Decíamos en entregas anteriores que las posibilidades de Indira Vizcaíno para imponer como sucesora a una de sus pupilas –ya sea Rosi Bayardo o Viri Valencia– depende de la fuerza política con la que termine su sexenio la gobernadora, y señalábamos que las bases de esta fortaleza se sentaron durante la elección intermedia.
Pero el grupo gobernante no agota el espectro de posibilidades a las que se ceñirá la nominación oficialista en 2027. Otros liderazgos, aparte de ‘las chicas super poderosas’, buscarán colarse a la candidatura de Morena en forma directa o a través de sus partidos aliados.
Sin que sigamos un orden, empezaremos por un activo del morenismo tan insólito como Leoncio Morán Sánchez. Aunque la coalición oficial perdió Coquimatlán y la zona conurbada Colima-Villa de Álvarez, y no obstante que los candidatos prianistas en Cuauhtémoc y Comala fueron muy competitivos, Locho recuperó para Morena el primer distrito electoral federal que hace tres años ganó el panista Riult Rivera.
Considerando que los municipios que abarcan esa demarcación han tenido siempre un comportamiento más bien conservador, a Morena le funcionó la estrategia de nominar a una figura identificada de tiempo atrás con la derecha.
El dos veces alcalde capitalino, una por el PAN y otra por Movimiento Ciudadano, fue candidato del naranja a la gubernatura en 2021. Y la incógnita para 2027 es si Locho logrará congraciarse con las bases morenistas –que no olvidan la campaña tan ruda que hizo como competidor de Indira– y pueda aparecer en una encuesta como aspirante al gobierno estatal.
…BIEN VALE UNA MISA
La semana pasada, de camino a Colima, Locho subió un video resumiendo que como diputado federal cumplió su compromiso de respaldar dos iniciativas: la reforma judicial y la relativa a la Guardia Nacional. Con ello, reafirma que no será un caballo de Troya de la reacción mexicana en el segundo piso de la 4T.
En campaña, Morán Sánchez insistió que a él lo buscó Sheinbaum como parte de una estrategia de la izquierda para incorporar a sus filas cuadros surgidos de las medianas empresas. Y, ciertamente, Leoncio Alfonso se ha esmerado en encontrar coincidencias entre su trayectoria política y la de la nueva presidenta que, en retrospectiva, no podrían ser más dispares: Sheinbaum viene de la lucha estudiantil, Morán de la política empresarial; Claudia fue fundadora de Morena, y Locho, que ya antes fue diputado federal del PAN, en 2012 coordinó la campaña presidencial de Josefina Vázquez Mota.
Por su carácter de candidato ciudadano, no se puede saber si Leoncio ganó el distrito gracias a Morena, o si la coalición Sigamos Haciendo Historia recuperó esa diputación federal gracias a Morán. Empíricamente, se duda que Locho haya podido llevarse a Morena el voto de MC –partido del que fue franquiciatario en Colima– mas, para salir de dudas, se podrían comparar los resultados municipales para saber si el elector conservador de la zona norte del estado dejó de ser hostil a la 4T motivado por el perfil de Morán Sánchez.
REINTEGRO PARA EL VERDE
A quien le perjudicó el comportamiento electoral es a Virgilio Mendoza. Aunque ganó la elección de senador, fórmula en la que él fue candidato senior, difícilmente podrá alegar con números, en una negociación política, que el Partido Verde hizo una diferencia con la votación que habría recabado Morena sin la alianza con el PVEM y el Partido del Trabajo.
La esperanza de Virgilio para ser nuevamente candidato a la gubernatura en 2027 es que, como parte de una cuota de gubernaturas entre la coalición gobernante, al Partido Verde Ecologista de México le toque al menos una y ésta sea Colima.
En 2015, Gilo declinó la nominación a la gubernatura por el PAN. Y, en 2021, contendió por el Verde ya aliado con Morena en lo federal, pero en contra a nivel local. Su aportación al proyecto de transformación en Colima fue, en todo caso, no haber declinado a favor de Mely Romero como se lo reclamaban sus antiguos compañeros del PRIAN.
