Para Hernán Gómez Bruera “es alarmante, porque sí hay un crecimiento del fascismo en la sociedad. Rehúyo las comparaciones ligeras pero hay un patrón en lo que se ha vivido históricamente: en Estados Unidos después de Obama vino Trump; en Brasil, después de Dilma Rousseff viene Bolsonaro. Debemos cuidar que en México no pasen cosas así, debemos alertar contra cualquier surgimiento del fascismo”.
Por eso, el columnista de El Universal y académico del Instituto Mora celebra la reacción airada que hubo contra el artículo de Macario Schettino (‘Son los genes’, El Financiero, 10 de octubre de 2018) donde empieza dándole crédito a las explicaciones genéticas sobre las capacidades intelectuales de las personas, que es “alarmante porque con teorías seudocientíficas como ésta, se justificó el racismo”.
Y contextualiza: “En Brasil han emergido discursos clasistas y racistas muy fuertes, porque hay un sector de la sociedad que se siente muy incómodo frente a otro sector de la sociedad que ganó mucho protagonismo político o social, y accedió a niveles más altos de consumo.
“Lula pasó una ley en su momento para que en las universidades hubiera cuotas para los afro-descendientes y los amerindios. Y molesta a mucha gente que la plebe pretenda igualarse, que ahora viaje en avión y tengan que compartir aeropuerto con ellos. Quien le da crédito a teorías racistas, no se da cuenta que está siendo racista. Por eso, cuando surge un discurso así hay que alertarlo”.
AGENDA NEOLIBERAL
Autor de Lula, el PT y el dilema de la gobernabilidad en Brasil (FCE, 2016), entre otros libros sobre el gigante sudamericano como uno sobre el derecho a la alimentación en el gobierno de Luiz Inácio da Silva, Hernán Gómez vivió en Brasil y es un experto en la política de ese país.
En el quinto programa de la segunda temporada de El Chamuco TV (https://tv.unam.mx/portfolio-item/el-chamuco-tv-temporada-2-programa-5/), el internacionalista conversa con los moneros Rappé, Hernández y Helguera en TV UNAM sobre el resurgimiento del fascismo en el mundo.
“Lo otro que me preocupa de Brasil es que hay una elite económica que se dio cuenta que, por la vía democrática, ya no podía hacer avanzar sus intereses. Y optaron por una estrategia autoritaria”, dijo en una emisión que se transmitió entre la primera y la segunda vuelta electoral donde resultó electo Bolsonaro presidente de Brasil.
“Empezó con Dilma, cuando le dieron un golpe no necesariamente de Estado porque no fue violento, pero sí implicó la interrupción del orden legal: la sacaron del poder con argumentos legales muy endebles, y luego procesaron a Lula con argumentos de muy dudosa legalidad. Puede que haya habido casos de corrupción en el PT y no sé si haya tenido que ver con ellos el ex presidente, pero en el proceso que se le sigue no hay evidencia de que Lula haya cometido actos de corrupción. Al menos, no está acreditado en la investigación acto alguno.
“Sin embargo, la cargada de jueces contra Lula para sacarlo de la contienda ha sido alarmante. Usaron primero las instituciones legislativas y luego las judiciales para apartar a sus adversarios porque sabían que a Lula no le podían ganar una elección y no quieren que regrese el PT al poder
“Y esa misma razón los lleva al tercer momento de esta historia: a apoyar a un fascista porque prefieren a uno de ultraderecha a permitir que la izquierda vuelva al poder. Esto es alarmante porque, además, entre los grupos que apoyan a Jair Bolsonaro están los bancos, porque tiene un discurso ultraneoliberal y puso en su equipo económico a un Chicago Boy. Eso ya los tranquiliza. The Wall Street Journal dijo ‘no exageren en las críticas’ a Bolsonaro, The Financial Times publicó alguna cosa parecida. Sólo The Economist fue crítico, afortunadamente.
“Lo que ha hecho Bolsonaro es prometerles cargos en el gabinete al sector financiero: a un ejecutivo del Bank of America le daría el Banco Central y el ministerio de Agricultura se lo prometió al agronegocio exportador que ha talado el Amazonas para sembrar campos de soya. Lo que hizo fue una alianza con el sector empresarial, y lo grave es que estas élites no se den cuenta del monstruo que están generando en un a país como Brasil que es la principal economía de América Latina”.
VOTO EVANGÉLICO
A Hernán Gómez le preocupa el respaldo social que recibió Bolsonaro: 50 millones de votantes. Algunos medios lo ayudaron, como el canal Rede Record de Edir Macedo, cabeza de la Iglesia Universal del Reino de Dios, la principal denominación religiosa evangélica en Brasil. La prensa hegemónica ha sido más crítica, pero no lo suficiente.
“Cuando Bolsonaro amenaza con golpear homosexuales o sale con una metralleta bromeando que va a balacear petistas, a los medios sólo se les hace chistoso. En sus reportes, la prensa se refiere a las frases polémicas de Bolsonaro, no al discurso fascista”.
Quizá no por acción pero sí por omisión, los medios fueron responsables de su triunfo en la primera y la segunda vuelta, subraya.
Otro caricaturista de la revista El Chamuco y los Hijos del Averno, El Fisgón, dijo no hace mucho que con Trump empezó el modelo fascista del neoliberalismo. Pero Bolsonaro va más allá, opina el especialista en América Latina:
“A diferencia de Trump que tiene un discurso de proteger a la industria nacional o la planta productiva y a los trabajadores, Bolsonaro no tiene una agenda a favor del trabajo. Al contrario, impulsó una legislación ultrarregresiva en lo laboral. Piensa modificar el sistema de pensiones en una línea ultraneoliberal. Emprende un programa de fuertes privatizaciones que no se habían dado antes”.
Por ejemplo, frente a la ola de privatizaciones Brasil mantuvo bancos públicos, que son importantes porque llegan a todo el país y permiten tener programas de distribución del ingreso más efectivos. Esos también los quiere privatizar Bolsonaro.
“Los medios y las élites están apoyando esa agenda ultraneoliberal, pese a que el discurso racista de Bolsonaro es más explícito. Nunca escuché a Trump hablar en términos así de terribles de los afrodescendientes, aunque sí de los mexicanos. Bolsonaro no teme a un enemigo externo como Trump, el suyo está dentro.
“Ambos son personajes tétricos. Tener a Trump en Estados Unidos y, en Brasil, a Bolsonaro va a generar un escenario hemisférico muy preocupante. Además ya han tenido acercamientos: el hijo de Bolsonaro estuvo con Steve Shanon, y eso no augura buenos tiempos”, remataba Hernán Gómez hace unos meses.
Y sí, recientemente uno de los primeros gobiernos en sumarse a la iniciativa de Donald Trump para reconocer al “gobierno legítimo” de Juan Guaidó en Venezuela, fue el de Bolsonaro.