LOS ANALISTAS OPINAN

Aunque la polémica entre Proceso y el presidente electo Andrés Manuel López Obrador por la portada del número 2192, con fecha 4 de noviembre de 2018, quedó aparentemente zanjada con la petición de una entrevista por parte del semanario, dicha polémica generó un debate sobre la relación prensa poder en el contexto de la cuarta transformación en el que participaron muchos analistas.

La propia revista dirigida por Rafael Rodríguez Castañeda hizo un recuento de las diferentes posturas, en un compendio realizado por Santiago Igartúa que se publicó en la página web de Proceso (https://www.proceso.com.mx/558461/columnistas-y-analistas-opinan-sobre-la-postura-de-amlo-ante-la-portada-de-proceso).

Apunta el reportero: luego que López Obrador descalificara la portada 2192 en la que se lee: ‘AMLO se aísla. El fantasma del fracaso’, por “sensacionalista” y “amarillista”, se suscitó una discusión y “el terreno que López Obrador eligió para ejercer su derecho de réplica fueron las redes sociales –‘benditas’, las llama él–, a través de un video que incendió la arena digital”.

“Miles de mensajes cruzados replicaron el eco de su voz y las palabras vertidas en este medio de comunicación” (Proceso). Sin embargo, el martes 6 de noviembre “las repercusiones superaron las fronteras del feudo virtual que el tabasqueño ha bendecido”. Y “más de una docena de columnistas y analistas políticos de distintos medios de difusión nacionales abordaron el asunto”.

Igartúa hace entonces el resumen de algunos de esos puntos de vista. Cito en extenso los primeros:

NO ATAQUEN AL MENSAJERO:

En ‘La traición de Proceso’, publicada en el portal SinEmbargo, Alejandro Páez Varela escribe sobre el polémico titular de la revista, sustentada en conceptos de una entrevista con Diego Valadés, exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación:

“Es una preocupación de muchos que Andrés Manuel base su Presidencia en él, y no en instituciones robustas. ¿Qué pecado hay en eso? ¿No nos sirve, a todos, tenerlo claro y estar atentos? ¿No le sirve ese texto incluso a Morena y al Presidente electo para mejorar o al menos para pulsar a un segmento de la sociedad que tiene sus dudas y preocupaciones?”, escribió Pérez Varela.

“La reacción, sin embargo, fue atacar al mensajero y acusar a Proceso de ‘medio chayotero’. Siendo crítico (y no es mi intención darle lecciones a nadie), a la portada le faltó la atribución: un ‘dice Diego Valadés que…’; lo mismo que en la cabeza de interiores; no es la más correcta. Se les fueron tres o cuatro afirmaciones sin atribución. Pero el texto no tiene problema. Es Diego Valadés y ya. Critica a AMLO y ya. Los medios y las voces críticas robustecen la democracia.

“Pero si Proceso es ahora un ‘medio chayotero’ o un ‘medio traicionero’ porque critica a AMLO, ¿entonces los no-chayoteros serán los que, por oficio, se pongan a los pies del nuevo Jefe del Estado mexicano, como lo hicieron con Fox, con Calderón y con Peña? ¿Ese es el tipo de medios que aplaudirán? Si es así, pues vamos de reversa”, dijo Páez Varela.

Y cuestionó lo que, a su entender, suscitó el fenómeno de la portada del semanario entre el grupo afín al presidente electo:

“Hay un malentendido. Los medios críticos mantuvieron una agenda que se volvió reclamo social, y que sirvió para concientizar sobre la necesidad de un cambio. La escandalosa corrupción durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto; la violencia desenfrenada, que empezó con Felipe Calderón Hinojosa; la entrega de sectores estratégicos de México (con Vicente Fox, desde antes y después de él); el incremento de la pobreza y de la desigualdad, así como la resistencia a la transparencia y a la rendición de cuentas, fueron temas de los medios independientes en estos años. Y sí, en algún momento una parte de esa agenda empató con la oferta de López Obrador.

“Esa agenda de los medios críticos, que ignoraron los aliados del actual Gobierno (y que fueron los grandes beneficiarios de los 60 mil millones que Peña repartió entre ellos), ¿debe cesar? Es decir, ¿esperan que Proceso y otros medios (el mismo SinEmbargo, o Carmen Aristegui) abandonen los señalamientos de corrupción, de violencia, de pobreza y desigualdad? ¿Debe, la prensa crítica, dejar de hablar de los riesgos para el país si López Obrador concentra el poder en él y no en las instituciones (la portada de Proceso)? ¿Debemos dejar de lado a las víctimas y no hablar de ellas porque hay una esperanza de que un nuevo Gobierno las escuche? ¿Debemos dejar de hablar sobre las mujeres vulneradas, sobre los corporativos que se están comiendo pueblos enteros; que se chupan el agua y que explotan los bienes no renovables sin beneficio alguno para la gente? ¿Deben los periodistas dejar de hablar de corrupción durante los siguientes seis años? ¿Deben dejar de investigar porque simplemente “ahora ya no habrá corrupción”?

“Allí está el malentendido. Los medios críticos lo fueron con Peña, y lo serán con López Obrador (…) Censurar una portada crítica no le hacen bien a nadie: ni al nuevo Gobierno, ni a los proyectos para una nueva Nación”, concluyó Alejandro Páez Varela (https://www.sinembargo.mx/05-11-2018/3493308).

¡QUEREMOS ROCK!

En su artículo ‘AMLO y el extraño enardecimiento’, presentado en su columna Retrato Hereje de El Universal, Roberto Rock describe que:

“Lo ocurrido en las últimas 24 horas en México nos coloca en las antípodas de la posibilidad de entender un cambio político como un proceso de renovación que traiga buenas noticias para amplios sectores.

“Alentado por sus propios demonios, por la dinámica de una sociedad activa (la misma que lo llevó al poder), o por la acción concertada de actores que operan en las sombras, el primer equipo de López Obrador incurrió ayer en una respuesta desproporcionada ante publicaciones en medios, como la producida en la revista Proceso, por solo mencionar un caso.

“Bienvenido un quiebre de régimen si el nuevo se construye de manera eficaz y constitucional. El modelo fracasará si se radica en el solo impulso del próximo presidente, estableció Valadés, palabras más, palabras menos. Y eso fue la chispa que encendió la pradera. Voceros oficiosos ávidos de notoriedad, personajes estrechamente cercanos al presidente electo y éste mismo se deslizaron hacia una descalificación de Proceso y otras publicaciones que ejercen la crítica como un derecho que todos debemos apuntalar. Nadie ganará si la necesaria transformación echa mano de los códigos del endurecimiento”, sostiene Roberto Rock (https://www.eluniversal.com.mx/columna/roberto-rock-l/nacion/amlo-y-el-extrano-enardecimiento).

YA SÉ QUE NO APLAUDEN:

Y con el título ‘Ya sé que no aplauden’, la columna En la Mira de Luis Cárdenas reforzó en las mismas páginas de El Universal: “Si AMLO usara el poder para contestar con más argumentos y menos descalificaciones ganaría credibilidad y aún más apoyo” (https://www.eluniversal.com.mx/columna/luis-cardenas/nacion/ya-se-que-no-aplauden).

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