LA LISTA FILTRADA

María Scherer Ibarra, Federico Arreola y Julio Hernández López ‘Astillero’ estuvieron en la mesa de Despierta, el noticiero matutino del canal de Las Estrellas que conduce Carlos Loret de Mola en Televisa, para hablar de las consecuencias de haber filtrado una lista con los nombres de periodistas vinculados a los medios de comunicación que recibieron publicidad durante el sexenio pasado.

Aparentemente la filtración se hizo desde la coordinación de Comunicación Social de la Presidencia de la República, lo cual compromete a Andrés Manuel López Obrador quien acabó contradiciéndose con su vocero Jesús Ramírez, coincidieron los panelistas.

En la conversación titulada ‘Lista de contratos de publicidad a medios y periodistas, el análisis’ (https://www.youtube.com/watch?v=pyXafVm9Wuo), Federico Arreola se dice encantado que “transparenten esto y den a conocer todo”, pero reclamó que al final sólo se conozca al detalle el 3% del gasto en publicidad oficial.

El director del portal SDP Noticias y del sitio paródico El Deforma pensaba que Peña Nieto había gastado 30 mil millones de pesos, pero Jesús Ramírez –“y esto es lo que originó el problema”- habló de un gasto de 60 mil millones.

Desde la perspectiva de Arreola, la discusión del tema se contaminó cuando el portavoz presidencial denunció a 15 columnistas que, según el nuevo gobierno, recibieron mil millones de pesos cada uno. Y se complicó cuando el periódico Reforma pidió la lista de esos columnistas.

Como moderador, Carlos Loret enfatizó el discurso oficial que subraya la condición de chayoteros de esos 15 columnistas: recibieron dinero para hablar bien del gobierno de Peña. A lo que Arreola respondió que él mismo está incluido “orgullosamente” entre los periodistas mencionados.

Luego lamentó que esta situación haya comprometido a López Obrador, “a quien yo quiero mucho” y “he tratado” lo suficiente para saber que el Presidente es un hombre que respeta su palabra y su honor.

Andrés Manuel –recordó Arreola– dijo “bajo palabra jurada” que él ni su gobierno habían dado a conocer la lista, pero al día siguiente Jesús Ramírez reconoció ante Reforma que sí filtró la lista… porque lo obligó el INAI.

Arreola desmintió al vocero diciendo que el dato que le pidieron al gobierno fue el total del gasto en publicidad. Y eso es lo que se debe conocer: la inversión en cada una de las empresas comparada con las audiencias de cada medio, para así saber a quién le dieron de más y a quién de menos.

UNA RELACIÓN PERVERSA

María Scherer lo que festeja es que, “como sea, la relación entre medios y gobierno esté otra vez en el centro de la discusión pública”.

Es “muy perversa” y se presta a “sospecha” por la naturaleza misma de esta relación, y por el uso caprichoso y arbitrario que le ha dado el gobierno desde siempre, pues “utiliza la publicidad como una herramienta para someter a la prensa”.

Lástima que esta revelación haya sido a través de una lista que tiene una carga intimidatoria, dijo la heredera de la revista Proceso.

A López Obrador “no le gusta la prensa crítica y no es la primera vez que lanza un ataque cada vez menos sutil”. Sin embargo, es bueno que se dé esta discusión porque se tiene que sanear dicha relación.

Scherer Ibarra reconoció que la lista tiene muchos defectos: uno de ellos, compara peras con manzanas. Es decir, hay personas físicas revueltas con empresas. Por ejemplo, apareció en la lista el portal Animal Político “que es un medio de comunicación irreprochable”, de “verdadero servicio público”. Y bastaría ese caso para desechar la discusión sobre la lista.

PREMIOS Y CASTIGOS

Para Julio Hernández esta filtración “se inscribe en un proceso muy amplio, en el cual se busca develar cuáles son los entretelones de una relación histórica de perversión entre la prensa y el poder, con el presupuesto para publicidad convertido en un instrumento de castigo a quienes critican y señalan defectos del poder y, al mismo tiempo, como una forma de premiar a todos aquellos que se someten y se doblegan a esas instrucciones del poder.

El autor de la columna Astillero que se publica en La Jornada y director de La Jornada San Luis, destaca de la lista que, efectivamente, mezcla lo que es legítimo –la publicidad oficial– con el chayote.

Una cosa es la publicidad oficial como un instrumento del Estado para dar a conocer programas y acciones, y el negocio de las empresas que, de manera también legítima, buscan tener acceso a esos convenios de publicidad, y otra es lo que pasó con Peña Nieto.

A lo largo del sexenio pasado se dio algo muy preocupante: la aparición de blogs o páginas electrónicas de periodistas que, de esa manera, triangularon los recursos públicos recibidos como prebenda.

El ‘chayo’, acepta Hernández López, ha estado históricamente presente en el periodismo mexicano. Es una realidad el dinero dado desde el poder para que se hable bien del gobernante. Pero este pago luego fue convertido en una transacción diferente, en la que ya no hay entrega de efectivo sino que ahora se triangula empresarialmente con ese tipo de blogs o páginas.

Julio Astillero deploró que Jesús Ramírez Cuevas no haya sido claro y preciso al exponer la situación. Culpar al INAI es una coartada absolutamente refutable, espetó, porque al final quien debe tener la información precisa y concisa es la Presidencia de la República.

CANTIDAD Y CALIDAD

A pregunta de Loret, Federico Arreola comentó que a la sociedad y no al gobierno le toca decir quién es un buen periodista y quién no lo es. Pero aquí el problema es el manejo que se le dio desde el principio a la lista.

López Obrador había venido advirtiendo que le estaban pidiendo la lista de los periodistas chayoteros, pero que él no la daría a menos que el INAI lo obligase. Y en eso Arreola coincide con Julio Astillero: fue “un pretexto bastante vulgar”.

El gobierno jugó a no saber quién dio a conocer la lista, señalando que ellos sólo dieron a conocer a los medios que son propiedad de periodistas. Sin embargo, ahí está el detalle, ironiza Arreola.

El diario Reforma es propiedad del periodista Alejandro Junco de la Vega, quien recibió 300 millones de pesos en el sexenio de Enrique Peña Nieto y no está en la lista. La Jornada es un diario propiedad de periodistas: son 150 socios, todos con participaciones muy pequeñas, y en esa lógica tendría que haber salido en la lista. Proceso es un medio de periodistas, pero seguro que no recibió un cinco. ¿Por qué, entonces, unos sí y otros no?

En el caso de los medios que son propiedad de Arreola, SDP Noticias que “estimo tenemos tamaño grande”, y El Deforma, “uno de los éxitos más grandes de internet en los últimos años”, entre los dos y cada uno por separado “hemos estado por años entre los líderes de audiencia. No sé si hacemos buen o mal periodismo, pero la gente nos sigue y somos un producto comercialmente muy exitoso”. Pese a eso, SDP Noticias apareció en la lista.

Hay otros casos donde no se justifica la publicidad oficial, dijo. El dinero entregado a Enrique Krauze no se entiende porque Letras Libres no tiene mucha audiencia, aunque los documentales de Clío sí porque salen en Televisa.

La misma televisora tiene derecho a grandes cuotas de publicidad oficial. Incluso “si apagamos la tele, en este momento le ganamos a TV Azteca”, matizó.

Por lo demás, debe haber criterios cuantitativos para asignar la publicidad, pero también criterios cualitativos, concluyó Federico Arreola.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en: www.carvajalberber.com y sus redes sociales.

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