de Anaya y del Bronco que reconocieron sus derrotas y el triunfo de López Obrador. Ya festejaban muchos su triunfo y llegaron después los reconocimientos de Córdova y de Peña. Finalmente, el de Andrés Manuel en el Zócalo de la Ciudad de México. Todo parecía parte de un guion. Todo estaba dentro de un esquema lógico, pues el puntero en todas las encuestas, desde siempre, ganó y lo hizo por un amplio margen; como estaba previsto por los propios estudios demoscópicos. Se confirmaba así la voluntad de cambio de una gran mayoría de los mexicanos.

Otros resultados se fueron conociendo después, aunque casi todos, como estaban previstos. Los morenos ganaban gubernaturas, la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y también triunfaban en el Congreso. Algunos de sus triunfos resultan aplastantes, sirva Tabasco como ejemplo. Y conjuntamente, las caídas estrepitosas, escandalosas, de los panuchos y, sobre todo, de los tricolores: El PAN poco ganó y el PRI, menos. Sus números en las cámaras (los de ambos) no tienen precedente. El PRI no pudo ganar Yucatán, que es en dónde se cifraban las pocas esperanzas de ese grupo; mientras que las victorias azulonas, excluido Guanajuato, son escasas.

Un caso aparte es el de Jalisco, donde ganó Alfaro, que no Movimiento Ciudadano. Allí de cualquier modo, Morena obtuvo un segundo lugar y un buen número de votos (y el PRI se fue al tercer lugar). Y Colima es otro caso: Poco logró retener el PRI. Y surge la interrogante ¿Qué hará Peralta? Ya hasta hay quienes revisan lo que sucedió durante esa gloriosa etapa del Camarazo. Ya después intentaremos analizar lo sucedido en el Estado y particularmente en Comala. La compra de votos (por parte del PRI y del PAN) funcionó en algunos casos, de eso no hay duda.

Dicen los agoreros (o los chayoteros) que el País se encuentra dividido. De eso no hay duda y de hecho ya inició la operación cicatriz (que después de muchos procesos electorales no se ha hecho). No habría que dejar de lado el discurso de Juan Carlos Castañón. Los patrones no serán obstáculo para que el País continúe su marcha. ¿Serán los hombres de negocios, un contrapeso? Algunos piensan que los gobernadores sí lo serán, pero el que junta estas letras no lo cree: Los estados (o mejor, los gobernadores) padecen pereza fiscal y dependen del dinero que les envía la Federación, así que preferirán continuar en su zona de confort. Pero vimos a Andrés buscar la reconciliación y eso, está bien. Al final de la historia, México es y seguirá siendo la casa de todos los mexicanos y es mejor para todos, que la fiesta vaya en paz. No deja de sorprenderme el tuit de Trump, que parece bien dispuesto a acercarse. ¿Será que no quiso negociar con Peña por su intervención donde no tenía que meterse (la elección del propio Trump)?

Espero que quien ganó fue México. Que nos irá mejor a todos los mexicanos, consecuentemente le irá mejor a Usted y también a mí. Creo que el mandato que reciben los electos, es muy claro: Deberá ponerse punto final a muchos privilegios. El País, sin duda habrá de transformarse y algunas cabezas habrán de rodar, pero no habrá cacería de brujas. Habrá otro México, pero también habrá otro Colima. Y serán mejores que los que tenemos.

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.

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