EL TRISTE ROL DEL PT

Existe un pleito creciente entre los representantes electos bajo las siglas del Partido del Trabajo y los del Movimiento de Regeneración Nacional en Colima. Esto es algo que ha trascendido más allá de las notas publicadas por distintos medios y de las opiniones expresadas por diferentes columnistas. Para el que junta estas letras, se trata de algo muy difícil de entender. Y lo es, porque como hemos comentado aquí, el mandato popular que ambas formaciones recibieron (que es el mismo), resulta muy claro.

La gran mayoría de ellos, así como de quienes resultaron electos con las siglas del PES no ganaron la elección por sus propias fortalezas (más allá de los méritos que tengan o de los que carezcan) sino por la fuerza que les proporcionó Andrés Manuel López Obrador y su llamado para que se votara de manera masiva por los candidatos de la coalición que encabezaba; con la finalidad de tener el apoyo que requería del Legislativo para realizar los cambios que prometía. Si los electos entendieron esto, muy pronto se les olvidó. Muy pocos de los electos tenían una fuerza propia e inclusive fueron capaces de sumar votos al candidato presidencial.

López Obrador fue incluyente cuando estos partidos le ofrecieron su apoyo. Y es que este resultaba conveniente porque la tarea no era fácil. Bien sabido era que las huestes del PT y del PES no eran grandes, pero eran momentos de suma y sus estructuras ayudarían a la consolidación del tabasqueño y de su proyecto, que ya se encontraba en el primer lugar en todas las encuestas. Al PT y al PES les convenía, por otra parte, sumarse a una fuerza protagonista en las elecciones con muy altas posibilidades de triunfo. Estas circunstancias les permitieron una alianza ventajosa para el PT y el PES, que se tradujo en muchas candidaturas de las que sus propios militantes se beneficiaban y además sus candidatos tenían muchas posibilidades de triunfo, mismas que cristalizaron positivamente para la Coalición.

Eso es cierto a nivel nacional, pero también a nivel local. Muchos de ellos llegaron siendo desconocidos para los ciudadanos a los que ahora representan y otros, a pesar de ser conocidos. ¿Joel Padilla pudiera haber sido electo como Senador si no hubiera sido por esa Coalición? Y no es el único caso, aunque éste sea simbólico. Si el PT no hubiera sido parte de esa unión, las posibilidades de perder el registro eran muchas. Unos años atrás (tan solo tres) eso estuvo a punto de suceder y mantuvieron el registro gracias a un milagro (¿de San Marcos?) porque repetir una elección por una diputación de Aguascalientes produjo el panzazo que requerían para lograr su objetivo de continuar con vida.

Sus propias fuerzas no le ajustan para ser un Partido político (como no les ajustaron al PES ni al PANAL). El PT debía sumarse a otros para tratar de continuar con vida y sumarse a otro debiera entenderse como subordinarse y por supuesto, olvidarse de roles de primer actor, pues serían solo actores de reparto. Así, traiciones como las que han intentado en Colima, no debieran tener lugar. Bien sabido es que Joel Padilla es ambicioso y quiere ser gobernador de nuestro Estado, pero ese objetivo jamás lo logrará sin el apoyo de Morena. Entonces, no debería actuar en contra de Morena ni por el pasado (es Senador gracias a Morena), ni por el presente (debe honrar el mandato recibido), ni por el futuro (pues al separarse de Morena, se aleja de su propósito de ser gobernador). Lo que hace se califica como traición y los traidores siempre pierden.

En Colima (y en México) estamos cansados de pleitos entre políticos ambiciosos que anteponen sus proyectos personales a los mandatos que reciben. Ya sabemos que Padilla no es soldado sino general de división. Es general porque es el dueño de la franquicia del PT en el Estado y de división porque divide (o trata de dividir) a un bloque del que se supone que forma parte. También en la política debe haber honestidad. Los políticos se han desprestigiado por deshonestos.

Hay rumores que indican trata de dividir porque intenta proteger los negocios que ha realizado gracias a su posición en el Partido (CENDIS y escuelas, entre otros), pero existen límites que está rebasando. Lo anterior dicho a pesar de que no debemos olvidar que José Ignacio Peralta Sánchez es gobernador gracias al apoyo de varios partidos, entre los que se cuenta el PT. Y es que el PT lo mismo ha apoyado candidaturas encabezadas por el PRI como por Morena. La contradicción es una de las virtudes de ese partido. ¿Será esa característica lo que explica la actitud que han observado o serán los negocios? Sea cual sea la motivación, el PT debería reflexionar su actitud: Debe haber congruencia. Un político de verdad no puede actuar en la forma que este personaje lo hace.

Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.

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