MASIVA PERO PENSADA

Para el secretario de Cultura en Colima, Carlos Ramírez Vuelvas, la Estrategia Nacional de Lectura lanzada por el gobierno del presidente López Obrador “necesita ir acompañada de una guía, de un manual”.

Por ejemplo, en la entidad, “lo que hemos hecho con respecto a lo que hacía en el Mes Colimense de la Lectura y el Libro” emprendido por su antecesor, Rubén Pérez Anguiano, “es crear el programa Pie de Biblioteca –mediante el cual regalamos cinco libros a quienes están interesados en iniciar una biblioteca en casa– que va acompañado de una guía para que los padres puedan leerle a sus hijos”.

Si el programa de Paco Ignacio Taibo II consiste en regalar libros “pero no va acompañada de una estrategia más reflexiva, más formadora de un lector, se corre el riesgo que no tenga un impacto real sobre ciudadanos a quienes resulta caro formarlos como lectores”, dice el funcionario en una entrevista realizada tras el anuncio de la visita que haría a Colima el escritor Juan Villoro.

Por lo demás, “me parece maravilloso que como parte de la Estrategia Nacional se reduzcan de precio los libros hasta llegar a niveles de 10 pesos”.

Así mismo, “me llamó la atención que durante la presentación en Mocorito, Nayarit, Beatriz Gutiérrez Müller hiciera referencia a Balvino Dávalos y dijera que quiere recuperar el espíritu de humanistas como el [literato, jurista y diplomático] colimense”.

Finalmente, “hay que ver cómo va a ser la relación de la federación con las entidades de la república. Parece que en estos momentos todo indicaría que con el Fondo de Cultura Económica (FCE) más la cadena Educal, junto a las direcciones de Publicaciones de la Secretaría de Cultura federal y la de Educación, se crearía este gran Instituto del Libro que estaría incorporado a la SEP y que realizaría acciones que, más que buscar el impacto social, realmente busquen de fondo el fomento a la lectura”, dice Ramírez Vuelvas sin saber todavía “cómo va a operarse” la política nacional en la materia.

LECTURAS MEXICANAS

Comparándola con la desplegada por las Brigadas para Leer en Libertad que el propio Taibo venía realizando hace más de una década desde la sociedad civil –le planteo al entrevistado–, quizá con la Estrategia Nacional de Lectura se trate de replicar, potenciándolas, acciones como la reedición de libros importantes pidiendo la cesión de derechos o aprovechando que estos ya pasaron al dominio público, o la venta a precio bajo de ejemplares que estaban en las bodegas de las editoriales, todo en el afán de crear un catálogo editorial público.

Para Carlos Ramírez, “formar un canon de la literatura mexicana es muy interesante”. De ahí la trascendencia de que estuviera Beatriz Gutiérrez Müller (esposa de López Obrador) en el evento, como titular del Consejo Asesor Honorario de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México, “porque seguramente ahí van a sentar los lineamientos de ese canon”.

Ahora bien, “siempre hay un riesgo en esos procesos de selección: ojalá que esta convocatoria para integrar el canon sea amplia, que sea diversa e incluyente, que no sea sesgada”, especifica el Secretario.

Entre las estrategias de fomento a la lectura que ha emprendido el Estado mexicano vale la pena recordar aquellas tres series de Lecturas Mexicanas que hizo el FCE, la primera con la SEP y las siguientes con editoriales como Joaquín Mortiz. Esos tirajes masivos, que se vendían a bajo costo en los puestos de revistas, acercaron clásicos recientes de la literatura mexicana a las casas.

“Ojalá se recupere eso –coincide el secretario de Cultura–, aunque por el momento no se ha dicho que lo vayan a hacer. En los noventa se publicaba a gente de entre 40 y 60 años, ahora parece que vamos a tener solo clásicos del periodo posrevolucionario hacia atrás, hasta el siglo XIX. Y no sé que tan asequible lo haga eso a los lectores. Creo que sí le va a dar una canonicidad a la literatura mexicana, pero no sé si necesariamente ese tipo de libros invite a los lectores”.

LEER EN EL AULA

Las acciones para hacer accesibles los libros, anunció Taibo, irán acompañadas de una estrategia de formación de lectores en el aula, porque si los maestros no leen ¿cómo pueden contagiar el gusto por la lectura?

“Y es cierto –ratifica Carlos Ramírez–, nosotros hemos estado trabajando con los estudiantes de la Normal y con maestros que ya están frente a grupo, y el diagnóstico es que hay poca motivación por parte de los profesores para acercarse a los libros.

“Buscamos acercar a los maestros a lecturas que se volvieran vivenciales. Por ejemplo, si a un docente le gusta mucho viajar, hablábamos de literatura de viajes. O si le gustan los deportes, tratábamos de acercarlo a los libros mediante ese tipo de lecturas.

“Por ahí debe ir el enamoramiento del lector respecto al ejercicio de leer. Ese diplomado, Leer para la Vida, lo hacemos con Cultura federal y la Secretaría de Educación. Enamorar a los lectores va por ahí, no sólo se trata de construir una biblioteca con una lista de lecturas canónicas, sino encontrar aquellas donde el profesor pueda reflejar su pasión, sus emociones, en una lectura”, enfatiza Ramírez Vuelvas.

LOS LIBROS EN LA TELE

De acuerdo a la Estrategia presentada por Taibo en presencia de Andrés Manuel López Obrador, parte importante del plan es la comunicación, especialmente con el uso de los medios públicos.

En ese sentido, recuerdo que en los años ochenta  Televisa lanzó una filial, Edivisión, que mediante una intensa campaña publicitaria vendió miles de ejemplares de libros relativamente complicados para un lector acostumbrado a las novelas de espionaje (Frederick Forsyht), de ciencia ficción (Isaac Asimov), terror (Stephen King) o antropológicas (Carlos Castaneda) que poblaban su catálogo.

Gracias a que se anunciaban en la tele, libros como Paseo en trapecio de Gustavo Sainz o Ciudades desiertas de José Agustín se convirtieron en best-sellers. Y lo que hizo la publicidad televisiva se puede emular con una buena comunicación literaria en los medios públicos:

“El último de los ejes de esta estrategia, en efecto, es la vinculación con los medios de comunicación del gobierno federal”, retoma Carlos Ramírez.

“Creo que todos los esfuerzos por promover la lectura obviamente deben ser vistos de manera positiva y afinarlos lo más posible al corazón de la gente para que los vuelva lectores.

“Seguramente tendrán lineamientos de cómo vamos a trabajar los estados con esa estrategia. En general, está bien. Veo esos puntos críticos. Digamos, esos riegos de que se pueda gastar demasiado e impactar poco. En el caso de la comunicación de la lectura, me parece genial promocionar al libro como objeto”.

Ciertamente, hay experiencias de promoción de la lectura en la televisión pública de otros países a través de reseñas de libros y entrevistas con escritores que en México son “más bien esfuerzos aislados”, concluye el secretario de Cultura.

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