Igual que Locho, Virgilio tiene una desventaja: es varón en una sucesión cantada para favorecer a las precandidatas mujeres. Si Azucena López hubiera ganado la alcaldía de Colima, Leoncio Morán tendría cifradas sus esperanzas en la inclusión de su esposa en la lista de precandidatas de Morena. Quizá, por el mismo requisito, si eventualmente al Verde le reconocieran sus improbables aportaciones al triunfo de la izquierda en Colima, la candidatura del oficialismo en 2027 sería para Gabriela Benavides, quien como senadora por la primera minoría entre 2018 y 2024 le dio la espalda al PRI y votó siempre con Morena.
CON KA Y CON CE
Las otras dos congresistas del oficialismo, la senadora Ana Karen Hernández y la diputada federal Gricelda Valencia, realmente no figuran en la ecuación para suceder a Indira Vizcaíno.
Como el Verde, el PT podría también reclamar a Morena una candidatura a gobierno estatal y, suponiendo que les concedan Colima, el cuadro petista mejor posicionado sería Ana Karen.
En cuanto a Gricelda Valencia, fue senadora seis años y será diputada federal por tres más. Bien podría pujar por la gubernatura de Colima si Ricardo Monreal reclama para ella en 2027–como lo hizo con la representación popular por el segundo distrito en el pasado proceso– parte de una pretendida cuota de candidaturas para el zacatecano.
EL PLAN Z
No sabemos si en las reglas del juego político que impondrá Claudia Sheinbaum hay lugar para los secretarios de Estado. Con base en lo que pasó en elecciones anteriores, no son pocos los momios del futuro titular de la Secretaría de Educación Pública, Mario Delgado Carrillo, para jugar por la gubernatura de Colima.
Durante el sexenio de Salinas, Manuel Bartlett pasó de la SEP al gobierno de Puebla. Y a Ernesto Zedillo esa posición en el gabinete le alcanzó para convertirse en coordinador de la campaña presidencial y candidato sustituto tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio.
Delgado ya no fue ni será jefe de Gobierno en la Ciudad de México. Pero a diferencia de otros cuadros morenistas que han hecho carrera en la capital del país, como Vidal Llerenas o César Yáñez, como presidente nacional del partido Mario sí ha tenido presencia en la entidad.
Muchos aseguran que nunca ha estado en sus planes buscar la gubernatura, pero bien podría ser la opción (su plan Z) tras un presumible acuerdo para que su nombramiento como secretario de Estado sea por tres y no por seis años.
¿RECUPERARÁ LA VOZ?
Cuando escribo esta columna, aún no conocemos el nombre de quien se hará cargo de la vocería presidencial en el equipo de Claudia Sheinbaum. No pocos de los periodistas ignorados por Jesús Ramírez a lo largo del sexenio, esperan que la nueva mandataria designe al colimense César Yáñez Cabrera como coordinador de Comunicación Social.
Si es así, habrá que incorporar al ex coordinador de Política y Gobierno de la Presidencia y subsecretario de Gobernación, si no como un factor, indiscutiblemente sí como una variable en la sucesión gubernamental de Colima.
En el estado natal de quien fue jefe de prensa del entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, secretario de Prensa y Propaganda de Morena, y acompañante del líder de la oposición de izquierda durante los doce años en que AMLO le dio tres vueltas a la república, parte de la familia de César –en concreto su hermana Claudia– es una declarada disidente de Indira Vizcaíno.
EL CABALLO NEGRO
Por lo demás, sectores ajenos a la Morena de Indira piensan que Mario Delgado usará su posición en el gabinete para impulsar una candidatura local que suponga el relevo de la clase gobernante.
Evidentemente ese candidato no sería Guillermo Toscano, quien ya demostró en dos ocasiones que no es capaz de ganar la alcaldía de Villa de Álvarez.
Por el contrario, quienes candidatean a Christian Torres como caballo negro calculan que, si el rector de la Universidad de Colima busca la gubernatura y no lo hace por el PRI o por el PAN ni tampoco como candidato ciudadano, lo haría por Morena. Y que, para ello, contaría con el apoyo, el cabildeo y la asesoría de Mario Delgado.
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